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Marcelo Kiwi, reconocido creador audiovisual y conductor de "Siempre hay un chileno", ha dedicado 25 años a explorar el mundo de la comunicación audiovisual, marcando hitos con proyectos como "Chile, país de reyes" y su exitoso programa que debutó en 2018. En una entrevista con BioBioChile, revela detalles sobre el origen y evolución del programa, destacando su enfoque en la experiencia y la autenticidad al retratar a chilenos en el extranjero. La sexta temporada de "Siempre hay un chileno" promete sorprender con destinos como Australia, Nueva Zelanda, Vietnam, Estados Unidos, Canadá, España, Italia, Noruega, Escocia y Aruba. Marcelo comparte anécdotas, reflexiones sobre las historias de los entrevistados y la filosofía del programa, revelando su fascinación por las diferentes culturas y experiencias vividas en cada lugar. Además, destaca la importancia de mantener la cercanía y la espontaneidad en cada encuentro, buscando mostrar la vida de los chilenos en el extranjero de una manera auténtica y conmovedora.

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Marcelo Kiwi, desde que estaba en el colegio, estuvo interesado en hacer videos. Aunque en plena década de los 90, no era “muy popular” el uso de las cámaras VHS, él solo se preocupaba por filmar.

Ya después que terminó el colegio, eligió estudiar periodismo, pero viendo que la escritura no era lo suyo, prefirió cambiar de carrera y encontró “su match perfecto” en la comunicación audiovisual.

Desde ese momento, pasaron 25 años y Marcelo sigue ligado al mundo audiovisual. Uno que lo ha colmado de una vasta experiencia como creador. Bajo su dirección, vieron la luz proyectos como “Chile, país de reyes”, un espacio dedicado a explorar a un grupo de personalidades “divertida y bizarra”, con el motivo de conocer a los diferentes reyes y reinas del país, desde Cecilia Bolocco a Álvaro Salas, pasando por otros personajes menos conocidos pero igual de fascinantes.

A través de su lente, se puede decir que Kiwi empezó a forjar un estilo que pulió hasta el estreno de “Siempre hay un chileno”, el programa que visita a un chileno por el mundo, que debutó en 2018 por Canal 13 y que el próximo sábado 28 de septiembre a las 22:00 hrs, debuta con el primer capítulo de su sexta temporada.

En conversación con BiobioChile, el conductor explica que el origen de “Siempre hay un chileno” es “Chile, país de reyes”. Puesto que el formato del segundo programa, era “pasar el día entero con la Cecilia Bolocco o con ‘el rey del completo’, a diferencia de lo que es una nota de prensa que se preocupa de sacar una cuña”.

Para esto, los trabajos del realizador fue derivando a “vivir la experiencia” con cada uno de sus entrevistados, como lo hizo con Marcelo Rossi, el imitador de Elvis Presley, un hombre octogenario que deambula por las calles de Valparaíso imitando al “rey del rock”.

“Fui desarrollando una destreza para conocer gente divertida, creo que se me da bien conocer a este tipo de personajes”, expresa Kiwi.

—”Siempre hay un chileno” fue emitido por primera vez en 2018 y el próximo 28 de septiembre estrena su sexta temporada. ¿Cuál es su receta para mantener el interés del público en el programa?

Si bien pienso en el público, trato que para mí, sea interesante ir a los distintos lugares y conocer a la gente, o sea, cuando estoy haciendo el programa, no tengo conciencia que lo verá más gente.

Yo creo que cuando grabamos lo hacemos sin filtro, porque no estamos pensando mucho que será transmitido por un canal de televisión, sino que pienso más en la experiencia. Tenemos un formato que ha ido evolucionando a lo largo de los años, que para mí, lo ha hecho más interesante de hacer.

—¿Qué cambios ha tenido el formato desde que empezó?

