El nuevo documental “Leaving Neverland” presenta el relato James “Jimmy” Safechuck y Wade Robson, sobre su experiencia cuando tenían 10 y 7 años respectivamente, época en la que se ganaron la amistad de Michael Jackson. Los dos niños y sus familias fueron introducidos al mundo mágico del artista, y se encantaron con su vida de cuento de hadas durante los momentos más altos de la carrera del rey del pop.
Años después y a través de entrevistas desgarradoras con Safechuck y Robson, así como con sus madres, esposas y hermanos, Leaving Neverland muestra un retrato del abuso continuo y explora los complicados sentimientos que los llevaron a confrontar sus experiencias, después que ambos se convirtieran en padres de familia.
Producido y dirigido por Dan Reed, nominado al Emmy por Three Days of Terror: The Charlie Hebdo Attacks de HBO, la primera parte de Leaving Neverland estrena el sábado 16 de marzo a las 20:00hs, seguido por la segunda parte el día siguiente, el domingo 17 de marzo a las 20:00hs, solo por HBO y HBO GO.
James Safechuck era un actor infantil de Simi Valley, California. En 1986, logró una participación en un comercial de Pepsi junto a Jackson. Deslumbrado por Safechuck, en solo cuestión de meses, Jackson se convirtió en un querido amigo de la familia.
Por su parte, Wade Robson era un bailarín infantil de Brisbane, Australia. En 1987, el niño de cinco años tuvo la oportunidad de conocer al artista tras ganar un concurso imitando a Jackson. En 1990, Joy, la madre de Robson, siguió en contacto con el cantante, quien invitó a toda la familia a su casa a pasar un fin de semana.
Jackson se introdujo en las vidas de estas familias de forma separada pero similar. Su estrategia fue sutil pero deliberada, a menudo manifestándose solamente como afecto por los niños. Jackson se convirtió en el amigo, mentor y confidente de los menores, expresando por separado su amor por ambos, mientras que gradualmente los aislaba de sus familias.
Muchas de las memorias de los dos hombres que sobresalen de aquel tiempo fueron en la residencia de Jackson, Neverland, ubicado al norte de Santa Bárbara en California. Ellos lo describen como un lugar de ensueño lleno de juegos, un parque de diversiones, animales exóticos y un suministro continuo de dulces y comida chatarra.
Estas visitas pronto empezaron a incluir estadías en la casa, donde Jackson dormiría en la misma habitación que sus jóvenes huéspedes, alejados de sus padres. Tanto Robson como Safechuck describen cómo lo que comenzó como sleep overs inocentes llevó a un contacto íntimo. Robson tenía siete años cuando comenzó el abuso mientras que Safechuck tenía 10. Pronto, como Safechuck recuerda dolorosamente, casi todos los lugares “especiales” en Neverland estuvieron marcados por un encuentro sexual.
En 1991, incitada por Jackson, la madre de Robson trasladó a su hijo e hija Chantal a Los Ángeles para ayudar a avanzar la carrera artística del niño. Esta decisión separó a la familia, dejando al padre de Robson, su hermano mayor y su abuela en Australia. En el documental, los hermanos de Robson comentan lo distantes que se volvieron a medida que Jackson se acercaba más a él y a su madre.
Desde el principio, Jackson insistió en que Robson y Safechuck debían mantener su contacto sexual en secreto. Robson recuerda haberle creído a Jackson cuando le dijo que ambos “iremos a la cárcel por el resto de nuestras vidas” si alguien se enterara.
Cuando los dos niños llegaron a la adolescencia, descubrieron que ya no estaban en la misma posición “privilegiada”, ya no eran el objeto principal de la atención de Jackson. Sin embargo, mantuvieron sus secretos y su lealtad hacia él, obligados por los complicados vínculos emocionales forjados durante el abuso. En la década de 1990, cuando otros lo acusaron de abuso, Jackson pidió a Safechuck y Robson que lo defendieran. Ambos negaron vehementemente a sus padres y al público que Jackson se hubiera portado de forma inapropiada con ellos.
Robson se convirtió en uno de los coreógrafos jóvenes más exitosos de su generación, trabajando con *NSYNC y Britney Spears en sus periodos de mayor apogeo. Pero su éxito estuvo opacado por la melancolía y la depresión. Safechuck, un aspirante a director de cine y músico de rock, también enfrentó ataques de depresión y adicción.
Ambos se casaron y tuvieron hijos propios. A medida que sus hijos pequeños crecían, su agitación emocional aumentaba mientras luchaban por entender el pasado, revelando cómo las secuelas del abuso sexual pueden manifestarse décadas más tarde.
Finalmente, frente a las crisis emocionales, ambos hombres llegaron a un punto en el que estaban dispuestos a decir la verdad a sus familias. En el documental, parientes de ambos recuentan cuando Robson y Safechuck se abrieron por primera vez, cuando comprendieron el daño que quedó después del abuso físico. Luego, comenzaron a enfrentar su trauma, tratando de comprender sus recuerdos y sanando las relaciones fracturadas dentro de sus familias. Ahora, después de años de terapia, ambos hombres han decidido hablar y contar sus historias.