Los candidatos a la presidencia de Brasil queman sus últimos cartuchos para intentar convencer a los indecisos, en la víspera de los comicios más polarizados del país, en los que el ultraderechista, Jair Bolsonaro, se presenta como el gran favorito.
Bolsonaro, con 35% de intenciones de voto según la encuesta Datafolha del jueves, sigue agitando las redes, compensando de ese modo su imposibilidad de participar en actos públicos debido a la puñalada que recibió en un mitin el 6 de septiembre.
“Está llegando el momento del cambio, de que nuestro valor sea medido por nuestro carácter”, afirmó el viernes el excapitán del Ejército, de 63 años, en Instagram, llamando a “liberarse de las amarras ideológicas y a poner fin al sistema fallido que impera desde hace décadas en Brasil”.
Sus partidarios planean mostrar su fuerza el sábado, con una caravana de automóviles convocada para después del mediodía frente al Congreso en Brasilia.
La campaña terminó oficialmente la noche del jueves, con el último debate entre los candidatos transmitido por televisión, marcado por la ausencia de Bolsonaro, que alegó razones médicas para no participar.
Carta de Lula a Haddad
El candidato del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), Fernando Haddad, segundo en las encuestas con 22% de intenciones de voto, participará por la mañana en una “caminata de la victoria” en Feira de Santana, en el estado de Bahia (nodeste).
“Queremos gobernar un país para todos y no sólo para los ricos”, tuiteó Haddad, de 55 años.
“El domingo es el día en que el pueblo volverá al poder”, proclamó el exalcalde de Sao Paulo, designado candidato del PT después de que la la justicia electoral impugnara el mes pasado al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que purga una pena de cárcel de 12 años por corrupción.
El PT divulgó el viernes un llamamiento de Lula, que era líder absoluto en las encuestas, para tratar de movilizar a su electorado.
“El 6 de octubre es mi cumpleaños oficial. Espero ganar como regalo el 7 de octubre el voto del pueblo brasileño a Haddad como presidente”, dijo el exmandatario (2003-2010) en un mensaje manuscrito, enviado desde su celda de Curitiba (sur) y dirigido a “mi querido pueblo brasileño”.
Lula cumplirá 73 años el próximo 27 de octubre. Nació en 1945, pero fue registrado oficialmente años más tarde, un 6 de octubre.
Dos fechas que marcan las vísperas tanto de la primera vuelta (7 de octubre) como de la segunda (el 28), de las elecciones de este año.
Algunos analistas, sin embargo, se preguntan si habrá una segunda vuelta, dada la dinámica de crecimiento del voto por Bolsonaro, que desde el 21 de agosto hasta el 4 de octubre pasó del 22% al 35% de intenciones de voto.
En votos válidos (que excluyen los blancos y nulos y el porcentaje de probables abstencionistas), Bolsonaro llega incluso al 39%, frente a 25% para Haddad.
En las proyecciones de balotaje, Bolsonaro y Haddad están técnicamente empatados.
Ciro Gomez (centroizquierda) y Geraldo Alckmin (centroderecha), ambos con una intención de voto en torno al 10%, también tienen previstas movilizaciones este sábado, en un último esfuerzo por captar a los votantes de centro y apelando al fuerte rechazo que generan los dos favoritos.
Si no lo logran, tendrán que definir sus apoyos en la segunda vuelta.
Pelea por el nordeste
Bolsonaro concedió el viernes dos entrevistas a radios de Pernambuco, en pleno bastión de Lula en el nordeste.
En su perfil de Facebook, publicó una foto en la que luce un sombrero tradicional de la región y hace el gesto de disparar con los dedos, que se ha convertido en característico del polémico candidato, favorable a la flexibilización del porte de armas para combatir la criminalidad rampante de Brasil.
El PT gobernó Brasil de 2003 a 2016, un reinado de 13 años que terminó brutalmente con la destitución de Dilma Rousseff por el Congreso, por manipulación de las cuentas públicas.
Ahora promete volver a los años de gloria de su líder encarcelado, cuando los planes de inserción social y una economía boyante permitieron sacar a más de 30 millones de brasileños de la pobreza extrema. Pero la crisis económica de los últimos años, que ha dejado casi 13 millones de desempleados, la violencia endémica y los escándalos de corrupción han generado un fuerte “antipetismo” entre la población.