Guy Williams, la estrella de la serie de Disney, falleció el 1° de mayo de 1989 en Buenos Aires, donde trabajó en sus últimos años. Ese día justo le iba a pedir matrimonio a su pareja argentina Araceli Lisazo, hoy de 70 años. Una semana después, los vecinos hallaron su cadáver.
Quien fuera la máxima estrella de la serie homónima de Disney, originalmente emitida entre 1957 y 1959 pero repetida hasta el hartazgo en la televisión de Latinoamérica, encontró la muerte un 1° de mayo de 1989 en el barrio de Recoleta, en la Ciudad de Buenos Aires. Su cadáver fue hallado una semana después por sus vecinos. Algunos ni sabían que tenían del otro lado del muro al ídolo de su infancia, quien había optado por el bajo perfil y el verdadero amor tras colgar la capa.
Su elección de hogar no fue caprichosa ni al azar. El actor Armando Joseph Catalano, conocido artísticamente como Guy Williams, se había instalado desde los años 70 en Argentina, país donde integra un panteón de ídolos al nivel de figuras como Maradona, Messi, Mafalda, Cerati o Charly García.
En Estados Unidos ya se habían olvidado que aparecía en su corcel cuando sale la luna. De hecho, en Hollywood lo recordaban más por la serie “Perdidos en el espacio” (1965-1968), donde interpretó al profesor John Robinson. Sus hijos no querían saber nada con él. Había un divorcio complicado a cuestas… y cuentas que saldar. Así que recaló en Argentina para girar por circos y teatros, siempre disfrazado con el antifaz, el gorro y la espada.
Lo amaron por igual grandes y chicos. Y también Araceli Lisazo, una mujer que hoy tiene 70 años y vive en la tranquila Potrero de los Funes, provincia de San Luis: la eterna “viuda de El Zorro”.
La viuda de El Zorro en Argentina: una historia de amor sin anillo
“El 1° de mayo, día de mi cumpleaños, él iba a llamar a mi casa para pedir mi mano en matrimonio”, confesó el gran amor de “El Zorro” sobre el día en que dejó de existir.
Guy y Araceli se conocieron en enero de 1978, cuando él tenía 54 años y ella, apenas 24. “A través de mí, se enamoró del país, del campo, de Los Toldos (la localidad natal de Araceli, al noroeste de la provincia de Buenos Aires), y se quedó”, dijo la mujer en una entrevista reciente con el diario Clarín.
Desde pequeña, Araceli quiso ser actriz. Llegó a la capital y participó en algunos ciclos menores. La apodaban “La Tana” por su manejo del italiano. Su carrera fue en ascenso hasta hacerse amiga del actor y esgrimista Fernando Lúpiz, histórico amigo argentino de Guy Williams en los tiempos que se estableció en la ciudad turística de Mar del Plata para hacer circo vestido de seda negra. Ese fue el nexo. Araceli fue a ver una función en el verano y sintió el flechazo al descubrir los ojos verdes del galán extranjero.
Por su parte, la estrella mantenía un duradero matrimonio con la estadounidense Janice Cooper hace 30 años, desde 1948. De esa relación tuvo dos hijos varones. Pero quedarse en Argentina le empezó a pasar factura. Ambos se separaron, pero no oficializaron el divorcio hasta 1983. En el medio, Guy compartió algunos meses junto a Araceli entre Los Toldos y su casa en Potrero de los Funes. Nunca compró propiedades en el país. Arrendaba departamentos y sólo volvía a California para Navidad a ver sus hijos.
A pesar del bajo perfil y la escasa aparición mediática, a Araceli la presión social sobre la legalidad de su romance comenzó a hacerle mella. En cambio, a Guy no le importaban los papeles. Ella le puso pausa al idilio que la unía con Don Diego de la Vega. ”Yo tenía mis trabas, mis prejuicios, quería tener un hijo de él, estaba viviendo en Los Ángeles y me volví. Y lo desafié: ‘Me voy a casar con el primer estúpido que se me cruce’”.
En una fiesta, la argentina tuvo otro flechazo masculino en su vida, que a los 15 días mutó en la propuesta que Guy nunca le hizo. Un día antes de la boda, el Zorro, ya divorciado en 1983, volvió a aparecer para decirle que estaba por volar a Argentina. Araceli le presentó a una amiga, como para desviar el incómodo momento porque “no tuvo ovarios para deshacer el casamiento”, pero sí para separarse de la convivencia con su flamante esposo en distintos pisos del apartamento. La atracción con Guy era incontrolable; intentaron ser amigos, pero en 1989 volvieron a estar juntos los últimos meses hasta su muerte.
Solo, olvidado y descubierto una semana después: así murió El Zorro en Argentina
En los años 70, la serie “El Zorro” se había convertido en un fenómeno cultural en Argentina gracias a la retransmisión por el canal de aire El Trece, que hoy todavía lo mantiene cada mediodía como líder de audiencia. Así surgieron las tratativas para contactar a Guy Williams con la esperanza de traerlo a Buenos Aires. No sólo como un desembarco símil Beatle en los Estados Unidos, sino la oportunidad laboral para sacarle provecho y revitalizar su fama.
