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La actriz Jan Broberg, conocida por su papel en Maniac (2012), vivió su propio calvario al ser secuestrada y abusada en dos ocasiones durante su infancia por un amigo de la familia, Robert Berchtold, en un caso que conmocionó a Idaho en 1974. A pesar de las pruebas, Berchtold logró evadir la justicia y fue declarado inimputable por problemas de salud mental. La historia de Jan ha sido llevada a la ficción con la película "Un amigo de la familia" y ahora se presenta un documental donde la actriz revivirá los momentos de su secuestro y conocerá a otras víctimas en una impactante narración de verdadera maldad.
En Maniac (2012) protagonizada por Elijah Wood, quien se convierte en un desquiciado asesino en serie, Jan Broberg interpreta a Rita, una de las víctimas del tétrico personaje, pero, por terrorífico que parezca, la actriz vivió su propia “película de terror” en la vida real luego de ser secuestrada y abusada en dos ocasiones durante su infancia.
Todo sucedió en 1972, en Picatello, Idaho (EE.UU). Ahí vivía la pequeña Jan junto a sus padres, Mary Ann y Bob Broberg, además de sus tres hermanas. Ella es la mayor. La familia era seguidora de la religión mormona, por lo que recurrentemente asistían al templo.
Fue precisamente ahí que su madre conoció a Robert Berchtold, un empresario que recientemente se había trasladado a la ciudad junto a su esposa y cinco hijos.
Como era de esperarse, ambas familias entablaron una amistad que perduró inmutable por alrededor de tres años. Era tal la cercanía que existía entre ambos núcleos, y especialmente entre Robert y Jan, que era usual que compartieran más tiempo de lo común.
Los paseos familiares y actividades en conjunto eran comunes entre los Berchtold y los Broberg. Para “B”, como llamaban a Robert, no era difícil caer bien, puesto que constantemente le hacía cumplidos a sus amigos, por lo que le era fácil ganarse su confianza.
El secuestro de Jan Broberg
Sin embargo, todo dio un giro inesperado en octubre de 1974, dos años después de conocerse. Ese día el amigo de la familia le pidió permiso a Mary Ann para llevar a Jan a pasear en caballo al campo después del colegio.
La mujer accedió, con la condición de que debían volver el mismo día, pero las horas pasaron y la noche llegó. Jan no regresaba y era imposible comunicarse con Robert.
Recién al quinto día de desaparecida, los padres de la actriz decidieron contactarse con la policía, a quienes revelaron su teoría de que la niña había sido secuestrada.
El FBI fue el encargado de investigar la desaparición, pues se evaluaba el delito de secuestro. A los pocos días el departamento dio con el auto de “B”, el que tenía la ventana del piloto rota y sangre en el asiento del acompañante.
Pese a estas pistas, los policías no pudieron conseguir más rastros del paradero de Jan y Robert, hasta 35 días después, más de un mes, según consigna TN.
La enigmática llamada de “B”
Fue en esa fecha que Robert se comunicó con su hermano Joe, a quien pidió enviarle un mensaje a los padres de la niña. En él los amenazó con que debían firmar un permiso para casarse con Jan o esta no regresaría a Estados Unidos.
Esto dio señales a la policía de que se encontraban fuera del país, lo que los llevó más allá de la frontera, encontrándolos en Mazatlán, México, tras rastrear la llamada, donde en esa época estaba permitido el matrimonio desde los 12 años. Robert y Jan estaban casados.
“Zeta y Zethra” y la misión de salvar al planeta de una invasión alienígena
Afortunadamente, la ahora actriz logró ser rescatada y de vuelta a su hogar, pero lejos de estar tranquila, a Jan Broberg la invadía la incertidumbre de la misión que debía cumplir antes de los 16 años.
Cuando fue secuestrada por Berchtold, la niña fue dormida con “pastillas para la alergia” que resultaron ser somníferos, y trasladada a una autocaravana, donde se comunicó con dos alienígenas que tenían una misión para ella, Zeta y Zethra.
Las voces la convencieron de que debía concebir junto al acompañante masculino (Robert) un hijo, de lo contrario su padre sería asesinado, su hermana quedaría ciega y su hermana menor tomaría su lugar.
Esto demostró que la pequeña Jan había sido abusada sexualmente en numerosas ocasiones por el amigo de su familia. Respecto a los extraterrestres, jamás existieron, eran grabaciones que Berchtold emitía en un parlante mientras la niña estaba inconsciente.
Pese a las pruebas, “B” logró quedar en libertad bajo fianza, luego de que su familia amenazara a los Broberg de revelar el romance extramarital que tuvo con Mary Ann y supuestos encuentros sexuales con Bob. Así, el matrimonio firmó documentos donde aseveraban que la niña no había sido llevada por la fuerza.
El segundo secuestro de la actriz
Aunque es difícil de creer, esta no fue la única vez que Robert se llevó a Jan.
Con el paso del tiempo, “B” volvió a ganarse la confianza de la familia de la niña, pese a que regresaba a Idaho solo los fines de semana, pues se había trasladado a trabajar a Utah.
De esta manera, se aprovechó de la ingenuidad de la pequeña, quien creía inconclusa y en peligro la misión encargada por Zeta y Zethra, por lo que un día -dos años después del primer secuestro- huyó con el amigo de sus padres a quienes dejó una críptica nota de despedida.
