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"The Brutalist", dirigida por Brady Corbet, llega a la cartelera nacional con 10 nominaciones a los Oscar, incluyendo Mejor Película y Mejor Actor. La historia sigue a Lázló Thot (interpretado por Adrien Brody), un arquitecto judío-húngaro que escapa a Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, enfrentando la reconstrucción personal en un entorno hostil. Filmada en 3 horas y media, la película explora el brutalismo como movimiento artístico, destacando la lucha del protagonista por encontrar su lugar en un nuevo mundo. Con una inversión de casi 9 millones de dólares, "The Brutalist" se destaca por las actuaciones sobresalientes de Brody y Guy Pearce, ofreciendo una mirada profunda a la desesperación y la reconstrucción personal en tiempos difíciles.
Comenzando la cuenta regresiva para los premios más importantes del cine, ya llegó a la cartelera nacional “The Brutalist“, la pelicula dirigida por Brady Corbet que cuenta con 10 nominaciones, entre ellas Mejor Película, Mejor Actor y Mejor Actor de Reparto.
Estrenada este 20 de febrero, el filme cuenta la historia de Lázló Thot (Adrien Brody), un arquitecto judío-húngaro que logró escapar de Europa a Estados Unidos, después de la Segunda Guerra Mundial, viéndose obligado a reeiniciar su vida en un escenario hóstil.
The Brutalist: favorita de los Oscars
“The Brutalist” se estrenó en el Festival de Venecia, donde ganó el León de Plata. Respecto al título, hace referencia al “brutalismo”, un movimiento artístico principalmente arquitectónico que le da fuerza a la naturaleza expresiva de los materiales.
“Sabíamos que queríamos contar una gran historia. Hablamos sobre ella durante mucho tiempo antes de empezar a escribir. Brady vino a mí y me dijo ‘quiero contar una historia sobre un arquitecto y su relación con un inversionista. Quiero explorar la arquitectura brutalista””, señaló Mona Fastvold.
La pelicula contó con una inversión de casi 9 millones de dólares, recaudando sobre los 31 millones y tenía fecha de inicio de rodaje en 2020, pero a causa de la pandemia del covid-19, tuvo que ser pospuesto.
En tanto, las 3 horas y media de duración fueron filmadas empleando cámaras VistaVision con la intención de estrenar el filme en 70mm, buscando reflejar de una forma fidedigna la época que evoca.
Una oda a la reconstrucción personal
“The Brutalist” sigue los años post guerra de Lázló Toth, en un país que lo recibe con la promesa de un nuevo futuro solo para chocar de frente con la realidad de que el sueño americano no es algo que se consigue con facilidad, y menos a los extranjeros.
Está solo y en tierra hóstil, abrumado por el fantasma de su esposa y sobrina que no logran escapar aún de Europa, y con dolor crónico de una fractura de nariz mal tratada, Lázló se deja caer en las addiciones. Es en esta etapa donde conoce a Harrison Lee Van Buren (Guy Pearce), un nuevo millonario estadounidense que llega con una oferta que puede cambiar el rumbo de su vida.
La propuesta es la siguiente: Luego de que Harrison descubriera que el forastero que remodeló su biblioteca se trataba de un reconocido arquitecto europeo, le propone construir un centro comunitario para honrar la memoria de su madre recién fallecida y cree que Thót es la persona ideal para esto.
“The Brutalist” es una película sobre la desesperación y la angustia, la historia de un hombre roto que lo perdió todo después de tener todo lo que quería y que tiene que reconstruir su vida y reconstruir qué es lo que quiere de su vida.
Y en palabras del mismo protagonista, también es sumamente política con 3 horas y media de una cachetada con pañuelo a Estados Unidos.
Brody encarna a la perfección la vida del arquitecto que se mantiene la mitad del filme al filo del abismo, a un suspiro de caer por completo, y parece ser un milagro la aparición del multimillonario. O así parece ser, porque el segundo acto vuelve a tomar a Thot que parece estar sostenido solo de sus manos para no caer del todo.
Tiene sentido que “The Brutalist” trate sobre el autorismo arquitectónico y que eligiera el brutalismo como la corriente que rigue la obra, que nace de la necesidad de reconstruir naciones de forma rápida y firme, luego de la Segunda Guerra Mundial. De todas formas, al finalizar la segunda parte del filme, un epílogo te explica lo que se te pudo pasar por alto.
Aún así, la película no es necesariamente para todos los gustos y si conoces de arquitectura, puede que llegues a disfrutarla más. Sin embargo, hay que reconocer que la elección del casting fue un trabajo de relojería fino y preciso, donde todos destacan de manera soberbia y en el caso de Brody y Pearce, seguramente estamos ante las mejores actuaciones de ambos.