Travis Knight | Paranorman

La historia del heredero de ’Nike’: de ser "nepo-baby" del hip hop a un erudito director de animación

11 enero 2025 | 07:00

Es posible que el nombre de Travis Knight no sea muy conocido para el mundo, pero quienes siguen la historia de Nike, así como los fanáticos de la animación, saben perfectamente quién es este artista.

Se trata del hijo del dueño de Nike, el heredero que estaba destinado a ser una historia más del típico “hijo de papá”, que sin talento incursionan en áreas que desconocen, pero al que con dinero, pueden ingresar a experimentar sin problemas.

Así lo hizo, cuando intentó entrar en la música presentándose como un cantante de hip hop, sin embargo, la realidad es que este no era su fuerte.

Aunque la fortuna de Travis Knight no estaba precisamente en ser heredero de Nike o en sus ganas de entrar en la música, sino que la encontraría en otra parte, gracias a un negocio que su padre impulsó, de forma quizás no tan políticamente correcta, pero que le brindó al joven un rumbo de éxito y además, la oportunidad de revitalizar un área de la industria del entretenimiento.

Esto porque Travis es quien actualmente dirige Laika Studios, uno de los estudios de animación más prestigioso del mundo, y tras él están éxitos del cine como Coraline, así como el despegue del stop motion como una técnica para contar historias animadas, sin perder tanto dinero en el camino.

Travis Knight: la disputa que lo puso en Laika Studios

Para entender el camino de Travis Knight a la animación hay que conocer la historia completa que parte con su padre, Phil, quien apostó por algo que le gustaba mucho, la técnica del stop motion.

Se trata de una técnica que genera animación a partir de arcilla y plasticina creada por Will Vinton, el responsable de llevar esto a la publicidad y masificar su uso, así como también comenzar a trabajar tanto en esto que terminó creando un estudio con su nombre.

Creo series de televisión, hizo publicidad y soñaba con hacer largometrajes. Aquí es donde entra Phil Travis, el dueño de Nike que estaba fascinado con esta técnica y no dudó en entrar al negocio siendo inversor principal, apoyando los sueños de Will.

Claro que las cosas fueron cambiando con el tiempo y como buen hombre de negocios, Phill terminó absorbiendo Will Vinton Studios y sacando a quien lo creo de la compañía en 2002.

Will no se iba a quedar tranquilo y lo demandó por el uso de la marca, por lo que la respuesta de Knight fue simple, rebautizó el estudio como Laika y puso a su hijo, Travis, quien tuvo una “incipiente” carrera como cantante bajo el nombre de “Chilly Tee” en un puesto ejecutivo, consignó GQ.

Así es como Travis Knight llegó a Laika Studios, tal como un “nepo-baby”, su padre lo puso en un puesto de poder, en un gran estudio, sin embargo, lo que nadie esperaba era lo que él iba a hacer.

El despegue de una carrera de éxito

Travis Knight no era tan bueno en la música, los escenarios lo ponían nervioso y el álbum que había sacado pasó sin penas ni gloria por la industria del entretenimiento.

Sin embargo, la animación era algo que le fascinaba, tanto que él fue quien convenció que invirtiera en los estudios de Will Vinton, donde probaba suerte trabajando

Por lo mismo, tomar el puesto de ejecutivo de Laika Studios tras la salida de Will Vinton le vino como anillo al dedo, sobre todo cuando con su padre eligieron a Henry Selick, el directo que se encargó de supervisar la división cinematográfica del estudio.

Selick se encargaría de producir el largometraje por el que los Knight llegaron al estudio, mientras que Travis se encargaría del área publicitaria y los videos musicales.

Sin embargo, la pasión de Travis Knight por la animación lo llevó a colaborar con Selick, a quien consideró su maestro. Juntos sacaron adelante su primer cortometraje, Moongirl (2005) y luego, la exitosa película, “Coraline” (2009), que logró una nominación al Oscar.

Travis Knight supo que la animación era lo suyo y desde ese momento comenzó a trabajar en exitosas películas como ‘El alucinante mundo de Norman (2012) y ‘Los Boxtrolls’ (2016), ambas nominadas a un premio de la Academia.

Travis Knight, el director

Siguiendo con el éxito en los largometrajes animados, Travis Knight se posicionaba como un nombre importante en la creación bajo el stop motion, por lo que tras 10 años trabajando en la animación, tomó el desafío de la dirección.

“Kubo y las dos cuerdas mágicas” (2016) es la primera película que Travis dirigió, dejando atrás cualquier especulación sobre el porqué lo pusieron al frente de Laika, resultó que el “hijo de papá” era también un excelente director, logrando dos nominaciones al Oscar y ganando el Bafta Awards a Mejor Película animada.

En ese momento, feliz con su crecimiento y el de la compañía, declaraba a El País, “mi esperanza es que el logo de Laika sea sinónimo de la pasión, de la dedicación que ponemos y de historias diferentes, que significan algo para el público. Sobre todo, que represente lo inesperado. No una película de animación formulada y dirigida por un comité sino un símbolo de ese lugar extraño que creamos hace más de 10 años y donde realizamos filmes capaces de revolucionar la industria”.

Dos años después, volvió a la carga con “Bumblebee”, aunque la película no logró tanto éxito como la anterior, Laika mantiene su estándar de excelencia con “Mr. Link: El origen perdido” (2019).

Un estudio de Hollywood, que no está en Hollywood

La historia de Laika hace pensar que sería un estudio más que está en Hollywood, sin embargo, la realidad es que se fundó en Portland y aún se mantiene en esta ciudad de Estados Unidos.

Alejada de las luces de Los Angeles, Laika se encarga de, como dicen en su web oficial, promover el “espíritu de una ciudad conocida por acoger el libre pensamiento, lo contracultural y lo aventurero”.

Estar lejos de la meca del cine les da otra mirada, por lo que declaran que Laika no sería lo mismo si hubiera nacido en otro lugar. Eso porque además se centran en una de las técnicas más dificiles de la animación.

El stop motion es caro de realizar y requiere mucho tiempo, tiempo colaborativo que logran en realizar con éxito en Portland, donde se van redefiniendo en función de sus proyectos y donde Travis Knight puede dirigir con éxito el estudio que le encomendó a dedo su padre, pero que le dio a oportunidad de demorar que era un genio de la animación y no un nepo-baby de la entretención.