Durante la noche del lunes, la actriz Tamara Acosta se refirió a la constante lucha contra la depresión que vive en su día a día al sufrir depresión endógena, también conocida como depresión recurrente.
En conversación con Martín Cárcamo, la actriz reveló que sus primeros episodios depresivos comenzaron a aparecer a los 14 años. “Se manifestaba con mucha tristeza, que también se mezcla con la adolescencia. Pero yo, ahora con la distancia, lo veo y va más allá de la adolescencia. Es una cosa que no era normal”, comentó.
“Sentía que nada tenía sentido. Me sentía muy sola, me encerraba harto. Lloraba harto. Recuerdo haber llorado sola sin saber por qué. Por una pena profunda no más”, describió entonces.
De acuerdo a la intérprete, aquellos episodios de tristeza intensa podían durar meses. Sin embargo, recién a los 30 años fue diagnosticada con depresión recurrente, cuando sufrió un episodio de depresión mayor.
“Era sin poder moverse. Con crisis de angustia, crisis de pánico, sin poder levantarse de la cama. Ni siquiera te puedes levantar”, recordó Acosta entonces.
Tamara Acosta y el momento cúspide de su depresión
La actriz explicó que más allá de la caricatura de alguien deprimido, el solo hecho de “bañarse era como subir el Everest”. Asimismo, apuntó a una sensación de que “el dolor es tan grande que cualquier cosa que lo aplaque es mejor que esto”.
Poco después, Cárcamo le consultó a su acompañante si alguna vez pensó en el suicidio. “No pensé en suicidarme, pero sentí ganas de no estar. No pensé como que voy a hacer esto para no estar y suicidarme. Pero sí algo que me aliviara”.
“Ese es el peligro de las depresiones, que terminan en suicidio porque no se soporta (el dolor)”, comentó tras un leve silencio.
“Tengo algunos periodos borrados, pero recuerdo haber ido manejando y haber pensado, tener las ganas de soltar y ya. Tuve la lucidez de decirme a mí misma: ‘chuta, ojo"”, confesó.
Así, la actriz decidió internarse en una clínica al darse cuenta de la gravedad de su diagnóstico. “Estuve unos días en una clínica, otros en la casa de mis papás. Ahí es donde me regulan todos los medicamentos”, reveló.
Respecto al estigma de pacientes psiquiátricos, Acosta comentó que pese a todo “sentí que me decían ‘sabes, tú no estás loca. No eres complicada. No, tú tienes una enfermedad, y esta enfermedad se trata de esta manera’. Uno aprende a conocerse también, y uno sabe cuáles son los límites”.