El conflicto se está intensificando en Tigré, con miles de civiles que huyen de los combates, tanto dentro del país como en el vecino Sudán. Más de 40.000 han cruzado la frontera, según el ACNUR. Además de sufrir la ofensiva dirigida por las tropas del ejército regular, los refugiados tigreses en el Sudán afirman que las milicias del grupo étnico vecino, los amharas, se aprovechan para apropiarse de sus tierras.
En el campamento del Hashaba, se puede observar que muchos refugiados son campesinos. Varios tractores están estacionados al lado de las casitas de concreto donde se amontonan unas 15 000 personas.
“Hui con mi tractor porque desde el campo vi a personas matándose, jóvenes degollados, mujeres violadas. Son los Fannos que hicieron eso”, dice a Radio Francia Internacional Mekonen Tikabo, quien poseía 4 hectáreas de sorgo en Mai-Kadra.
Los Fannos en Etiopia, son históricamente, unos campesinos que se levantan en armas. Hoy en día, Fanno designa también a grupos de jóvenes amhara que tienen discursos nacionalistas.
“Estas bandas de amhara dicen que todas las tierras hacia el río Tekeze son suyas. Dicen esto desde hace mucho tiempo. Pero con la elección de Abiy Ahmed, esta retórica se intensificó. Él los incentivó a reivindicar estos territorios. No había conflicto entre nosotros antes”, dice Mekonen.
La región que bordea el río Tekeze es conocida por su suelo fértil. El control de esta tierra se ha convertido ahora en un factor de odio adicional entre los tigreses y los amharas.
“Para esta estación, acabamos de recoger el sésamo, pero no tuvimos tiempo de cosechar el sorgo. Nos robaron todo. Los Fannos se precipitan detrás del ejército para robarnos las tierras. Su objetivo es limpiar esta región de la presencia de los tigreses”, dice a RFI otro granjero, Gebregziabher Gebremichael.
El primer ministro Abiy Ahmed, premio Nobel de la Paz 2019 y el más joven dirigente africano, acusa a las fuerzas del Tigré de haber desencadenado la guerra al atacar dos bases del ejército federal, lo que niega el TPLF.
Desde 1991, tras derrocar a un régimen marxista en Adis Abeba, el TPLF llegó a controlar el poder en Etiopía durante más de 25 años, hasta ser progresivamente marginado por Abiy, cuando éste se convirtió en primer ministro en 2018.
En Humera, las banderas del TPLF han sido ahora reemplazadas por la del período imperial etíope verde-amarillo-rojo, adoptado por los nacionalistas amhara.
En un mensaje enviado a la Agence France-Presse, el presidente del Tigré, Debretsion Gebremichael, piensa que la presencia de administradores y combatientes amhara es “uno de los planes diabólicos para debilitar el Tigré”.