El pasado lunes, un tribunal de Nueva York absolvió al actor estadounidense Jon-Adrian Velazquez, quien pasó más de 23 años en prisión por un delito que no cometió.
Velazquez fue condenado en 1999 a entre 25 años y cadena perpetua por el asesinato de Albert Ward, un policía retirado, durante un robo en Harlem. A pesar de tener una coartada corroborada y no coincidir con la descripción del sospechoso, el actor fue sentenciado injustamente.
Tras ser exonerado, Velazquez abrazó a sus amigos y familiares en el tribunal. Su madre, visiblemente emocionada, gritaba “Libertad” y “27 años”, en referencia a la prolongada lucha de su hijo por demostrar su inocencia.
A la salida del juzgado, Velazquez, quien llevaba una gorra con la frase “Fin de un error”, lamentó el tiempo perdido con sus hijos. “Esto no es una celebración. Es una crítica al sistema”, afirmó en declaraciones recogidas por la revista Variety.
La moción para desestimar su acusación llegó luego de que en 2022 se descubriera que el ADN del actor no aparecía en los boletos de apuestas manipulados por los ladrones involucrados en el crimen.
El caso de Jon-Adrian Velazquez
Estos nuevos hallazgos fortalecieron la defensa de Velazquez, quien ya había sido liberado en 2021 tras recibir un indulto del entonces gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo.
En ese mismo año, Velazquez se reunió con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien le ofreció disculpas por la condena injusta que sufrió.
Desde su liberación, el actor ha trabajado en varios proyectos cinematográficos. En 2023, protagonizó la película ‘Sing Sing’, donde interpretó una versión de sí mismo como participante de un programa de teatro en prisión.
El caso de Jon-Adrián Velazquez ha puesto en evidencia las fallas del sistema judicial, recordando la importancia de revisar condenas basadas en pruebas poco concluyentes y errores en los procesos.