La guerra en Sudán entre el Ejército y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) ha desencadenado uno de los peores desastres humanitarios del mundo, generando la mayor ola de desplazamiento a nivel global con más de 10 millones de personas que han escapado de sus hogares.
Según agencias internacionales como EFE, se estima que entre 30 mi y 150 mil personas han muerto desde el inicio del conflicto en el país africano en abril de 2023, cuando los generales que dirigían a las Fuerzas Armadas y a las FAR se enemistaron.
De acuerdo a la Asociación para la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC, por sus siglas en inglés) hay riesgo de hambruna en catorce localidades de todo el país, con 755.000 personas que se enfrentan a niveles catastróficos. Entre ellas, 355.605 serían niños, según los cálculos de Save the Children.
La ONG detalla que la cifra de menores sudaneses que sufren una grave escasez de alimentos casi se ha duplicado en seis meses, con cerca del 75% de los niños pasando hambre a diario a medida que la guerra eleva los niveles de hambre a un récord.
EFE remarca que la violencia de los últimos días ha desencadenado un “éxodo masivo de mujeres, niños y hombres” hacia el sur del monte Moya como las localidades de Al Dali, Al Mazmoum, Sinya, Sennar y otras zonas del oeste y el este de Sudán.
Por su parte, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) advierte que el conflicto ha interrumpido el comercio y las cadenas de suministro, lo cual ha elevado el costo de combustibles y alimentos.
“Las personas que cruzan las fronteras –principalmente, mujeres, niñas y niños– llegan a zonas remotas sin nada y con una necesidad acuciante de atención médica”, precisa.
“Además, llegan hambrientas, sedientas y necesitadas de albergue, atención médica y artículos básicos, como mantas, utensilios de cocina y jabón”, añade la Agencia de la ONU para los Refugiados.
Un sangriento conflicto interno
El pasado martes las FAR afirmaron haber asestado un duro golpe al Ejército del país en dos combates, tomando el control de una estratégica zona del sureste sudanés.
A través de un comunicado, la agrupación paramilitar aseguró haber derrotado a las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) “y sus aliados extremistas del antiguo régimen, incluidos grupos terroristas islamistas y facciones mercenarias”.
En la declaración, las FAR indicaron haber asesinado a más de 300 soldados además de capturar decenas de vehículos “totalmente equipados”, los que posteriormente lucieron en imágenes dadas a conocer en sus redes sociales.
Un día después, el Observatorio Sudanés de Derechos Humanos denunció que las FAR habían asesinado “a tiros, de manera brutal y premeditada” a más de 40 personas en tres aldeas en el monte Moya, en el sureste de Sudán.
Según la organización, la matanza se produjo después de horas de intensos combates entre el Ejército y las FAR en la ciudad de Sennar, capital del estado homónimo y cercana al monte Moya, que causó el desplazamiento masivo de residentes ante el temor de que la localidad cayera en manos de los paramilitares.
Estos sangrientos enfrentamientos marcan un nuevo capítulo en la convulsionada situación que enfrenta Sudán, país de unos 48 millones de habitantes ubicado al noreste de África y que comparte frontera con Egipto.
Las temidas FAR son un grupo paramilitar que combate contra el Ejército regular sudanés desde hace más de un año. Tal como detalla Associated Press, el conflicto interno en la nación africana se agudizó en abril de 2023, cuando las tensiones entre la milicia y las FAR estallaron en diversos enfrentamientos en la capital, Jartum, así como también en otros puntos del país.
Cabe señalar que los combates de ambos bandos provienen de la grave crisis política que vive un país que no cuenta con un Gobierno elegido democráticamente desde que el dictador Omar al-Bashir fuera derrocado el 11 de abril de 2019 tras treinta años en el poder.
El líder de las FAR es Mohamed Hamdan Dagalo, más conocido como Hemedti, quien está enfrentado con el jefe del Ejército y del país, el general Abdelfatah al Burhan.
Sin embargo, no siempre estuvieron enemistados. De hecho, tras el derrocamiento de Omar al-Bashir, ambos fueron parte de la Junta Militar que gobernó el país entre abril y agosto de 2019. Mientras que Abdelfatah presidió el Consejo, Hemedti fue el líder suplente. Es más, los dos depusieron al Gobierno civil de transición que dirigía Sudán en un golpe de estado en octubre de 2021.
Sin embargo, Hemedti fue destituido por Abdelfatah al Burhan como su segundo, quien -a su vez- designó a las FAR como una milicia rebelde. Ambas facciones se disputan el poder, manteniendo enfrentamientos armados en varios puntos del país.
Cabe señalar que Al Burhan además ejerce como presidente del Consejo Soberano, el máximo órgano ejecutivo de la nación africana tras el golpe militar.