“El conflicto comenzó el martes 7 de marzo por la noche, cuando los milicianos mataron a 16 personas a machetazos”, declaró a EFE por teléfono el diputado provincial David Bisaka, al señalar que los atacantes eran miembros de la comunidad yaka.
“La mayoría de las víctimas fueron decapitadas y al día siguiente, el miércoles por la noche, otras 11 personas fueron asesinadas por los mismos asaltantes en Kinsele”, una de las localidades atacadas, explicó Bisaka.
Según este diputado, entre las víctimas de Kinsele hubo al menos un nacional chino, quien se encontraba en la zona en el marco de los trabajos de renovación de una carretera.
Además de los asesinatos, los asaltantes saquearon e incendiaron también varias tiendas y casas.
Desde mediados de 2022, se han sucedido numerosos enfrentamientos entre las comunidades teke y yaka en la zona conocida como “Gran Bandundu”, que comprende las provincias congoleñas de Mai-Ndombe, Kwango y Kwilu.
El conflicto empezó por el desacuerdo entre dichas comunidades por el pago de tasas por el uso de la tierra.
Los líderes tradicionales tekes -que se consideran autóctonos de la zona frente a los yakas, llegados más tarde- aumentaron estos impuestos, lo que desató el enfado de la otra comunidad.
En octubre de 2022, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) advirtió que, desde julio de ese año, al menos 142 personas murieron y cerca de 30.000 huyeron de sus hogares en Mai Ndombe a causa de este conflicto.
La provincia de Mai Ndombe ya se vio golpeada por la violencia intercomunitaria en diciembre de 2018, cuando al menos 890 personas murieron en pocos días por enfrentamientos entre las etnias batende y banunu en el territorio de Yumbi.