El papa Francisco ofició este miércoles una visita en la capital del Congo, desde un escenario que la jornada previa colapsó debido a fuertes vientos.
Un escenario construido para recibir al papa Francisco colapsó este martes en el Estadio de los Mártires de la República Democrática del Congo, reportaron fuentes locales.
El alto pontífice era esperado en ese recinto de la capital, Kinsasa, por lo cual las reparaciones iniciaron el mismo día, siendo considerado el episodio como “una desgracia” y “una vergüenza” para las autoridades del país africano, constató France24.
La visita de José Bergoglio es la primera de un sumo pontífice visita dicho país desde el paso de Juan Pablo II en 1985. Se trata de un evento sumamente esperado para los alrededor de 45 millones de católicos congoleños -en torno a la mitad de la población total del país-.
Según las autoridades locales, el incidente fue causado por una tormenta que azotó la ciudad durante la noche. El vocero de gobierno Patrick Muyaya explicó que “lo que cayó no fue el podio, fue la estructura de metal para las luces”.
La compañía a cargo de la instalación, E-Proxy, aseguró que la estructura fue armada de acuerdo con los estándares de la FIFA y del Vaticano.
El curra Jean Simon, de la parroquia de Santo Tomás en Kisenso, a las afueras de la capital, manifestó que “afortunadamente esto no pasó el día en que llegó el Papa: eso habría sido verdaderamente vergonzoso”.
La esperada visita del Papa
Los congoleños recibieron con satisfacción las palabras de denuncia y consuelo del papa Francisco durante su visita a Kinsasa y no dudaron en pernoctar a la intemperie para reservar un espacio en la multitudinaria misa que ofreció el pontífice este miércoles en la explanada del aeropuerto de Ndolo.
“Aquí pasamos la noche, porque sabía que por la mañana sería difícil. No pasa todos los días que puedas ver al papa. Estoy contento porque espero que lo que dijo ayer tras reunirse con el jefe de Estado (Félix Tshisekedi) cambie la situación de nuestro país en guerra”, explicó a EFE Benoît Kasongo, uno de los más de un millón de fieles congregados en Ndolo, en la capital de la República Democrática del Congo (RDC).
“Contamos con el papa para el retorno de la paz a nuestro país, eso es todo lo que queremos”, añadió Kasongo, luciendo, como otros asistentes a su alrededor, una camisa estampada con el rostro de Francisco, que lanzó ayer un mensaje contundente al denunciar sin tapujos el “colonialismo económico” que aún afecta a África.
El papa describió este martes a la RDC como un país “abundantemente depredado, que no es capaz de beneficiarse suficientemente de sus inmensos recursos”, y lamentó que “se ha llegado a la paradoja de que los frutos de su propia tierra lo conviertan en extranjero para sus habitantes”.
Desde 1998, el este de la RDC está sumido en un conflicto alimentado por las milicias rebeldes y el Ejército, pese a la presencia de la misión de las Naciones Unidas en el país (Monusco), con unos 16.000 uniformados sobre el terreno.