“Queridos Bob y Mary Ann. No me dejan hacer lo correcto, así que tengo que hacer lo incorrecto. Me voy sin “B” (el apodo de Robert) y no pienso regresar hasta que me acepten como soy. No puedo aceptar su religión ni su torcida moral. Yo solo quiero ser yo y estar con B. Antes de que estemos todos destruidos, déjenme ir. Jan”, firmó.
En esta ocasión, sin embargo, la niña de 14 años desapareció por mucho más que unos días, sino que por tres meses y fue encontrada a miles de kilómetros de distancia, en Pasadena, California.
Para no levantar sospechas, Robert ingresó a Jan en un internado católico con un nombre falso, lugar donde la visitaba frecuentemente asegurando que era su padre. No obstante, en un punto la niña aseguró a los directores de la institución que “B” era un agente de la CIA por lo que no podía dar mayores detalles de su vida.
Esto los alertó y se comunicaron con la policía, quienes dieron por segunda vez con el abusador.
Aunque fue procesado y enviado a prisión por unos meses, la defensa de Berchtold logró demostrar que tenía problemas de salud mental, por lo que fue declarado inimputable. Años más tarde la actriz decidió denunciar los acosos, tras darse cuenta de que pese a que se acercaba la fecha límite, sus 16 años, nada ocurrió.
Tras contarle a sus padres y familia los abusos que sufrió de parte de “B”, ya convertida en una mujer, Jan Broberg lo denunció por acoso, pero antes de llegar a la audiencia donde se revelaría su sentencia, Robert se suicidó.
Jan Broberg a 50 años del secuestro
Sobre esto habló la actriz con BioBioChile, sobre lo que mencionó: “Sabía que él finalmente iba a ir a prisión porque el abogado que nos representaba me llamó antes de que saliera en las noticias que él se había suicidado”, comenzó relatando en exclusiva.
“En ese momento tuve todas las emociones. Lloré de alivio también de pena por todo el daño que me hizo, a mis padres, a mis hermanas, a otras chicas, otras víctimas a las que atacó antes y después de mí. También estaba muy enojada de que él nunca fue a prisión y pagó por todo el dolor que causó”, reconoció Jan Broberg, de ahora 62 años.
La mujer también se refirió a cómo se tomó la noticia, lo que dejó una incógnita que no pudo eludir por décadas: “Hay una parte de mí que quiere saber el porqué, ¿qué te pasó a ti (Robert) que te hizo hacer todas las cosas terribles que me hiciste?, y ¿por qué fui yo la que secuestraste dos veces entre las 9 otras víctimas? Qué pasaba en tu cabeza para que hicieras eso ¿Por qué dañaste a niños, las personas más inocentes que habitan el planeta?”.
Broberg confesó que cuando apenas tenía 20 años, época en la que recién comenzaba a asimilar todo lo que le había ocurrido en su infancia, sí sintió una fuerte rabia contra sus padres, a quienes en algún momento culpó por los secuestros.
“Eso fue un breve periodo de tiempo cuando tenía 20 años, cuando comencé a escribir mi historia y hubo momentos de esa época en que llamaba a casa -estaba en la Universidad- y solo les decía ‘¿Cómo no supieron? ¿cómo no pudieron ver la terrible persona que era?’ y mis padres hicieron lo correcto, siempre se responsabilizaron, nunca intentaron defenderse”, reveló.
“Ellos se sentían muy mal por no haber previsto el monstruo que era, pero la mayoría de los padres, los buenos padres, no ven al monstruo porque es alguien a quien conocen, que queremos, en quien confiamos y no es un extraño temible”, relató a BioBioChile.
A lo que agregó: “Pase por una etapa de rabia cuando recién tenía 20 años, cuando escribí mi historia para una clase de inglés y esa fue la única vez, y ellos respondieron con amor, con pena y una profunda preocupación”.
“Un amigo de la familia”, su historia en la ficción
Lo vivido por la actriz de Hollywood no dejó a nadie indiferente luego de que lo diera a conocer varias décadas más tarde, por ello Universal+ la llevó a la ficción con “Un amigo de la familia”, la que se estrenó en agosto pasado.
Ahora, tras el éxito de la producción, llega con el documental “Un amigo de la familia: Verdadera maldad”, donde Jan recorre los lugares adonde la llevó Robert durante el secuestro y conocerá a otras víctimas que pasaron por lo mismo con “B”.
Sobre esto también habló Jan con BioBioChile, donde confesó que el lugar más difícil de volver a visitar fue su antigua casa: “El lugar más difícil de volver a visitar fue mi antigua casa donde crecí, donde él construyó la pared en la mitad del dormitorio”.
“El solo hecho de intentar llegar a la conclusión de que esa es solo una habitación y que ahí ocurrieron muchas cosas felices antes de que él lo arruinara, que tuve una infancia feliz por 12 años. Fue muy emocionante pararme ahí, en esa habitación vacía y tener todos esos recuerdos, los buenos y los malos y tratar de tomarlos y decir ‘esto es lo que es mi vida, esto es lo que es mi historia y esta habitación es ahora un lugar seguro para mí que ahora tengo la entereza para enfrentar’”, relató visiblemente emocionada.