Cecilia Pantoja es una figura esencial del movimiento artístico de los 60 en Chile, definida como una adelantada a su época. Su propuesta escénica irrumpió proponiendo un cambio de paradigma para el modelo femenino y dando un paso más allá.
“Con su valentía, hacía las cosas diferentes. El pelo corto, los pantalones, los zapatos planos y varias cosas más que solo usaban hombres, ayudó a que las mujeres se atrevieran y lo hicieran. En el Caupolicán, muchas mujeres grandes me lo contaron: ‘yo me corté el pelo porque ella lo hizo’”, explicó a BioBioChile Yasmín Bau, mánager de Cecilia.
Vanessa Miller, directora de la serie Cecilia: La Incomparable, que se estrenará en octubre por TVN, comentó que “ella representa un arquetipo femenino de avanzada que llega para intervenir y liberar el modelo de mujer ‘quitada de bulla’. Rompió con el esquema de las mujeres obligadas a estar contenidas socialmente, en segundo plano y bajo el alero del liderazgo masculino”.
“Lo más lindo de eso es que fue desde su personalidad autónoma y espontáneamente. Sin buscar nada más que ser ella”, reflexionó Bau.
El legado musical de Cecilia: La Incomparable
Cecilia publicó más de 50 discos, con más de 200 canciones de su autoría, que la llevaron no solo a ser ganadora de los premios a la Artista más popular y a la Mejor Cantante en el Festival de Viña del Mar en 1965, sino que, además, a obtener 10 Discos de Oro, 11 de Platino y 1 Doble Platino.
Adicionalmente, en 2011 fue premiada con el título de “Figura Fundamental de la música chilena” y, en el 2016, recibió el Premio a la Música Nacional, de manos de la expresidenta Michelle Bachelet.
Con su voz característica y su estilo experimental, que incursionó en el rock, boleros, tango italiano y cha cha chá, la artista de la Nueva Ola marcó una generación de cantantes e inició una tendencia que se ve en intérpretes chilenas hasta el día de hoy.
“Es pionera, está mucho más alineada con la irrupción del rock y de la música que suma sonido eléctrico de guitarras y que rompe los viejos moldes. Es parte de una juventud que baila con un desenfreno vital, donde las mujeres se toman los espacios públicos y se liberan de las lacas y los peinados rígidos como una metáfora de un cambio de cabeza”, apuntó Miller.
“La voz de Cecilia es una orquesta en sí y su afán musical siguió buscando camino hasta el último suspiro. Eso la convierte sin duda en una artista de talla mayor”, agregó.