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Lisandra Silva relata sus difíciles primeros meses de embarazo: "Pensé que no lo superaría"

22 diciembre 2019 | 13:10

Náuseas, vómitos, reflujos y mareos intensos son algunos de los síntomas que la modelo cubana Lisandra Silva, al igual que muchas otras mujeres embarazadas, han debido enfrentar al inicio de su embarazo.

“Mis 4 primeros meses fueron muy duros, tuve todos los síntomas de forma aguda. Los ácidos, el reflujo, las náuseas, los olores y el mareo no me dejaban levantarme de la cama, pero tampoco dormir y cuando dormía tenía sueños horribles. Dormía sentada y nada en el Mundo me hacía estar bien”, contó la exchica reality.

“Nadie te prepara para eso, y por mucho que te lo cuenten o lo leas, experimentarlo es otra cosa. Pensé que no lo superaría, pensé que no pasaría jamás. Pero finamente me estoy sintiendo mejor”, añadió.

“A todas las mamás que se están sintiendo así, mucha fuerza y valor después del cuarto mes todas las nubes se disiparán y comenzarán a ver el Sol. Ojo estaremos sensibles por todo el embarazo (el hambre se despierta, el humor me cambia a menudo durante el día, y aún los olores son un problema para mi)”, finalizó su mensaje.

¿Cuál es la intensidad normal de los síntomas durante el embarazo?

De acuerdo al manual MSD, “hasta el 80% de las mujeres embarazadas sufren de náuseas y vómitos en algún grado. Son más frecuente y graves durante el primer trimestre. Aunque suelen asociarse a la mañana, pueden ocurrir en cualquier momento del día. Los síntomas oscilan entre leves e intensos”.

Aunque es normal que ocurra, cuando estos síntomas son muy intensos puede deberse a una condición llamada hipermesis gravídica, que es una forma grave y persistente de vómitos del embarazo. “Cuando se padece este trastorno, se vomita tanto que se adelgaza y aparece deshidratación. No se consumen suficientes alimentos para proporcionar energía al organismo. Por ello, este descompone las grasas, lo que resulta en una acumulación de productos de desecho (cetonas) llamada cetosis. La cetosis puede causar fatiga, mal aliento, mareos y otros síntomas. A menudo, cuando se padece hiperemesis gravídica, la deshidratación es tan grave que el equilibrio electrolítico, necesario para que el cuerpo funcione con normalidad, se encuentra alterado”, explican.

Sin embargo, “si se vomita de forma ocasional pero ganan peso y no se deshidratan, no se padece hiperemesis gravídica. Las náuseas matutinas y la hiperemesis gravídica suelen desaparecer durante el segundo trimestre”.

Pero, ¿por qué se producen estos síntomas? El manual MSD dice que no se conocen con certeza las causas, “pero puede que se deba al aumento de la concentración de dos hormonas producido durante este periodo: la gonadotropina coriónica humana (hCG), que la placenta produce durante los primeros meses del embarazo, y los estrógenos, que contribuyen a mantener la gestación”.

“La concentración de estrógenos es particularmente alta en presencia de hiperemesis gravídica. Además, hormonas como la progesterona (que se produce sin interrupción durante el embarazo) pueden ralentizar los movimientos peristálticos, lo que también puede contribuir a provocar las náuseas y los vómitos”, comenta el organismo.

Asimismo, a veces las vitaminas prenatales con hierro provocan náuseas.

Sin embargo, también es importante estar atentos, pues la causa también puede ser ajena al embarazo. Trastornos como la
apendicitis, bloqueo intestinal (obstrucción intestinal) o inflamación de la vesícula biliar (colecistitis), la migraña o la gastroenteritis, también pueden producir náuseas y vómitos.

¿Cuándo hay que preocuparse?

Si estás embarazada y además de vómitos, tienes alguno de los siguientes síntomas debes acudir a un centro asistencial.

Dolor abdominal.
Signos de deshidratación, como menor volumen de orina, menos sudoración, sed excesiva, boca seca, palpitaciones y mareos al ponerse de pie.
Fiebre.
Vómitos sanguinolentos, negros o verdes.
Ausencia de movimientos fetales cuando el feto tiene más de 24 semanas.
Confusión, debilidad o entumecimiento de un lado del cuerpo, trastornos del habla o de la visión, o sopor, ya que estos síntomas indican hemorragia en el cerebro.
Vómitos que persisten o que empeoran.

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