La ONU denunció que durante los últimos días, rebeldes del M23 mataron a machetazos a 17 civiles en el Congo, de los cuales 4 eran niños.
Los “combatientes” del grupo rebelde M23 mataron a machetazos a 17 personas -incluidos cuatro niños- el pasado martes durante un “acto de represalia contra la población civil” en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC), informó hoy la ONU.
“Los ataques son de una gravedad extrema”, anunció este domingo la Oficina Conjunta de Derechos Humanos de la ONU para la RDC (UNJHRO) en su cuenta de la red social de Twitter.
Los asesinatos se produjeron en las localidades de Nkokwe y Bugina, que pertenecen al territorio de Rutshuru y a la provincia de Kivu del Norte (noroeste).
“La UNJHRO recuerda que estos actos pueden constituir un crimen de guerra, un delito imprescriptible cuyos autores deben ser encontrados y sancionados”, añadió esta institución de la ONU.
En 2012 y 2013, cuando los rebeldes del M23 llevaron a cabo una gran ofensiva contra las Fuerzas Armadas congoleñas, la UNJHRO ya documentó numerosas violaciones de los derechos humanos por parte del grupo armado, incluyendo violaciones, asesinatos contra civiles y secuestros, entre otras.
Desde el pasado mes de marzo, los rebeldes del M23 dirigen otra fuerte ofensiva contra las posiciones del Ejército congoleño en la provincia de Kivu del Norte.
Además de tomar con éxito la estratégica ciudad de Bunagana -un importante centro de comercio y de tránsito de camiones en la frontera de la RDC y Uganda- el 13 de junio, los rebeldes han extendido su control sobre otras localidades durante las últimas semanas, indicaron a Efe líderes de la sociedad civil.
Tensiones diplomáticas
Los combates del M23 también han generado una escalada de tensiones diplomáticas entre Ruanda y la RDC, ya que el Gobierno congoleño acusa al Ejército ruandés de colaborar con los rebeldes, un extremo que Kigali siempre ha negado.
El portavoz de la misión de paz de la ONU en la RDC (MONUSCO), Frederic Harvey, destacó que, en la actualidad, no se conoce “ninguna confirmación fáctica” sobre la colaboración de Ruanda con el M23.
El M23 se fundó a principios de 2012 como una escisión del extinto Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), un grupo de rebeldes en su mayoría de origen ruandés que luchó contra las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) en suelo congoleño.
Las FDLR, por su lado, se formaron en el año 2000 por algunos cabecillas del genocidio de Ruanda de 1994 y otros ruandeses exiliados en la vecina RDC con el objetivo de recuperar el poder político en su país de origen.
En noviembre de 2012, el M23 avanzó con rapidez hasta ocupar durante dos semanas la ciudad de Goma, capital de Kivu del Norte, pero la presión internacional forzó al grupo a retirarse y empezar unas negociaciones de paz con el Gobierno congoleño.
Entonces, los investigadores de la ONU acusaron al M23 de contar con el apoyo económico-militar de Ruanda e incluso de recibir órdenes directas de altos funcionarios del Ejército ruandés, algo que Kigali negó con rotundidad.
Desde que los rebeldes y el Gobierno congoleño firmaron un acuerdo de paz en 2013, las tensiones entre ambas partes han sido frecuentes, con el M23 lamentando una lenta implementación de algunos de los puntos acordados.
El este de la RDC lleva más de dos décadas sumido en un conflicto alimentado por las milicias rebeldes y los ataques de soldados del Ejército, pese a la presencia de la MONUSCO, con más de 14.000 efectivos.