Alf-Inge, padre de Erling Haaland, jugó en el City y vio truncada su carrera por una patada "asesina" de Roy Keane en el Derby de Manchester de 2001.

Erling Haaland, delantero de la Selección de Noruega, selló este martes un principio de acuerdo con el Manchester City para sumarse al elenco ‘ciudadano’ la próxima temporada.

El actual atacante del Borussia Dortmund puso fin a la serie de rumores que lo vincularon con decenas de equipos en los últimos meses, todos dispuestos a pagar altas cifras de dinero para quedarse con los goles del ariete de 21 años.

Pero la familia Haaland arrastra una historia futbolística que los vincula directamente con el City. Alf-Inge, padre de Erling, defendió la camiseta ‘skyblue’ entre 2000 y 2003, año en que colgó los botines por complicaciones derivadas de una grave lesión.

El retirado defensa llevaba adelante una buena campaña con el City hasta que, el 21 de abril del 2001, fue víctima de un criminal patada de Roy Keane en el Derby de Manchester.

El jugador del United deseaba vengarse del noruego por un encontrón en 1997 y, cuatro años después, cumplió su amenaza.

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La lesión que originó todo

El 27 de septiembre de 1997, el Manchester United visitó al Leeds United, donde por entonces brillaba Alf-Inge tras un paso por el Nottingham Forest de la Premier League.

Cuando Roy Keane fue a disputar un balón en el área de los ‘whites’, una de sus rodillas se trabó en el césped y el volante de los ‘red devils’ cayó al suelo.

Haaland, con quien disputaba el esférico, se le acercó y le gritó que dejara de simular infracciones y se pusiera pronto de pie.

Lo que el noruego no sabía, y tampoco Keane, era que el inglés había sufrido rotura de ligamentos y pasaría en recuperación varios meses.

Para Roy las palabras de Alf-Inge fueron una provocación, un insulto, motivo suficiente para no olvidar su rostro y prometerle venganza de cara a su próximo encuentro en cancha.

El vengador de Old Trafford

Cuatro años después de la lesión de Roy Keane ante Leeds, el Manchester United recibía al Manchester City en Old Trafford, con Haaland padre en las filas de los ‘citizens’.

A los 86 minutos de aquel Derby, el jugador de los locales buscó dividir una pelota con el noruego y, desentendiéndose del balón, le pegó una plancha “asesina” en la rodilla al defensor.

Casi como satisfecho con la patada, Keane recibió orgulloso la tarjeta roja y se marchó al vestuario con el 1-1 en el marcador y la ovación de los hinchas de los ‘red devils’.

“Yo lo había esperado bastante. Me esforcé para golpearlo con fuerza. Le dije ‘toma esta, bastardo. Y no vuelvas a mirarme burlándote de falsas lesiones’. Creo que la pelota estaba por allí”, confesó años después el volante británico.

La pesadilla de Alf-Inge

Mientras Keane abandonaba la cancha de Old Trafford bajo el aplauso de los hinchas del United, Alf-Inge Haaland se retorcía de dolor en el césped.

Se recuperó a duras penas y, cuatro días después, jugó por su Selección el penúltimo partido de su carrera. El siguiente fue otro con el City en Inglaterra, pero su rodilla derecha jamás volvió a ser la misma.

Haaland debió operarse, pero ninguna cirugía ni tratamiento logró paliar las molestias. Nunca volvió a jugar los 90 minutos de un partido y optó por retirarse en 2003, con 31 años.

“Hay cosas que lamento en mi vida y lo ocurrido con él no es una de ellas”, le dijo Roy Keane años después.

Ahora, Erling tendrá la posibilidad de culminar el sueño familiar de triunfar en el Manchester City y volver a llevar el apellido frente a su archirrival.

Alf-Inge Haaland y Roy Keane.
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