Este martes se dio a conocer la muerte del hombre que mató a la atleta ugandesa Rebecca Cheptegei tras quemarla viva con gasolina en Kenia. Desde el hospital de Eldoret indicaron que Dickson Ndiema Maranganch, expareja de la deportista, falleció por las quemaduras que él mismo sufrió durante el ataque.
La maratonista, quien participó en los Juegos Olímpicos de París en los 10.000 metros, fue rociada el lunes 2 de septiembre con cinco litros del combustible por el sujeto, quien luego le prendió fuego. Debido al brutal ataque reportado en el condado de Trans Nzoia, en el oeste de Kenia, la corredora ugandesa fue ingresada de urgencia con el 75% de su cuerpo quemado.
Tras agonizar por algunos días, finalmente Cheptegei falleció el pasado jueves. De acuerdo a sus padres, la atleta de 33 años y madre de dos hijos había comprado un terreno en el condado keniata y había construido una casa en donde se alojaba durante sus entrenamientos.
El crimen de la mujer a manos de quien fuera su pareja se suma así al de las maratonistas Agnes Tirop y Damaris Mutua, quienes también fueron asesinadas brutalmente en Kenia por sus parejas en 2021 y 2022, respectivamente.
“Esta tragedia es un claro recordatorio de la urgente necesidad de combatir la violencia de género, que ha afectado cada vez más incluso a los deportes de elite”, denunció el ministro de Deportes del país africano, Kipchumba Murkomen.
Violencia de género en Kenia
Según datos del Centro Nacional de Investigación Criminal (NCRC), recogidos en un informe de la Coalición sobre Violencia contra las Mujeres (COVAW) publicado en enero pasado, una mujer muere a manos de su pareja o de un familiar cercano en Kenia cada dos días.
A su vez, el 28% de las mujeres entre 15 y 49 que han tenido alguna relación sentimental con un hombre “han sufrido violencia física, sexual o emocional”.
La magnitud de la violencia en Kenia contra las mujeres y las niñas, en particular la violencia física, psicológica, sexual y de género, “es inquietante y va en aumento”, detalla el informe, agregando que las mujeres “suelen ser las principales víctimas de la violencia debido al sistema patriarcal” que impera en la nación africana.
Pese a ciertas leyes, directivas administrativas, sanciones judiciales y esfuerzos de sensibilización por parte de organizaciones y el gobierno, la violencia de género -incluida la violencia doméstica y sexual, la trata de personas y las prácticas nocivas como el matrimonio infantil forzado y la mutilación genital femenina- sigue siendo “endémica” en Kenia.
En ese sentido, un reporte de la Oficina Nacional de Estadísticas de Kenia (KNBS) de 2014 arrojó que el porcentaje de mujeres que han sufrido violencia física o sexual aumenta constantemente con la edad; del 35% entre las de 15 a 19 años hasta el 54% entre las de 40 y 49.
Por su parte, las niñas menores de 11 años representaron el 24% de las sobrevivientes de violencia de género en 2013, año en el que se reportó el caso de una menor de 10 que dio a luz en el condado de Kericho mediante cesárea.
En esa oportunidad los medios de comunicación contravinieron la Ley de la Infancia al revelar su nombre, escuela a la que asistía e imagen, lo que provocó “tortura psicológica, estigma y depresión”.
Según un informe del pasado mayo de la organización Equality Now, citado por Agencia EFE, el código penal de Kenia -y de otros 19 países africanos analizados- discrimina a las mujeres y las niñas “en el matrimonio, el divorcio o algunos derechos como la custodia de menores de edad”.
“Los impactos de las leyes de familia discriminatorias pueden ser profundos, poner a las mujeres y las niñas en mayor riesgo de sufrir violencia sexual y de género”, indicó la ONG.
A su vez, la entidad precisó que la situación en el país africano podría deja a las mujeres “más dependientes y vulnerables, incluso restringiendo sus oportunidades económicas y reduciendo su poder de toma de decisiones”.
En tanto, la Comisión de la Verdad, la Justicia y la Reconciliación de Kenia (TJRC) concluyó en 2008 que la violencia sexual y de género, incluidas las violaciones en grupo, las agresiones y torturas sexuales, la esclavitud sexual y la mutilación genital forzada, “ha sido durante mucho tiempo un problema en el país, especialmente en tiempos de conflicto”.
Familia acusa a la Policía de no actuar a tiempo
La familia de la atleta asesinada señaló que este es un caso de violencia machista que se podría haber evitado si la Policía hubiese actuado a tiempo contra la expareja de la deportista.
“Las agencias gubernamentales nos han fallado porque informamos con suficiente antelación sobre su seguridad, ya que este hombre solía seguirla incluso hasta Uganda, pero no actuaron con rapidez”, sostuvo el padre de la víctima, Joseph Cheptegei.
“Era evidente que su vida estaba en peligro”, aseveró el hombre el pasado jueves en declaraciones a los medios keniatas.
De hecho, la última denuncia la habían presentado sólo dos días antes del ataque de Maranganch.
El caso del asesino en serie que mató a 42 mujeres
Un sujeto que confesó haber asesinado y descuartizado en Kenia a 42 mujeres, incluyendo a su propia esposa, escapó del calabozo en el que se encontraba en agosto pasado.
Según confirmaron fuentes policiales, Collins Jumaisi Khalusha, de 33 años, huyó de una comisaría en la capital de Nairobi cortando una malla metálica de su celda y trepando por un muro perimetral.
CNN consignó que el hombre estaba detenido en la comisaría después de que un tribunal permitiera a los detectives investigar, por siete días más, sus presuntos delitos antes de presentar cargos contra él.
Khalusha fue detenido en julio luego que se encontraran 10 cadáveres y varias partes de ellos envueltos en sacos de plástico en un vertedero de Kware, un barrio marginal de Nairobi.
“El sospechoso confesó haber engañado, matado y tirado 42 cuerpos de mujeres en el vertedero, todas asesinadas entre 2022 y, como última fecha, el 11 de julio de 2024”, declaró Amin Mohamed, jefe de la Dirección de Investigaciones Criminales (DCI).