La emblemática casa de Carrie Bradshaw, ubicada en el número 66 de Perry Street en Nueva York, ha sido durante casi tres décadas un destino obligatorio para los fanáticos de la serie Sex and the City.
Sin embargo, la propietaria, Barbara Lorber, ha expresado su cansancio por la constante afluencia de turistas y planea instalar una reja metálica para proteger su privacidad y recuperar su “calidad de vida”.
La vivienda de cuatro pisos, ubicada en el West Village, es fácilmente identificable por la escalera que aparece en la serie, donde Carrie subía con sus icónicos tacones Manolo Blahnik.
A pesar de haber pasado casi tres décadas desde su estreno, la casa sigue siendo un lugar de peregrinación para los fanáticos, atraídos por la nostalgia de la serie y su reciente secuela, And Just Like That.
La noticia, fue comunicada por la dueña en una carta dirigida a las autoridades de conservación, allí Lorber describió la constante presencia de grupos de visitantes frente a su casa: “A cualquier hora del día o la noche, hay grupos de visitantes frente a la casa tomando fotos con flash, hablando en voz alta, publicando en redes sociales, haciendo videos de TikTok o simplemente celebrando el momento”, explicó en el documento, que no fue firmado inicialmente.
Para controlar la situación, Lorber ya había colocado una cadena en la escalera y carteles que prohíben hacer ruido, subir los peldaños o tomar selfies. Sin embargo, estas medidas no han sido suficientes, ya que muchos turistas las ignoran.
“Saltan la cadena y posan, bailan o se tumban en las escaleras, suben arriba para mirar por las ventanas del salón, intentan abrir la puerta principal, o cuando están borrachos de noche, llaman al timbre”, añadió en la misiva.
Durante una audiencia pública de la Comisión de Conservación de Monumentos, Lorber se presentó con la esperanza de obtener autorización para instalar una reja en el frontis de la casa que fue utilizada para Sex and the City.
“Hay un interés interminable en mi célebre escalera”, lamentó, mientras destacaba que el edificio, construido en 1866, alberga a tres familias que también se han visto afectadas.
La solicitud de la dueña contó con el respaldo de una vecina, quien denunció haber recibido amenazas por pedir silencio a los turistas. Además, visitantes como Angela Guerra, una fanática de Texas, apoyaron la medida: “Creo que es mejor para las fotos y videos, para ella y su privacidad”, opinó. Otro turista, Charlie Talmer, calificó la decisión como “prudente” y aseguró que “no tiene mala intención para los fans”.
Lorber admitió que nadie previó el impacto de la serie. “Nadie imaginó que sería una piedra angular de la magia de Nueva York”, escribió.
También recordó que accedió a ceder su casa por compasión hacia un joven encargado de locaciones que enfrentaba un gran desafío profesional: “Me dio lástima […] y me dijo que si no conseguía esta casa, perdería su primer trabajo de verdad en el sector”.
Con el permiso ya otorgado, la reja se instalará para preservar la tranquilidad de los residentes, mientras el legado de Sex and the City sigue atrayendo a admiradores de todo el mundo.