Las series de adolescentes siempre son un fenómeno, de alguna forma u otra. El ejemplo más reciente es Euphoria, que en su segunda temporada marcó un récord de visualización en HBO Max.
Y si pensamos en este tipo de programas, nuestra mente va justamente a los que tocan esta clase de temáticas. Jóvenes rebeldes que suelen abusar de de las drogas o el alcohol y viven su sexualidad al límite. Otros ejemplos son Skins, Elite o Riverdale.
Por eso, cuando te encuentras con una serie que rehuye de estos patrones, lo primero que se puede pensar es “vaya, qué refrescante”.
Heartstopper, el fenómeno de Internet a tu pantalla
Heartstopper ya era conocido antes de su arribo a Netflix. La historia de Nick y Charlie comenzó con un webtoon creado por Alice Oseman, pero los personajes también aparecen en los libros de la escritora. De hecho, existe un libro que se llama precisamente “Nick y Charlie”.
Sin embargo, las más famosos son las novelas gráficas que ya cuentan con 4 tomos traducidos en español.
La historia es, en su premisa, bastante simple: chico conoce a chico… y lo demás es historia.
Pero hay más. No es sólo “chico conoce a chico”, porque en lo sencilla que puede parecer una relación, nunca lo es. Menos cuando eres un adolescente gay en una escuela sólo de hombres.
Los hermanos Tori y Charlie Spring van en un autobús camino al colegio, su hermana le pregunta “hipotéticamente” con qué tipo de chico le gustaría salir y Charlie le responde que alguien amable. La cámara corta y por la nublada ventana de la máquina se observa la silueta de Nick.
Las relaciones amorosas para Charlie no han sido… idóneas. Luego de un año dónde tuvo que sobrellevar el constante bullying de sus pares tras enterarse que era homosexual, ahora debe soportar que su “novio” no le dirija la palabra en los pasillos y no quiera ser visto con él.
En ocho capítulos, veremos a nuestro protagonista ir creciendo de a poco en diversos ámbitos, no sólo románticos porque la amistad es otro pilar fundamental en la historia.
Están Tao, Elle e Isaac (personaje original del show), los primeros dos con sus propios arcos argumentales y crecimientos.
De los tres, Elle (Yasmin Finey) es la que más cambios ha sufrido. Tiene que adaptarse a una escuela nueva donde formar amistades no parece tan sencillo como le dice a sus ex compañeros de clase.
La serie es extremadamente fiel a su material de origen, tomando incluso estética propia del cómic, lo que refleja el respeto por la obra y de seguro le dará paz mental a sus fanáticos. Hay escenas donde incluso se puede hacer un paralelo con las páginas del webtoon. Los cambios son los menos y a veces, da la impresión que los creadores pudieron arriesgarse un poco más en la adaptación.
La adaptación a Netflix
Uno de los rasgos más interesantes de la adaptación es el elenco. Quizás comparar a Euphoria con Heartstopper no es justo. Sí, ambas utilizan al público joven para contar una historia, ambas muestran la sexualidad y como se viven en los años de escuela, y ambas tratan de representar este caos que se vive en estos años complicados de auto descubrimiento. Sin embargo, ahí es cuando todas las similitudes paran.
Mientras Euphoria es una serie adolescente enfocada en un público adulto (con adultos en papeles de secundaria), Heartstopper es una serie adolescente interpretada… por adolescentes. Los actores principales tienen 18 años. El show lo puede ver un niño de 13 años sin miedo a encontrarse un desnudo. Es algo que puede ver un padre con sus hijos y conversar los tópicos más pesados que traen.
Porque sí, entre los tonos pasteles, hermosa cinematografía y animaciones de hojas de otoño caer, también convive a la perfección con colores grises, cristales rotos y pasillos oscuros.
Charlie es un personaje complejo. Por mucho que se le puede ver sonreír, también se sabe que es alguien sumamente tímido y ansioso, que sufre bullying constantemente y que se ve a si mismo como alguien que sólo estorba. Cerca de la mitad de la temporada se asoma otro fantasma en la vida del protagonista y quienes leyeron la obra de Oseman, sabrán perfectamente lo que vendrá a futuro. Son escenas simples, rechazando pizza o guardando su colación en la mochila, pero representan el inicio de un arco importante para el joven.
Quizás, el punto más débil de la adaptación son las actuaciones. Y son las de los protagonistas, principalmente en los primeros capítulos. Hay partes donde los actores no lograron dar el todo para el drama que ameritaba la escena, aunque Kit Connor (Nick en el show) comparte una emotiva conversación con su madre al final de temporada y no queda en menos cuando la mujer que está a su lado es la mismísima Olivia Colman.
Las grandes sorpresas en el show fueron las interpretaciones de Darcy (Kizzy Edgell) y Elle, quienes brillaron en el capítulo dedicado exclusivamente a las mujeres de Heartstopper. Otro que destaca también es William Gao como Tao, a quien pareciese que lo sacudieron directamente de las páginas del cómic.
Si no eres fanático del romance sentimental, entonces esta serie no es para ti. Hay declaraciones bajo la lluvia con muchas miradas discretas y besos en medio de salones vacíos. Enamorarse en la adolescencia puede sentirse como lo más importante del universo, sobre todo cuando eres queer y encuentras a quien te acepta por quien eres, con todos los prejuicios existentes. Es algo que recuerda un poco a la película Love Simon (2018) que destacó como una comedia romántica juvenil con un protagonista homosexual. Algo que ya hemos visto en millones de otras adaptaciones, pero siempre muy heteronormado.
Y Heartstopper en ningún momento intenta serlo. Es directa en decir lo que quieren decir y cómo quieren decirlo, “sí, la homofobia existe y es horrible, pero nosotros no dejaremos de vivir nuestra vida por eso”.
El más inseguro de todos es Nick, quien jamás se relacionó mucho con el lado queer de su escuela, como un jugador de rugby que es parte de los chicos populares y que a lo largo de la temporada descubre dos cosas: quizás no es hetero y tal vez sus amigos realmente no son sus amigos.
A Nick lo vamos a ver buscando en Google “¿Cómo sé si soy gay?”, tomar quizzes y buscar películas que puedan responder las dudas que van surgiendo a medida que pasa más tiempo con Charlie.
Son estas escenas donde Kit destaca más. Cuando en silencio escucha a sus amigos gritar comentarios homofóbicos y en sus expresiones se le ve debatirse entre interferir o simplemente ser cómplice, o cuando se ve el reflejo de la pantalla en sus ojos lloros mientras ingresa a una nueva búsqueda en Internet.
Es obvio que los creadores entienden perfectamente lo que significa crecer queer en un mundo que aún no los acepta del todo. Salir “del closet” no debería ser algo que se deba temer, pero Heartstopper nunca intenta negar que lo es.
Heartstopper es íntima y a veces realista y surrealista a partes iguales, y quizás su mayor fortaleza es cómo trata la honestidad: Oseman atesora su valor, pero reconoce sus desafíos. En última instancia, la serie ve cualquier intento de franqueza, por pequeño que sea, no solo como un paso en la dirección correcta, sino como un logro en sí mismo y un acto de rebeldía.
Aún queda mucho que conocer de Nick y Charlie y el resto de los personajes en Heartstopper. Tal vez, los creadores se aventuren a integrar fragmentos de la historias de los libros como Solitaire o Radio Silence (personalmente, me gustaría ver más de Tori Spring) y sería un acierto porque el show sienta las bases de lo que deberían ser futuras representaciones edificantes e inclusivas de personajes queer para la próxima generación de espectadores.