En abril de 1973, el aeropuerto internacional de Ezeiza se llenó de fans, tanto niños como adultos, muchos luciendo los característicos antifaces de El Zorro, ansiosos por recibir por primera vez a Guy Williams y a su compañero de reparto Henry Calvin, quien interpretaba al recordado sargento García.
Guy participó en varios programas argentinos de televisión, incluyendo el almuerzo de Mirtha Legrand, la conductora que a sus 97 años sigue activa. El caluroso recibimiento lo llevó a regresar al país vecino en varias ocasiones tanto por trabajo como por su relación con Araceli Lisazo.
Incluso, el actor soñaba con producir, filmar y protagonizar una película de “El Zorro” en Argentina, con locaciones en la provincia norteña de Salta. Sin embargo, el financiamiento fue un obstáculo, y aunque el cantante “Palito” Ortega mostró interés y ofreció apoyo económico, hubo diferencias creativas. El libreto del proyecto cancelado puede apreciarse en el Museo del Cine de Buenos Aires y lleva la firma también de la pareja argentina del actor.
En sus últimos años, El Zorro se había borrado de los medios y las cámaras. Durante uno de sus viajes esporádicos a Los Ángeles, Guy Williams sufrió un ACV. Lo operaron y se recuperó, aunque con alguna secuela menor en el habla.
A fines de abril de 1989, Guy Williams, ya con 65 años encima, desapareció misteriosamente. No lo vieron más pasar tiempo en el café La Biela, en el barrio porteño de Recoleta, donde solía leer el diario The Buenos Aires Herald. Ni tampoco salir a comer bife de chorizo o gritar los goles de Racing.Su muerte fue fechada el 1° de mayo, pero los vecinos lo encontraron sin vida recién el 6 de mayo, en su apartamento. Fue por una aneurisma cerebral. La noticia de su fallecimiento tardó en difundirse, y muchas personas ni siquiera creían que estaba en Argentina.
“Siempre seré la mujer de El Zorro”
Araceli afirmó que en aquel momento estaba en Los Toldos celebrando su cumpleaños, junto a su familia, algo que no hacía desde hace tiempo. Quizá una manera inconsciente de sentirse acompañada ante la tragedia paralela: “Antes de morir, Guy me dijo: ‘Quedate tranquila y decile a tu mamá que mañana le pido tu mano por tu cumpleaños. Nos vamos a casar en la Iglesia de Los Toldos para que nos vea todo el pueblo’”.
El dolor por la pérdida fue tan profundo que llegó a somatizarse en forma de una hepatitis. Después, la mujer tuvo otras parejas, pero nunca estables en el tiempo: “Es difícil para un hombre, porque siempre seré la mujer de El Zorro. Para un tipo llevar del brazo a la viuda de El Zorro es complicado. Nosotros podíamos estar horas mirando el cielo, sin hablarnos. Lo sigo haciendo”.
Araceli nunca tuvo acceso al informe de la autopsia. Dijo que Alejandro Amaro, autor del libro sobre la vida de Guy (“La historia secreta del Zorro”), sostiene que al actor lo mataron porque había una fanática que lo perseguía. “A Guy no me lo dejaron ver por última vez”, lamentó la argentina.
Guy Williams fue velado en el cementerio de la Chacarita, precisamente en el panteón de actores. Lejos de la masividad que supo experimentar, en la ceremonia aparecieron un puñado de personas, entre ellas, la conductora Mirtha Legrand y el leal Fernando Lúpiz.
Los restos de Guy Williams solamente estuvieron dos años en Argentina. De su esposa yanqui nada se supo. Y de sus hijos, recién hubo novedades unos cuantos años después de su deceso, en 1991. Steve Catalano -el primogénito- recibió las cenizas de su padre en California y cumplió el deseo de que fueran esparcidas en las montañas de California, en la playa de Malibú y en el océano Pacífico.
Su “principessa” siguió adelante en el mundo de la actuación y del periodismo. A Araceli nunca le interesó el dinero, ni cuánto acumuló el actor. Se quedó en San Luis, lejos de la metrópolis y rodeada de la naturaleza. Cada tanto, abre las páginas de su relato digno de adaptar en otra serie.
“Yo dije: ‘Si no tengo hijos con él, no los tengo con nadie’. Y eso quedó claro cada vez que formé pareja. Pero, como me enamoré de él, no me enamoré de nadie más… ¿Qué hice? Me dediqué a la actuación y anduve dando vueltas por el mundo sin saber adónde ir. Porque mi vida amorosa se terminó con él. Y hoy sigo sola, buscándolo en todos lados”, confió la mujer, quien en el entorno de su casa suele cruzarse a un zorrito y lo saluda para no perder la cotidianidad.