El Lyon logró su cuarta Champions consecutiva, la sexta desde 2011, al golear 4-1 al Barcelona con un recital de la noruega Ada Hegerberg, autora de un triplete en un cuarto de hora, este sábado en Budapest.

Abrió el marcador la alemana Dzsenifer Marozsan (5) y luego llegó la exhibición de la primera Balón de Oro (14, 19 y 30).

“Es un sueño, no ha sido una temporada fácil, estoy satisfecha de mi partido y emocionada, mi familia está en la grada”, declaró Hegerberg, de 23 años.

El gol de la honra azulgrana lo logró la nigeriana Asisat Oshoala (89).

El Barcelona, que pisaba por primera vez la final de la Champions, sufrió en gran manera por la eficacia goleadora del inamovible rey de Europa.

Tras haber hecho de su solidez defensiva su argumento para llegar a la final, acumulando siete partidos consecutivos sin recibir goles, el equipo azulgrana vio su imbatibilidad saltar por los aires rápidamente.

“Nosotras hemos estado bien con los otros grandes equipos europeos, son ellas las que están desmarcadas del resto; uno, dos, tres o diez pasos por delante”, admitió el entrenador del Barcelona, Luis Cortés.

Fueron cuatro goles en cinco disparos entre los tres palos. Este ejercicio de eficacia fue suficiente para que el Lyon mantuviera su reinado.

Una temprana goleada (la mayor en el tiempo reglamentario del partido decisivo desde la creación de la competición en 2009), que contrasta con la resolución de sus tres últimas finales, dos por penales y una en la prórroga.

Renard, capitana infranqueable

Tras el 4-0, la hora siguiente se convirtió en un suplicio para las jugadoras de Luis Cortés, voluntariosas y aplicadas en su ideario de juego, pero incapaces de hacer un rasguño a una defensa comandada por la legendaria Wendie Renard, capitana del Lyon, seis Champions ya en su palmarés.

“Ha sido nuestro mejor partido de la temporada”, aseguró el técnico lionés Reynald Pedros, quien negó sin embargo que disponga de “las mejores jugadoras en cada posición”.

“Lo que tenemos es el mejor equipo. No es fácil jugar a este nivel, se puede tener a las mejores jugadoras, pero este éxito tiene mucho trabajo detrás”, explicó.

En un Ferencvaros Stadium que casi llenó sus 22.000 localidades, el partido comenzó con imprecisiones por los dos lados.

En estos minutos iniciales de zozobra, la primera ocasión la tuvo la inglesa Toni Duggan (4), pero disparó muy cruzado.

Convencido de sus opciones, el aspirante dio un paso hacia adelante y el experimentado defensor del título se lo hizo pagar.

Fueron 30 minutos de duro aprendizaje. El honor de abrir el marcador fue para Marozsan, la capitana de la selección alemana, nacida en Budapest y aclamada por el público, que había calificado en la víspera de “sueño” poder jugar por primera vez delante de su familia.

La habilidosa mediapunta remató con sangre fría un centro desde la derecha de la holandesa Shanice van De Sanden, sorpresa en el once en detrimento de Delphine Cascarino, una de las internacionales francesas del Lyon.

Sin que las azulgranas se recuperaran del golpe, Van De Sanden aprovechó el hueco que dejó una subida de la lateral izquierda Leila Ouahabi y puso otro caramelo en los pies de Hegerberg, que inició su ‘show’.

Festival de remates

La Balón de Oro, premio que recibió en diciembre, exhibió su etiqueta en el mejor escenario. Logró el 3-0 con un toque de primeras desde el punto de penal tras un centro por la izquierda de Amel Majri.

Considerada la mejor rematadora del mundo, la delantera noruega selló su triplete con otro golpeo de manual, esta vez tras gentileza de la lateral derecha Lucy Bronze.

¿Y el Barça? A pesar del correctivo intentó continuar con su juego de presión alta y toque, pero sin llegar a conectar con sus atacantes, y sabiendo que cada error era medio gol del Lyon.

Sus mejores ocasiones fueron de Alexia Putellas, que remató de cabeza a escasos centímetros del larguero (45), y de la holandesa Lieke Martens, cerca del poste (70).

Según pasaron los minutos el gigante francés mostraba una versión más humana.

Finalmente Martens consiguió filtrar un pase al hueco y Oshoala definió con calidad y potencia. Demasiado tarde, el Barcelona ya había pagado por todo lo alto la novatada.