The Brutalist es una de las películas que suenan como favoritas para llevarse la estatuilla dorada en los Óscar 2025.
Y es que en la reciente presentación de los posibles ganadores de la Academia, la película de Brady Corbet se llevó 10 nominaciones, entre ellas Mejor Película, Mejor Actor y Mejor Actor de Reparto.
Adrien Brody, su protagonista, incluso podría recibir su segundo galardón por su interpretación como el arquitecto judío húngaro, László Toth, quien viaja a Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, junto a su esposa Erzsébet (Felicity Jones).
Llegan a Pensilvania, donde un misterioso cliente, llamado Harrison Lee Van Buren (Guy Pearce), quien le encarga un curioso trabajo que podría cambiar su vida.
The Brutalist se estrenó en el Festival de Venecia, donde ganó el León de Plata. A Chile, la película llega de la mano de Andes Films y se estrenará el próximo 20 de febrero.
Ahora, respecto al título, hace referencia al “brutalismo”, un movimiento artístico principalmente arquitectónico, que le da fuerza a la naturaleza expresiva de los materiales.
BioBioChile tuvo la oportunidad de conversar con Brady Corbet, director del filme, y Mona Fastvold, guionista, quienes se refirieron a algunos pasajes de la película.
El viaje para concebir The Brutalist
Mona Fastvold y Brady son pareja, pero además de eso, trabajan juntos. Pese a que cada uno tiene una amplia trayectoria, tanto en cámara como detrás de ella, decidieron emprender este proyecto, el que tardó años en concretarse.
Sobre el viaje para crear esta obra, Mona dijo que “sabíamos que queríamos contar una gran historia. Hablamos sobre ella durante mucho tiempo antes de empezar a escribir. Brady vino a mí y me dijo ‘quiero contar una historia sobre un arquitecto y su relación con un inversionista. Quiero explorar la arquitectura brutalista"”.
Durante la conversación, añadió que a partir de ese punto hicieron una amplia investigación y dedicaron tiempo a buscar la historia.
“Pero creo que desde el principio supimos que queríamos que esta historia abarcara toda una vida. Siempre fue una gran historia. También decidimos no limitarnos por los desafíos que podríamos enfrentar al ejecutar un guion tan ambicioso”, añadió.
Un interludio particular
Quienes han visto la película, sin duda se percataron de su extensión. Y es que dura nada menos que tres horas con 35 minutos.
Pese a que para muchos puede ser excesivamente extensa, para otros la narrativa de su historia hace sentir que pasa muy rápido.
Para no dar espóiler, sólo mencionaremos que hay un preludio muy particular durante el filme, lo que se siente como una pausa, pero sin desconectarse de la película, sino más bien para tomar un poco de aire y seguir viéndola.
Respecto a la idea de incluir este interludio, Brady indicó que “Siempre estuvo ahí. Ya estaba en el guion”. “Sentimos que ese descanso era apropiado para la narrativa. Nos encantó la idea de que todos miraran la foto de la boda, que fue la base de la fotografía de la película”, añadió Mona.
“Ese momento ya estaba en el guion como una referencia visual para que el público lo procesara. Además, personalmente necesito pausas en las películas largas porque no quiero perderme nada, aunque, si la naturaleza llama, ¿qué puedes hacer? Nos gustó dar a la audiencia un momento para asimilar todo y luego regresar a la segunda mitad, o no, si no les gustó”, bromeó la guionista.
En conversación con otros medios, Brady se refirió al nombre del personaje principal, László Toth, y respondió algo que muchos se preguntan. No, no es una persona real, y pese a que tiene el mismo nombre que el geólogo húngaro que destruyó la Piedad de Miguel Ángel, sólo es una “feliz coincidencia”.