Los colombianos eligen este domingo un nuevo Congreso que podría quedar bajo control de la derecha más opuesta al pacto de paz con las FARC, la guerrilla que dejó las armas para convertirse en partido político.
Nunca antes en 50 años los millones de votantes de la cuarta economía de Latinoamérica habían ido a las urnas sin la amenaza de los grupos rebeldes.
Las FARC son ahora el partido de la rosa roja que tiene garantizada una pequeña representación en el próximo parlamento bicameral, aunque igualmente debutará en las urnas.
Sin chance en las encuestas, el que fuera el grupo rebelde más poderoso de América abandonó esta semana la carrera por la presidencia a raíz de una delicada enfermedad coronaria de su líder y candidato, Timochenko.
Es la primera vez “en medio siglo en la que votaremos en paz, sin las FARC como grupo armado, sino como partido político, de eso se trataba el proceso de paz”, destacó el presidente Juan Manuel Santos.
Los comicios también se desarrollarán en medio de la tregua unilateral del Ejército de Liberación Nacional (ELN), con el que Santos también intenta firmar la paz.
Esta jornada marcará el inicio de la contienda del 27 de mayo para suceder al presidente liberal de centro derecha.
Y aunque serán unas elecciones cargadas de simbolismo para los 7.000 exguerrilleros que se desarmaron el año pasado y que ahora podrán votar, las fuerzas de la derecha, en cabeza del expresidente y senador Álvaro Uribe, podrían ser las protagonistas.
¿Modificar la paz?
Las encuestas proyectan el triunfo del Centro Democrático, el partido de Uribe, y de otros movimientos que prometen modificar el acuerdo firmado con las FARC a finales de 2016.
El exmandatario se perfila como uno de los senadores más votados y, si se confirman los pronósticos, la derecha pasará a ser mayoría en el Congreso, con un añadido: la izquierda apenas podría hacer contrapeso, pues su fragmentación tiene en vilo su propia supervivencia.
Además enfrenta uno de los males crónicos de la democracia colombiana: la abstención, que en los últimos procesos ha rondado el 60%.
Aunque difícilmente podría reformar lo sustancial del acuerdo de paz, la victoria de Uribe y sus potenciales aliados genera incertidumbre frente a la implementación del sistema de justicia pactado con la exguerrilla para atender a las cientos de miles de víctimas de la guerra.
“Solo el hecho de no implementar lo que se ha firmado, sería suficiente para que este acuerdo no tenga consecuencias”, señaló a la AFP Frédéric Massé, experto en conflicto y paz de la Universidad Externado.
En ese sentido, el “problema” serán los proyectos que reglamentan los compromisos asumidos con la ya disuelta guerrilla, que incluyen reformas rurales y políticas, según Felipe Botero, profesor de la Universidad de los Andes.
Además, la derecha podría también llegar a la presidencia y eso le daría largas a un eventual acuerdo con el ELN, según expertos.
Aceptar la democracia
Durante su fallida lucha por el poder, los guerrilleros marxistas sabotearon comicios, secuestraron y mataron candidatos.
Pero este domingo la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), el partido surgido del pacto de paz, se someterá a las reglas de la democracia.
Aunque ya tiene garantizados 10 de los 280 escaños del Congreso, FARC pretende contra todo pronóstico aumentar su representación tras una campaña en la que debió suspender actos de plaza pública por agresiones.
El pacto con el que comenzó a extinguirse el conflicto armado, les permite a los excomandantes rebeldes ejercer la política sin aún haber confesado sus crímenes y reparado a las víctimas.
Quienes cumplan con los compromisos de verdad y reparación y desistan de volver a las armas, podrán recibir penas alternativas a prisión.
Esto es precisamente lo que más irrita a Uribe y a los sectores que se impusieron en el plebiscito sobre el pacto de paz, obligando a renegociar algunos puntos del acuerdo de 2016. Aún así, nunca quedaron satisfechos.
Carrera presidencial
Las legislativas repercutirán además en la disputa por la presidencia. Este domingo las principales tendencias definirán sus candidatos en consultas interpartidistas.
Por la derecha parte como favorito el senador Iván Duque, del Centro Democrático, quien se batirá con la conservadora Marta Lucía Ramírez y el exprocurador Alejandro Ordóñez.
En la otra orilla, el exalcalde de Bogotá y exguerrillero Gustavo Petro tiene prácticamente asegurado su triunfo contra Carlos Caicedo, exmandatario de la ciudad caribeña de Santa Marta.
Duque, Petro y el exalcalde de Medellín Sergio Fajardo (centro) lideran la intención de voto en los sondeos presidenciales.
Los resultados de esta jornada, a la que están convocados más de 36 de los 49 millones de colombianos, darán luces sobre la bancada con la que contará el sustituto de Santos.
Con Petro, la izquierda tiene por primera vez opciones reales de poder en un país gobernado históricamente por la derecha, aunque podría llegar sin apoyo en el parlamento.
Si las encuestas no fallan, un victorioso Duque tendría por el contrario las mayorías en un Congreso donde se topará con los exguerrilleros que tanto detesta su padrino político.