El entrenador argentino Marcelo Bielsa está en el ‘ojo del huracán’. El adiestrador, que brilló al mando de la selección chilena entre 2007 y 2011, ha recibido duras críticas y cuestionamientos en Inglaterra por uno de los ejes de su método de trabajo.
Todo explotó hace un poco más de una semana, cuando, en la previa del duelo contra el Derby County, uno de sus colaboradores fue detenido en el exterior del campo de entrenamiento del equipo que sería su rival. De ahí en más, en todos los medios deportivos se habló del ‘caso espionaje’.
Para calmar los ánimos, el estratega brindó una conferencia de prensa donde explicó paso a paso sus formas, que incluye visitar las prácticas de cada uno de sus contendores. “Lo hago por mi ansiedad”, destacó Bielsa, haciendo hincapié en que todos los reportes no sirven de mucho y que finalmente son los jugadores quiénes deciden en la cancha.
Eso sí, la revelación del trasandino -que tenía material de todos los participantes de la Segunda División británica- provocó que once clubes firmaran una carta solicitando sanciones en su contra. Un escándalo.
Sin embargo, más allá de toda la polémica, hay que decir que el enviar observadores a los entrenamientos es una costumbre del ‘sello Bielsa’.
¿Y cuándo las práctica son a puertas cerradas? También hay solución. De eso puede dar fe Claudio Vivas, quien trabajó por casi dos décadas como ayudante del ‘Loco’.
Vivas dio a conocer una insólita anécdota de su juventud. Cuando daba sus primeros pasos como miembro del ‘staff’ de Bielsa en Newells, su jefe le dejó una importante misión: sacarle información al entrenador de Talleres, José Pastoriza.
Resulta que por cosas de planificación Vivas no pudo ir al entrenamiento y la situación había pasado desapercibida. Pero el sábado que se jugaría el partido Bielsa se levantó con una idea entre ceja y ceja: averiguar cómo sería la defensa del balón detenido de su rival.
“Tiene que hablar con (José) Pastoriza (dirigía a Talleres por segunda vez) y sacarle cómo van a cuidar los centros. Es de vida o muerte”, sentenció el rosarino, como lo consigna La Nación.
A solo horas del cotejo la situación parecía una misión imposible. Pero el propio Bielsa tuvo la solución: “Consigue un grabador y se va a desayunar con el Pato. Se hace pasar por un estudiante de periodismo y le pregunta por la vida, los amigos, los asados y después cae en el fútbol. Ahí lo va llevando sobre cómo juega su equipo y le pregunta lo que queremos saber. Es buen tipo, no va a desconfiar y le va a contar todo”.
Y así fue. Vivas se encontró a Pastoriza en el bar del hotel de concentración de la ‘T’ y siguió a la perfección el plan diseñado por el ahora entrenador del Leeds. El ayudante, convertido en ‘joven periodista’, consiguió la información que requería el ‘Loco’. “Acá está Marcelo..me lo dijo, me lo dijo todo”, expresó con alegría el enviado apenas vio a su mentor. “Fue una de las pocas veces que lo vi reír”, detalló. ¿Genio o Loco? Simplemente diferente.