Estados Unidos y Ecuador dejaron atrás una década de tirantes relaciones con la visita del vicepresidente Mike Pence, quien el jueves pidió a Quito tomar medidas para “aislar” al gobierno venezolano de Nicolás Maduro.
“Nuestras naciones habían pasado diez años bastante difíciles, donde nuestros pueblos siempre estaban estrechos pero nuestros gobiernos se apartaron”, dijo Pence tras reunirse por dos horas y en privado con el presidente Lenín Moreno en el Palacio de Carondelet.
El mandatario declaró a su vez inaugurada “una nueva manera de relacionar a ambas naciones”, luego de espinosos episodios sucedidos durante el gobierno de Rafael Correa (2007-2017) por la expulsión de una embajadora estadounidense y el retiro de una base militar desde donde Washington realizaba operaciones antidrogas.
Pence, quien impulsó que la OEA declarara ilegítima la reciente reelección de Maduro hasta 2025, insistió en Quito en la necesidad de “restablecer la democracia” en Venezuela.
“Nosotros respetuosamente instamos a Ecuador, a todos nuestros aliados en la región, a que tomen pasos para aislar el régimen de Maduro aún más”, expresó Pence.
Sin embargo, Moreno sostuvo que el diálogo y la mediación son el camino “para encontrar una salida pacífica y democrática” a la crisis por la que han migrado hasta Ecuador unos 150.000 venezolanos, según el presidente.
Nada sobre Assange
El asilo que Ecuador brinda desde 2012 en su embajada en Londres al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, no fue comentado públicamente por Pence a pesar de que diez senadores opositores en Estados Unidos urgieron el miércoles a discutir el tema con Moreno.
“Es imperativo que plantee las preocupaciones de Estados Unidos al presidente Moreno sobre el continuo apoyo de Ecuador al señor Assange en un momento en que WikiLeaks sigue socavando los procesos democráticos a nivel mundial”, dijeron en una carta firmada por Robert Menéndez, el demócrata de mayor rango en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
La misiva señaló la interferencia de WikiLeaks en las presidenciales de Estados Unidos en 2016, así como en las francesas en 2017 y en el referéndum español del mismo año sobre la independencia de Cataluña.
Assange, que se refugió en la legación ecuatoriana en Londres para evitar ser entregado a Suecia por supuestos delitos sexuales, teme dejar la embajada, ser detenido y acabar extraditado a Estados Unidos, por haber difundido miles de secretos oficiales de ese país.
Pence, quien antes estuvo en Brasil, ofreció ayuda a Ecuador para enfrentar amenazas contra la seguridad y se comprometió a la entrega de 1,5 millones de dólares para el combate a la corrupción y dos millones para apoyar la atención de inmigrantes venezolanos.
Los acuerdos, dijo Moreno, servirán para combatir el narcotráfico y la violencia, en particular en la frontera con Colombia, golpeada por inusuales ataques contra la fuerza pública y donde un equipo periodístico ecuatoriano fue secuestrado en marzo pasado y asesinado en cautiverio por rebeldes disidentes de las FARC.
Tras una década en la que Correa se rehusó a negociar un Tratado de Libre Comercio (TLC), ahora Ecuador pretende potenciar los negocios con su principal socio comercial.
Moreno pidió a Pence revisar el retiro de aranceles a productos ecuatorianos como flores y atún.
El país en 2017 exportó por 6.057 millones de dólares a Estados Unidos (del total de 19.123 millones) y las importaciones desde esa nación llegaron a 4.532 millones (de 20.010 millones), según el Banco Central.
Tras su reunión con Moreno, Pence partió hacia Guatemala para dialogar con los gobernantes de ese país, de Honduras y El Salvador sobre la crisis migratoria en la frontera sur de Estados Unidos.