La doctora contó su particular historia de amor que estuvo a punto de acabar producto de una infidelidad. "Jamás se hablara de él en la casa, él no existía", contó.
En el último episodio de su temporada, Juego Textual recibió a la doctora Carolina Herrera, quien quiso hablar de diferentes momentos de su vida, entre ellos, su romance, ruptura y reconciliación con su esposo Eugenio Olea.
De acuerdo a Herrera, ella y el psiquiatra se conocieron en la escuela de medicina, donde iniciaron su relación. Así, contó que le pidió matrimonio seis veces a su esposo.
Sin embargo, Olea se negó múltiples veces con tal de continuar con sus estudios. “Cuando ya estábamos listos, él me dijo que mejor esperemos la beca primero, le dije ‘No. Aquí está la argolla, yo no espero ni un minuto más’. Nos casamos a los seis meses de eso”, contó.
Pese a sus esfuerzos por casarse, acabó separándose debido a un mail, donde descubrió la infidelidad del psiquiatra.
“Teníamos un correo en común, y recibo un mail que dice ‘Estimado doctor, lamento lo que ha pasado con el pasaje de la doctora, nos vemos’. Y la doctora no era yo”, confesó.
Para corroborar todas sus sospechas, Herrera buscó nuevas pruebas, entre ellas, unos pelos rubios en su auto, a los que quiso realizarles exámenes de ADN, confirmando sus sospechas.
Así, decidió encararlo. “Una mañana, a las 7 AM, en mi casa tomo el auto, un jeep, y le digo ‘¿Andas con otra persona?’, me dice ‘No’, y yo retrocedo el jeep y lo choco contra el pilar de mi casa”, relató.
La discusión continuó y, en cada negación, volvía a chocar el vehículo. Luego de que él recriminara su particular actitud, “le digo ‘A las 6 de la tarde todas tus cosas van a estar en la vereda, y el lunes nos vemos en el abogado’”, narró.
“Ahí te das cuenta de lo que significa la palabra traición. Nosotros estuvimos separados 13 años en los que yo no contesté el teléfono en mi casa para no escuchar su voz”, comentó.
También utilizó diferentes métodos para olvidarlo: “Una de mis estrategias en la vida fue que jamás se hablara de él en la casa, él no existía. Él iba a buscar a los niños para llevarlos al colegio y no cruzábamos la mirada”.
Después de 13 años, fue un accidente lo que los reunió, cuando Herrera sufrió un choque automovilístico. En la espera de que alguien fuera a buscarla, su expareja llegó en su ayuda. Tras más de 10 años de silencio, Herrera habló, pero para pedir el divorcio.
Días después, había un evento en su escuela de medicina, a lo que Olea ofreció llevarla a la velada. “Por primera vez en 13 años nos sentamos, hablamos, y nuevamente me enamoré de él, exactamente como la primera vez”, contó.
Así, el divorcio quedó en el olvido y su relación volvió en secreto. “Sentí que era lo correcto (…) creo que nunca habíamos sido más feliz”, dijo.