Siempre hemos mantenido que nuestro foco es el personaje, eso no lo hemos descuidado. Aunque en los primeros capítulos dejamos afuera cosas divertidas y bizarras, que probablemente en las últimas temporadas sí estarían. Al principio se escuchaba mi voz, pero mientras han ido avanzando las temporadas, he tomado un pequeño rol protagónico, pero siempre manteniendo el foco que este es un programa donde vamos a conocer personas.

Entonces me he ido tomando ciertas licencias, he estado apareciendo un poco más, creo que ahora se siente el humor, que yo le quería dar a “Siempre hay un chileno”. Porque si bien es un programa que se trata de ver la vida de los chilenos que viven fuera de Chile, también vemos que pasa cuando hay dos personas que no se conocen y pasan un día juntos y les pasan cosas divertidas. Todo eso tiene un viaje y la idea es que la gente lo pueda sentir cuando está viendo el programa.

A veces me dicen por qué no muestran los bloopers, pero lo que pasa es que casi siempre lo que queda son esos chascarros. Nosotros lo que buscamos es que sean parte del programa, no buscamos la perfección.

Yo creo que por eso la gente conecta con el programa, porque no estamos buscando hacer una televisión perfecta ni boutique. Nosotros buscamos hacer algo cercano y con gente real, que se equivoca y se le pasa el taxi, como todo lo que ocurre en la vida.

Prácticamente, yo no repito cuando estamos grabando. En 25 años de trabajo me ha tocado dirigir y ser director fotográfico, entonces me ha tocado trabajar con gente que repite la escena 30 veces y que termina matando un poco la naturalidad del momento.

—¿Qué lugares podremos ver en esta nueva temporada de “Siempre hay un chileno”?

En esta temporada estamos cumpliendo el anhelo de muchos fans de la serie que nos pedían que fuéramos a Australia y Nueva Zelanda. Durante el viaje, nos encontramos con una gran comunidad de chilenos que estaban en llamas. Incluso algunos chilenos hicieron de guardia en el lugar en que nos estábamos quedando para poder tomarse fotos conmigo, lo que es súper raro para mí.

Y ahí improvisé un poco en la ruta y me fui a Vietnam, que no lo tenía pensado este año, pero estábamos relativamente cerca y yo encontraba que podía ser súper bueno y fui a grabar a Ho Chi Minh, donde me tocó grabar con 38 grados de calor durante la noche y el día. Además, que es una ciudad que hay más motos que personas, entonces es un lugar alucinante.

Después de Ho Chi Minh, partí a Norteamérica, donde estuve en Estados Unidos (Nueva York) y Canadá (Toronto). Luego estuve en España (Madrid) e Italia (Milán) y Noruega (Oslo). De Oslo viajé a Edimburgo, en Escocia, y rematamos el final del programa en la isla de Aruba, que se está poniendo muy de moda entre los chilenos. Allá estuvimos con una chilena que nos contó que había matado la oficinista que llevaba dentro.

—¿Vivió alguna anécdota durante la grabación de la sexta temporada?

En Australia estuvimos con las serpientes más venenosas del mundo, también estuvimos con canguros y koalas, en Nueva Zelanda fui donde se filmó “El Señor de los Anillos” en este lugar que se llama Hobbiton, que es uno de los lugares más visitados y que se hizo a partir del set de la película.

Mientras en Vietnam estuve en los túneles de Củ Chi, donde se llevó a cabo la guerra de Vietnam. Estos túneles son eternos, estuve grabando ahí en un espacio en que apenas entraba yo con la cámara, es una de las experiencias más claustrofóbica de mi vida.

En Nueva York estuve grabando con unos chilenos que son metaleros y que están insertados en el circuito heavy metal en Nueva York. En Canadá estuvimos grabando con una chilena que trabaja en uno de los estudios más importantes de cine, donde se hacen series y películas. Ella ahora estaba trabajando con Arnold Schwarzenegger, en la nueva serie que está haciendo para Netflix.

En Madrid estuvimos en el Estadio Santiago Bernabéu y en El Rastro, que es el mercado más importante del mundo.

