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Al menos 25 muertos se han registrado tras un ataque yihadista en el pueblo de Dembo, Malí, atribuido al Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), vinculado a Al Qaeda. La mayoría de las víctimas, habitantes y cazadores dozo, trabajaban en el campo cuando fueron alcanzados por el ataque. La región sufre un aumento de la violencia yihadista durante la temporada de lluvias, con grupos terroristas imponiendo su autoridad, generando miedo entre la población. Malí, Burkina Faso y Níger forman la Alianza de Estados del Sahel para luchar contra el terrorismo, ante la creciente inseguridad.

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Al menos 25 personas han muerto en el pueblo de Dembo, situado en la región de Mopti, en el centro de Malí, tras un ataque que estaría atribuido a un grupo de hombres armados, supuestamente miembros de la organización terrorista Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), rama de Al Qaeda en el país.

La información recopilada por Radio France International (RFI), señala que -según las fuentes consultadas- la mayoría de las víctimas son habitantes del pueblo que se encontraban trabajando en el campo. Asimismo, también hay cuatro cazadores dozo muertos, encargados de defender a la población local de este tipo de ataques.

Ni el JNIM ha reclamado el ataque, ni el Ejército se ha pronunciado al respecto, aunque diversas fuentes locales como funcionarios, representantes de comunidades y cazadores dozo han atribuido a los yihadistas el ataque llevado a cabo el domingo por la tarde.

Poco después, el cercano pueblo de Sogou Dorkoum también fue saqueado, aunque sin que se hayan registrado víctimas. Esta zona está siendo objetivo de este tipo de acciones por parte de grupos terroristas, donde intentan imponer su autoridad, y que han provocado “psicosis” entre la población local, que se niega a ir a trabajar al campo por el miedo de no volver con vida.

Malí: aumento de ataques de grupo vinculado a Al Qaeda en esta temporada

El JNIM suele realizar este tipo de acciones en la mencionada región, y suelen aumentar durante la estación de lluvias, que comienza en junio y acaba en septiembre, especialmente contra aquellas poblaciones que se niegan a aceptar sus demandas y que suelen albergar puestos de cazadores dozo, que a menudo ejercen como grupos de autodefensa.

Malí y el resto de los países del Sahel han experimentado un recrudecimiento de la violencia, tanto yihadista de manos de las ramas de Al Qaeda y Estado Islámico, como de tipo intercomunitario. Esto, en medio de las denuncias sobre abusos por parte del Ejército y los mercenarios desplegados por el Grupo Wagner en apoyo a Bamako para hacer frente a la inseguridad.

Esta situación ha hecho que Malí, Burkina Faso y Níger -las tres gobernadas por juntas militares- hayan creado la Alianza de Estados del Sahel (AES).

Lo anterior, como forma de aumentar la cooperación en materia de lucha antiterrorista al margen de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), bloque del que se han distanciado a raíz de las sanciones impuestas por la serie de golpes de Estado entre 2020 y 2023 que derrocaron a los presidentes electos y acabaron con los militares en el poder.