Al menos 600 civiles murieron en una “masacre” cometida el 9 de noviembre en la región independentista etíope de Tigré por grupos locales, apoyados por la policía y una milicia, reportó este martes un organismo público de defensa de los derechos humanos.
El informe preliminar de la Comisión de Derechos Humanos etíope (EHRC), independiente pero cuyo director es nombrado por el gobierno, acusó a una milicia informal de jóvenes de Tigré, así como a las fuerzas de seguridad locales, de cometer una “carnicería” contra trabajadores temporales agrícolas que no pertenecían a la etnia local.
La ONG Amnistía Internacional (AI) había informado previamente que “probablemente centenares” de civiles habían sido apuñalados o asesinados con hachas, el 9 de noviembre en Mai Kadra, la mayor atrocidad conocida desde el comienzo del operativo militar lanzado por el gobierno federal el 4 de noviembre contra las autoridades regionales del Frente de Liberación Popular de Tigré (TPLF).
Por su parte, la EHRC acusa a una milicia informal de jóvenes del Tigré, denominada “Samri”, que contaría con el apoyo de fuerzas de seguridad locales vinculadas al TPLF, de haber, “antes de replegarse frente al avance del ejército federal”, atacado a campesinos ‘temporeros’ de origen étnico Amhara y Wolkait, que trabajaban en granjas de sésamo o sorgo.
“Durante toda la noche” los asesinaron con garrotes, cuchillos, machetes o hachas, o los “estrangularon con cuerdas”, saqueando y destruyéndolo todo, de acuerdo a la la EHRC, que afirma que tales hechos “podrían constituir crímenes de lesa humanidad y de guerra”.
Apoyándose en testimonios y en declaraciones de miembros del comité creado para enterrar a las víctimas, “la EHRC calcula que al menos murieron 600 civiles”, pero “el balance de víctimas podría ser mayor, puesto que aún hay algunas personas declaradas desaparecidas cuando la EHRC fue al lugar y muchos cadáveres podían verse semi-ocultos en los campos alrededor de Mai Kadra”.
La inhumación de las víctimas necesitó tres días, de acuerdo a su informe.
La ONU ha solicitado una investigación independiente para determinar qué fue lo que sucedió exactamente en Mai Kadra, puesto que los desplazamientos de periodistas a la zona están severamente restringidos.
Sin señalar directamente a los autores de la “matanza”, AI citó testimonios que la atribuían a las fuerzas pro-TPLF.
No obstante, los habitantes de Mai Kadra que lograron huir de los combates hacia Sudán, al igual que otros 40.000 etíopes, acusaron a las fuerzas del gobierno federal de haber cometido atrocidades en la localidad, escenario de intensos combates al comienzos del conflicto y desde entonces controlada por las fuerzas gubernamentales.
La Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, se alarmó el martes de “la retórica altamente agresiva” de los dos bandos, temiendo que “desemboque en nuevas violaciones del derecho humanitario internacional”.