Di Mondo y Eric Javits, sombrerero estadounidense, son pareja hace 15 años, por lo que, seguramente, han pasado por altos y bajos. Pero, sin duda, la pandemia generó una de las crisis más fuertes, al menos para uno de ellos.
Y es que tras el anuncio de Donald Trump de decretar estado de emergencia en Estados Unidos en marzo pasado, producto del COVID-19, la bolsa se desplomó 3 días, haciendo pasar un muy mal rato a Javits, ya que su empresa se vio seriamente comprometida, como tantas otras.
Fue ahí cuando Di Mondo decidió ir en su ayuda. El fashionista echó mano a sus estudios en administración de empresas para crear diversas estrategias y así sortear las complicaciones económicas que enfrentaba la marca, que incluso pensó en cerrar.
“Yo lo único que pensaba era cómo podía ayudar a mi pareja. Todas las tiendas no esenciales estaban cerradas y los pedidos fueron cancelados, incluso algunos que estaban destinados para fin de año”, contó el socialité a Las Últimas Noticias.
“Casi 70 mil unidades en inventario, entre sombreros y carteras, que no se venderían”, reveló Di Mondo, a quien luego se le ocurrió una idea: llamó a una amiga, cuyo marido hacía marketing digital para varias compañías con publicidad en redes sociales y en el manejo de Shopify, plataforma que sirve para la elaboración de tiendas virtuales.
“La oficina de Eric justamente había cambiado la página web a Shopify, así que esa estrategia me hizo sentido”, relató, indicando que a partir de ahí los resultados fueron insospechados.
¿Los resultados?
“La primera publicidad que hicimos fue a principios de mayo durante diez días. Gastamos 400 dólares en publicidad y eso generó 47 mil dólares en ventas. Quizás no era mucho para lo que vendía la empresa, pero la proporción era enorme”, afirmó. Pero luego el panorama mejoraría aún más.
“Invertimos 1.200 dólares en publicidad y en tres días vendimos medio millón de dólares ¡Era insólito!”, destacó, sobre su primera experiencia como trabajador de oficina.
“Trabajamos como perros con Eric y todo el equipo. Por casi dos meses llegábamos a las 6:30 horas a la oficina y nos quedábamos hasta la noche, pero no importa, porque me encanta el rol empresarial”, cerró.