Este viernes la Academia de Televisión y la cadena Fox confirmaron que la ceremonia de los Premios Emmy será postergada hasta enero de 2024 debido a la huelga de actores y guionistas de Hollywood, que mantiene en vela a la industria cinematográfica.
Según confirmó el medio especializado The Hollywood Reporter los premios que buscan reconocer lo mejor de la televisión y el streaming estaban agendados originalmente para el 18 de septiembre, pero ahora no contarían con una fecha exacta.
La revista, que cita fuentes cercanas a la programación de los premios, informó de que “idealmente” la edición 2023 de entrega de los Emmy no se celebrará hasta que el Sindicato de Actores de Estados Unidos (SAG-AFTRA, por sus siglas en inglés) y el de guionistas lleguen a un acuerdo con la Alianza de Productores de Cine y Televisión.
“Tanto la Academia de Televisión como la cadena Fox todavía están en conversaciones sobre para cuándo se reprogramará el evento”, aseguró el medio.
También la revista Variety informó de que la noticia de la suspensión ya se les ha comunicado a los proveedores de servicios que participan en la organización de la gala.
Los gremios de actores y guionistas exigen a sus afiliados que durante la huelga no hagan publicidad del trabajo realizado, lo que afectaría tanto a los presentadores como a los invitados e incluso a los galardonados en una entrega de premios del sector de entretenimiento.
Dieciséis de los 25 premios otorgados durante la gala de los Emmy 2022 fueron a parar a actores o guionistas, recordó la revista.
Este aplazamiento de los premios Emmy es el primero desde que la Academia Nacional de las Artes y las Ciencias de la Televisión (NATAS) y la cadena CBS retrasaron hasta comienzos de noviembre la ceremonia de 2001 a raíz de los atentados del 11 de septiembre de ese año.
La huelga, la primera simultánea entre actores y guionistas en las últimas seis décadas, ha obligado a la suspensión de la producción, rodaje y promoción de producciones.
Los intérpretes exigen regular la inteligencia artificial, remuneraciones más altas en las compensaciones que reciben cada vez que un servicio de “streaming” vende los derechos de una producción a un nuevo mercado, y aumentos del salario mínimo, entre otras demandas.