Getty Images

La renovada vida de Pamela Anderson: De ser sexualizada a ofrecer la actuación de su carrera

21 diciembre 2024 | 07:00

En los 90, Pamela Anderson se hizo conocida por su papel de la salvavidas C.J. Parker, en Baywatch. Desde entonces, la actriz, cuya fama tuvo su punto máximo durante los años en que fue portada de la revista masculina Playboy, ha tenido esporádicas apariciones en cine y televisión.

Ahora bien, a sus 57 años, la canadiense experimenta un renacer personal y artístico que la encumbra a uno de sus roles principales en The Last Showgirl, en la cinta donde encarna a Shelley, una bailarina que debe reinventarse después que el show que estelariza en Las Vegas cierra.

Anderson no solo ha demostrado que se toma en serio la actuación con este filme dirigido por Gia Coppola (nieta de Francis Ford Coppola), tiene el rol de “su vida”, ya que este momento también coincide con una etapa madura.

A ella le encanta actuar, pese a que desde el comienzo de su carrera fue sexualizada, a los 22 años, cuando una casualidad la llevó a Hollywood.

Pamela Anderson: el nacimiento de un mito erótico

Pamela Denise Anderson nació en Ladysmith, isla de Vancouver, el 1 de julio de 1967, su padre, Barry, se dedicaba a arreglar hornos, y su madre, Carol, era camarera.

Luego de terminar el colegio, la futura actriz trabajó como monitora de fitness hasta que un día, mientras estaba observando un partido de fútbol, la cámara la captó y la hicieron bajar para saludar a la gente que estaba fascinada con su belleza.

Con 22 años, fue elegida para ser rostro de cerveza Labatt’s, y después ser la elegida por Hugh Hefner para posar en la revista Playboy, un momento de su vida que la marcó profundamente.

“La gente tiene esta imagen neumática de mí, desde Playboy hasta Baywatch, mis matrimonios con estrellas de rock y todo lo demás. Pero también jugué con la imagen que se creó a mi alrededor. Me alegro de haber hecho todo eso, pero estoy realmente feliz de estar donde estoy ahora”, afirmó Anderson, en una entrevista durante el Festival de Cine de Zúrich.

Es que la intérprete ha confesado que participar de la revista de adultos, le permitió vivir en un entorno que la estimuló intelectualmente, aunque también ha desarrollado una opinión crítica sobre como fue sexualizada por varias décadas.

Así las cosas, Anderson, desde su aparición en las playas de Malibú con su traje de naranja, supo que su carrera no iba a ser la misma. “Tengo 57 años y mucha de mi carrera se ha basado en mi físico”, reconoció al diario El País.

Aunque un episodio en su vida, sepultó el inicio de su prometedora carrera en Hollywood.

El video prohibido de Pamela Anderson

En paralelo, cuando la carrera de Anderson comenzaba a despegar, la actriz se casó con el músico Tommy Lee, de Mötley Crüe, con quien tuvo un turbulento matrimonio que inició con un traspié que todavía repercute en ella, la publicación de un video sexual robado que ha sido ampliamente difundido desde 1995.

El asunto reflexionó la actriz en una conversación con Glamour, definió su reputación a lo largo de su carrera. “En el momento no me di cuenta. Es como postraumático, y entonces empiezas a actuar. Sabía que me habían pasado muchas cosas que podría haber manejado de otra manera”, recalcó a Glamour.

Pese a las duras circunstancias que la rodearon, la actriz decidió hacer una vida pública normal, participando en programas televisivos para tratar de mantener a sus dos hijos, fruto de la relación con Lee.


En ese sentido, la canadiense rescata que nunca quiso verse como una víctima.

Por ello, admite que adoptó una actitud “despreocupada”, aunque el daño psicólogico estaba aún presente. “Simplemente intentaba reírme y creo que así es como aprendí a lidiar con esto”, dijo al citado medio.

La reinvención

Con los años, la actriz realizó un cameo en la versión realista de Scooby-Doo, además de una participación en el reality Gran Hermano, Anderson no tuvo muchas oportunidades para demostrar sus dotes en la actuación.

Por otra parte, la también modelo, expuso que el estar en la palestra pública por tantos años, hizo que se sintiera bastante insegura. Es más, afirma que su nombre se transformó en un estereotipo.

No obstante, su meta siempre fue ofrecer algo más. Sin embargo, el peso de sus decisiones, no la dejó en paz, cuestionó en el documental de Netflix que repasa su vida.

En la misma línea, Pamela recuerda que su padre era un jugador de póker, además de ser alcohólico. Así, entre él y su madre, había discusiones y peleas que repercutieron en la actriz. Ella le solía decir a Pamela: “Soy un mal ejemplo, tu padre es un imbécil, pero lo quiero. Tú no quieres a esos imbéciles, ellos tampoco te quieren como me quiere tu padre. Deshazte de ellos”.

Hasta ahora, Anderson se ha divorciado en cinco ocasiones. Este vaivén permanente la llevó hasta hace poco, asentarse nuevamente en Vancouver Island, Columbia Británica, el lugar donde se crio con su familia.

“Fue una manera de realmente mirar mi vida y recordar quién era yo. No lo que otras personas me decían que era”, declaró a la revista Women’s Wear Daily. “No sé qué sucedió durante las últimas décadas, pero ahora me siento muy alejada de la imagen de quién era”, indicó Anderson.

The Last Showgirl

Con la mente más sosegada, alejada de la imagen de sex symbol, Pamela Anderson suele leer libros de filosofía y escribir poemas.

Entre otras actividades, hoy la actriz se dedica a defender los derechos de los animales, los refugiados y el ambiente.

Además, entre sus amigos se encuentran el director y escritor alemán Werner Herzog, la diseñadora británica Vivienne Westwood y el fotógrafo estadounidense David LaChapelle, recuerda La Nación.

Justo mientras vivía un momento de sanación, vino el llamado de Gia Coppola que la convocó para protagonizar The Last Showgirl.

En la cinta actúa en compañía de Billie Lourd que interpreta a su hija. Kiernan Shipka y Brenda Song son las compañeras de Shelley, mientras Dave Bautista tiene el papel del encargado de la sala de espectáculos y Jamie Lee Curtis da vida a una camarera de casino.

Todo un reparto a disposición de Pamela Anderson, una propuesta que sería impensada años atrás.

En el papel, Anderson imita a la perfección a Shelley, quien funciona como un alter ego de su propia vida. “Gran parte de mi carrera ha dependido de mi físico y esa ha sido una de las razones para hacer este experimento conmigo misma”, según recoge La Vanguardia.

Finalmente, Anderson expresa que esta actuación le dio una vitalidad en pantalla y en su propia vida. “Me hizo quitarme capas, recordar quién soy, no dejarme definir por los demás o por lo que la gente espera de mí, no amargarme y mantener la alegría de trabajar en este negocio”.