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La brecha de género en Hollywood sigue siendo una preocupación, no solo en términos de participación, sueldos y estatus, sino también en los temas que abordan las películas producidas. El Test de Bechdel, creado en 1985, evalúa si una película presenta un diálogo entre dos mujeres que no hable sobre hombres. A pesar de movimientos como el Me Too, muchas películas no pasan esta prueba, lo que refleja una representación sesgada de las mujeres en la ficción. Aunque se han observado avances, como el aumento de películas que pasan el test, la industria aún enfrenta desafíos en cuanto a la equidad de género y la representación real de las mujeres en la pantalla.

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Un tema que aún preocupa en Hollywood es la brecha que hay entre hombres y mujeres, pero no sólo a nivel de participación, sueldos o status, sino que también a los temas que hablan en las películas que se producen.

Esta preocupación llevó a que en 198… se creara el Test de Bechdel, una sencilla prueba que se basa en el diálogo que sostienen dos mujeres en una producción, da igual si es de acción, drama o comedia, siempre se guiará por dos personajes femeninos y lo que hablen.

El problema del test es que se puede aplicar a todas las películas, pero gran parte de estas no lo pasa. Incluso, luego que la revolución femenina que generaron movimientos como el Me Too en la industria de a entretención, hay cosas que aún no cambian.

Eso tiene que ver con la representación femenina real en las películas de Hollywood, las que llegan a millones de personas que aún tienen una realidad relativamente sesgada del poder que tienen las mujeres en la realidad y la ficción.

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¿Qué es el Test de Bechdel?

Para entender por qué el test de Bechdel pone en juego a las películas de Hollywood hay que entender de qué se trata.

Según explica Perfil, se creó en 1985, cuando “Alison Bechdel, una historietista y activista, escribió lo que se convertiría en una de sus tiras más conocidas. En su cómic titulado “Unas lesbianas de cuidado” publicó un fragmento con los parámetros básicos de la prueba, titulado “The Rule””.

El comic muestra a los dos personajes principales interactuando en las afueras de un cine. Mientras que una le pregunta a la otra si quiere entrar al cine a ver una película, esta le responde, “Yo solo veo películas que cumplan con tres requisitos básicos. Tiene que tener al menos dos mujeres que hablen entre ellas sobre cualquier cosa que no sea un hombre”.

Para muchos esta prueba puede sonar ridícula, sobre todo considerando el contexto en el que apareció, una tira de comic, sin embargo, cuando la llevamos a la prueba con películas de Hollywood la triste realidad es que no todas pasan el test, aunque son obras magistrales.

Un ejemplo brutal es la primera película de la trilogía de “El señor de los Anillos”. El test de Bechdel da cuenta de que si la película tuviera que mostrar sólo el diálogo de mujeres en el que no hablan de hombres, esta película duraría exactamente 3 segundos.

Se trata de la escena en que Éowyn “habla” con otra mujer aunque se trata de la niña rescatada que es resguardada en el castillo de Meduseld tras escapar de las huestes de Saruman.

¿Por qué el test pone en juego a Hollywood?

Aunque en análisis al Señor de los Anillos recibió críticas, puesto que el guion apuntaría a otro lado, esta es solo una referencia de la realidad que muestra el Test de Bechdel.

Esto porque aunque la sencilla prueba de Alison Bechdel, quien dio los créditos de “las reglas” a su amiga Liz Wallace, es criticada por su informalidad, sigue sirviendo para hacer un análisis de la industria.

En 2018, cuando comenzaba el auge del movimiento Me Too y la premiación de los Oscar cumplía 90 años, BBC 100 mujeres realizó el análisis a todos los films que habían obtenido la estatuilla a Mejor Película.

Un 49% de las películas pasaron el Test de Bechdel, pero lo peor era que películas que recientemente habían obtenido el Oscar, como Moonlight, no pasaban la prueba.

Lo terrible, películas que ese año estaban nominadas, como Dunkerque, ni siquiera tenía personajes femeninos que tuvieran un nombre propio, solo aparecen por su oficio, cómo “enfermera”.

“Creo que están haciendo lo mismo de siempre, contar historias que son similares a lo que han visto antes, sin cuestionarlo”, mencionaba Ellen Tejle, una sueca que estableció un sistema para calificar las películas que sí aprueban.

Escena de Moonlight, película que no pasa el Test de Bechdel
Moonlight (2016)

La brecha va disminuyendo, pero ¿es suficiente?

Si hay algo que destacar de la actualidad en Hollywood es que las cosas han ido cambiando, levemente con los años. Para 2025 algunas de las películas que pasan el test, y que están entre las nominadas a los premios Oscar, son Pobres Criaturas (2023), Barbie (2023), Historia de un Matrimonio (2020), Jojo Rabbit (2020), consigna Informador.

El último Estudio de Cine del Geena Davis Institute, analizó las 82 películas estrenadas en 2023, centrándose en aquellas clasificadas G, PG y PG-13 con presupuestos superiores a 10 millones de dólares.

El análisis reveló que casi 3 de cada 4 películas están pasando el test de Bechdel, aunque en general, los personajes femeninos representan solo el 37,8% de todos los personajes en pantalla de las películas analizadas.

Esta cifra es levemente mayor que la que se registró en 2018, cuando un informe de la Iniciativa Annenberg por la Inclusión, un grupo de estudio multidisciplinar en el campo de las humanidades de la Universidad de Carolina del Sur, reveló que solo el 33,1% de las películas más taquilleras de ese año era femenino. En 2007, la cifra era de solo 29.9%, consignó Vogue.

Estos personajes tienen casi cinco veces más probabilidades de ser cosificados, versus los masculinos ((3,3% en comparación con 0,7%) y tres veces más posibilidades de llevar ropa reveladora (7,4% en comparación con 2,5%).

Sí hablamos de protagonismo, la cifra de mujeres bastante menor que los hombres, llevándose sólo el 35,3% de los papeles principales.

Estos números muestran que las cosas están cambiando, pero aún falta mucho por hacer en la industria de Hollywood, una que aún no logra llegar a la paridad y que lo intenta, pero levemente.