El frágil gobierno de transición en Sudán dijo que impidió este martes un intento de golpe de Estado con la participación de militares y civiles vinculados al derrocado expresidente Omar al Bashir.
“Hemos restablecido el orden tras el intento de golpe llevado a cabo por oficiales este martes”, dijo el ministro de Información, Hamza Balul, horas después de que medios informativos estatales dieron a conocer el movimiento.
El responsable dijo que las autoridades habían “arrestado a los artífices del golpe fallido” y que entre ellos hay “militares y civiles pertenecientes al extinto régimen” de Bashir.
Horas antes, altos cargos del gobierno y las fuerzas armadas dijeron a Agence France-Presse que los golpistas intentaron tomar el edificio de la prensa estatal pero que “fracasaron” y que los oficiales involucrados fueron “suspendidos inmediatamente”.
La televisión estatal transmitió canciones patrióticas al dar a conocer el intento golpista, y urgió “al pueblo a hacerle frente”.
Mohamed al Fekki, miembro del gobierno de transición, comentó que “todo está bajo control y la revolución es victoriosa”.
El tránsito parecía fluir normalmente el martes en el centro de Jartum, incluso alrededor del cuartel del ejército, donde meses de protestas masivas provocaron en 2019 la caída de Bashir.
Sin embargo, las fuerzas de seguridad sudanesas cerraron el principal puente que atraviesa el río Nilo para unir a Jartum con la ciudad gemela de Omdurman.
Sudán ha vivido intentos golpistas previos desde la caída de Bashir, que las autoridades han atribuido a simpatizantes islamistas del expresidente y miembros de su partido, ahora desaparecido.
Transición en marcha
De hecho, el país tiene una larga historia de golpes. El propio Bashir, un exgeneral, llegó al poder en un golpe de Estado militar respaldado por islamistas en 1989.
Sudán está actualmente bajo el mando de un gobierno de transición formado por representantes civiles y militares, instalado tras el derrocamiento de Bashir en abril de 2019, el cual deberá supervisar un pleno retorno al mando civil.
El acuerdo de división de poder, de agosto de 2019, contempló originalmente la formación de una asamblea legislativa durante una transición de tres años, pero el plazo fue modificado tras la firma de un acuerdo de paz con una alianza de grupos rebeldes en octubre pasado.
Pero dos años después, el país continúa aquejado por los crónicos problemas económicos heredados del gobierno de Bashir y las profundas divisiones entre las facciones involucradas en la transición.
En tanto, la esperada asamblea legislativa no ha sido conformada.
El gobierno encabezado por el primer ministro Abdalá Hamdok se comprometió a resolver los problemas económicos y alcanzar la paz con los grupos rebeldes que combatieron al régimen de Bashir.
En los últimos meses, el gobierno adoptó una serie de difíciles reformas económicas para poder obtener alivio de deuda de parte del Fondo Monetario Internacional.
Las medidas, que incluyen el corte de subsidios y una flotación controlada de la libra sudanesa, fueron vistas por muchos habitantes como demasiado duras.
Se han dado protestas esporádicas contra las reformas y el aumento en el coste de vida, así como por el atraso en hacer justicia para las familias de los muertos bajo el gobierno de Bashir.
El lunes, manifestantes bloquearon carreteras importantes y el Puerto Sudán, principal punto comercial del país, en una protesta contra el acuerdo de paz de octubre con los rebeldes.