Marcelo Kiwi y el detrás de escena de “Siempre hay un chileno”

Sin un gran presupuesto y con el interés de conocer las experiencias de primera mano, Marcelo Kiwi detalla que mantener la espontaneidad, es la principal apuesta del programa.

Ya sea que toque un día nublado, el factor sorpresa y “la gracia” de estos accidentes que ocurren, sirven para transmitir la experiencia de manera genuina.

De tal forma que la filosofía de “Siempre hay un chileno” es que tanto el equipo y el entrevistado puedan ir tranquilamente en un taxi, manteniendo la esencia del encuentro fortuito.

—¿Cuáles son los historias de chilenos y chilenas que más te han impresionado?

A lo largo de las temporadas siempre ha habido personajes que te marcan. Por ejemplo, el año pasado grabamos con cazuela, un chileno de la Garra Blanca que vive en Marbella y que tiene toda la pinta de rudo, pero cada vez que hablaba de Chile se ponía a llorar a moco tendido.

En esta temporada también van a conocer a chilenos que hacen cosas diferentes. En general, te diría que buena parte de los chilenos con quienes he grabado, luego nos mandamos mensajes por WhatsApp. Con todos se formó una pequeña familia. Ahora todos se encuentran expectantes y excitados por el estreno de la nueva temporada.

—¿Y en general los chilenos echan de menos el hogar?

Hay muchos que se han ido por amor, otros buscando nuevas oportunidades de trabajo y algunos chilenos de manera accidental decidieron vivir en otro país. En realidad, razones hay muchas y los chilenos que viven fuera no se olvidan de serlo. Ellos a su manera viven Chile, por eso, todos tienen cositas que le recuerdan el país. Ser chileno no es algo que se te pase por estar viviendo en Alemania, Dinamarca, Vietnam o Australia. Al final, ellos se ponen más chilenos que los que viven en Chile.

—¿Hay un hábito o tradición de los países que has visitado durante las seis temporadas que te resultó fascinante?

Sí, por ejemplo, Japón es un lugar que las dos veces que he estado, me ha impresionado por lo ordenado y desarrollado de la sociedad.

Lo mismo que India, he estado ya dos veces grabando el programa y es un lugar totalmente alocado, no es para estómagos débiles, pero es un lugar que te mueve cosas adentro y donde te pasan cosas especiales.

Vietnam también es un lugar caótico, pero cuando uno ya pasa unos días, empieza a entender que hay una lógica detrás, de cómo se hacen las cosas. Por ejemplo, en Vietnam llama la atención que hay semáforos, pero no los respetan. El cruzar la calle, es un acto de fe. Aunque te pasen autos y motos por el lado, ellos no paran y entiendes que eres parte de un río [humano].

Una cosa divertida que probé en Vietnam es que hay unos roedores que les dan café, luego tuestan las heces del animal y lo sirven.

—Y al revés, ¿hay un lugar que después de conocer tus expectativas no se cumplieron?

En la primera temporada me tocó ir a Marruecos y lo pasé muy mal grabando porque era un lugar en que habían muchas restricciones. Y esta temporada fui a grabar a Egipto y me pasó algo parecido. Si bien lo pase muy bien con las participantes, lo que no fue divertido fueron las restricciones y problemas que pusieron para poder grabar en las pirámides.

Cuando estuve en África no me pasó nada, conocí gente muy simpática que le interesaba mucho Chile, lo que estábamos haciendo y todo, pero se siente una cosa peligrosa. En el Airbnb que me quede en Kenia, había cuatro guardias con metralleta. Por esto mismo en África hay que tener cierto respeto.

—¿Es muy diferente viajar como turista que vivir en otro país?

La gracia de “Siempre hay un chileno” es conocer como se vive ahí, no solo descubrir los lugares turísticos, lo que buscamos es mostrar como un chileno viviría en otro país. También por este motivo, grabamos con diferentes personas, ya sean jóvenes y adultos, porque lo que tienen en común es que son chilenos.