México se ha convertido en el tercer país más peligroso para los periodistas junto con Siria y Afganistán. En marzo ha habido un incremento dramático de la violencia, tras un cuarto tiroteo este miércoles contra un periodista en el mes, que los activistas atribuyen a una creciente “impunidad”.
El jefe de redacción de un diario del estado de Veracruz fue baleado “casi a quemarropa” cuando regresaba a su domicilio de madrugada y hospitalizado en estado muy grave, informó Jorge Morales, secretario ejecutivo de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de Periodistas.
Armando Arrieta, de 51 años, trabaja desde hace más de dos décadas en el diario La Opinión de la ciudad de Poza Rica. No se encontraba todavía bajo ningún sistema de defensa a periodistas amenazados, aunque “estaba en proceso de valoración de ingresar a un mecanismo de protección federal”, precisó Morales.
La Fiscalía de Veracruz anunció que abrió una investigación que “concluirá hasta llevar al culpable de estos hechos ante las autoridades”.
Pero estas investigaciones en contadas ocasiones logran identificar a los responsables y la Fiscalía que atiende los delitos contra periodistas sólo ha conseguido castigo para los responsables en dos de 802 casos que ha llevado.
Éste es el cuarto ataque con arma de fuego a un periodista en México desde principios de mes, un hecho sin precedentes en el país, según Ana Cristina Ruelas, directora para México de la ONG Artículo 19, que registra este tipo de crímenes además de asesorar y proteger a los periodistas.
Y en su opinión, este incremento se explica porque las autoridades no muestran un interés en investigar estos asesinatos.
Periodistas en riesgo
A principio de febrero, la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) denunció que México es el país más peligroso de América Latina para el ejercicio del periodismo, con 99 comunicadores asesinados de 2000 a 2016. Esta cifra no incluye los tres muertos de marzo.
A nivel mundial, México ocupa el tercer lugar en número de periodistas asesinados, después de Siria y Afganistán, de acuerdo con RSF.
El día 2 de este mes el periodista Cecilio Pineda fue asesinado a balazos en el estado de Guerrero, en el sur del país. Y el 19 lo fue también el reportero Ricardo Monlui Cabrera cuando salía, acompañado de su esposa y de su hijo, de desayunar en un restaurante de Veracruz.
Cuatro días más tarde, la periodista Miroslava Breach, que había escrito sobre crimen organizado, corrupción y los lazos entre narcotráfico y política, fue hallada muerta dentro de su vehículo con varios balazos en la cabeza en Chihuahua, en el norte, junto a la frontera con Estados Unidos.
Ese crimen, tercero en menos de un mes, desató firmes declaraciones de repulsa de organizaciones internacionales.
La oficina de la ONU en México y la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos expresaron “su consternación y repudio” al asesinato en un comunicado conjunto.
En 2016 se registró un récord, con 11 periodistas asesinados en México, según un informe difundido el martes por Artículo 19.