Los violentos enfrentamientos tribales que se produjeron hace dos semanas en el estado sudanés de Nilo Azul, en la frontera de Etiopía, deja al menos 287 personas muertas y 239 heridos.
Así lo informó el encargado de Departamento de Salud de la región de Nilo Azul, Gamal, Nasser, al presentar una nueva actualización tras el trágico episodio. Además comunicó que las autoridades encontraron una veintena de cadáveres esparcidos por la zona de los enfrentamientos.
Nasser indicó que las fuerzas de seguridad desplegadas en la región están iniciando operaciones para barrer la zona de nuevo este lunes, con la participación de la Policía, el Ejército, equipos de la Fiscalía General, médicos forenses y empleados del Ministerio de Salud del Gobierno central.
Añadió que los equipos médicos forenses han comenzado las pruebas pertinentes para determinar las causas del fallecimiento de algunas víctimas, que quedaron completamente calcinadas durante los choques, registrados entre los días 18 y 20 de octubre.
Abren oficinas gubernamentales y mercados
Asimismo, Nasser aseguró que “la vida volvió a la normalidad” en la región y que las oficinas gubernamentales y los mercados han reabierto sus puertas después de que varios manifestantes les prendieran fuego en protesta por la inacción del Gobierno para frenar la violencia que azota esta parte de Sudán.
Entre los días 18 y 20 de octubre, las tribus hausa y anqasna protagonizaron unos violentos enfrentamientos que las autoridades calificaron como “algo similar a un genocidio”.
La violencia estalló cuando uno de los clanes asaltó con armas los pueblos de la tribu rival y sus miembros descuartizaron los cuerpos de los habitantes, principalmente de mujeres y niños, con armas blancas. Posteriormente, prendieron fuego al poblado para no dejar a ningún residente con vida.
Como resultado del nuevo brote de violencia, las autoridades impusieron un toque de queda nocturno.
Según Naciones Unidas, entre enero y septiembre de 2022, 546 personas murieron y 846 resultaron heridas debido al conflicto entre comunidades y los ataques armados tribales, mientras que más de 211.000 personas se vieron obligadas a dejar su hogar.
La violencia entre la miríada de tribus que habita Sudán es habitual, aunque los estallidos han aumentado en los últimos meses en medio de la grave crisis económica y política, provocada por un golpe de Estado militar en octubre pasado, que interrumpió un proceso de transición democrática iniciado en 2019.