La puja entre la oposición y el gobierno de Nicolás Maduro cobró fuerza este lunes con decenas de miles de personas en las calles de Venezuela, tras 52 días de violentas protestas, disturbios y enfrentamientos que dejan 49 muertos, casi todos jóvenes.
Un chaparrón de gases lacrimógenos impidió avanzar a más de 20.000 opositores -según cálculos de Agence France-Presse- y miembros de la Federación Médica Venezolana (FMV), que salieron a protestar por la “catastrófica” situación de los hospitales ante la falta de insumos, equipamiento y medicamentos.
“¿Si tengo miedo? Da más miedo seguir viviendo”, se quejó Raúl, de 64 años, un médico general.
“La salud es un desastre. Estamos en el peor estado de los últimos 30 años”, dijo a la Agence France-Presse Fernando Gudayol, un cirujano de 50 años.
Un joven de 19 años murió este lunes, herido por bala, según la fiscalía, durante fuertes disturbios en el pueblo Los Pozones, en Barinas (oeste), estado natal del fallecido presidente Hugo Chávez, durante protestas contra Maduro.
Manifestantes quemaron la casa del partido de gobierno e incendiaron una patrulla de la policía regional, constató una periodista de la Agence France-Presse.
Seguidores del chavismo se concentraron en el Palacio presidencial de Miraflores en la capital venezolana, donde prevé recibirlos Maduro, quien además convocó a una mega marcha “por la paz” el martes.
“Aquí se están confrontando dos modelos y dos clases de personas: los venezolanos patriotas, que queremos que el país salga adelante y queremos la paz, y los fascistas, que están hoy con su doble discurso”, argumentó desde Miraflores Iris Varela, ministra de Servicios Penitenciarios.
Redoblar la apuesta
La oposición debe redoblar su apuesta en las calles pese a la violencia y a una vida cotidiana que puede ser insoportable, con colas interminables para conseguir alimentos o el tránsito paralizado por barricadas, marchas o protestas.
“Puede perder su momentum. Es difícil mantener el ritmo de esta ola de protestas. La gente tiene que trabajar, estudiar, comer y vivir su vida. Necesita elaborar una estrategia de cómo puede capitalizar este movimiento”, advirtió a la Agence France-Presse David Smilde, asesor principal de WOLA (Washington Office on Latin America), especializado en Venezuela.
Todo en medio de un colapso económico que genera una severa escasez de alimentos y una inflación que según el FMI escalará a 720% este año, además de una criminalidad rampante.
Según el último balance de la fiscalía, las protestas dejan 49 muertos y casi un millar de heridos. De acuerdo con la ONG Foro Penal, desde que se iniciaron las protestas el 1 de abril, hubo 2.660 detenidos, de los cuales al menos 161 han sido encarcelados por órdenes de tribunales militares.
Los analistas advierten que la violencia puede irse de las manos.
“No beneficia a nadie, hay muchos fallecidos y heridos, un estado de conmoción”, advirtió Francisco Coello, sociólogo de la Universidad Católica Andrés Bello.
El sábado, más de 160.000 personas -según los organizadores- se congregaron en la principal autopista de Caracas pero fueron dispersados con gases lacrimógenos, a lo que los manifestantes respondieron con piedras y cócteles molotov.
Y más de 40.000 personas (según cálculos de Agence France-Presse) protestaron en la ciudad de San Cristóbal, en el estado de Táchira, fronterizo con Colombia, hacia donde Maduro ordenó el envío de 2.600 militares tras disturbios y saqueos.
Maduro denunció que manifestantes golpearon, apuñalaron y prendieron fuego a un joven durante la protesta en Caracas por creer “que era chavista”.
“Nunca habíamos visto aquí que una persona fuera incendiada”, dijo.
“Sí a la Constituyente”
Las divisiones entre gobierno y oposición se agudizaron tras la convocatoria de Maduro a una Asamblea Constituyente “popular”, en la cual la mitad de sus integrantes serían elegidos en sectores afines al gobierno.
El presidente insiste en que el “Sí a la Constituyente” es el único camino “hacia la paz”.
La oposición rechaza la propuesta por considerar que no es más que un intento del mandatario para evitar las elecciones presidenciales de 2018.
Maduro enfrenta el rechazo de siete de cada diez venezolanos, según sondeos privados.
Y la “Constituyente” ya generó algunas fisuras en el chavismo. Fue rechazada por la fiscal general, Luisa Ortega, conocida chavista.
No fue la primera vez que la fiscal puso a prueba al gobierno. Cuando el Tribunal Supremo de Justicia, acusado de servir al gobierno, intentó apropiarse de las funciones del Parlamento, Ortega denunció una “ruptura del orden constitucional”.