La historia de Sixto Rodríguez, el músico que falleció hace poco más de un año a los 81 años, es tan inesperada como exitosa.
Vivió en Detroit, al noeste de Estados Unidos, ciudad a la que llegaron sus padres, migrantes mexicanos que tuvieron que sumergirse en una cultura de mezclas raciales y luchas sindicales.
En medio de todo este nuevo sistema social, Sixto intentó hacer un camino en la música, sin mucho éxito, por lo que la construcción, el trabajo en el que siempre estuvo, se transformó en su sustento y su refugio.
Todo hasta que un día se dio cuenta de que las canciones que alguna vez había grabado y no lograron ser éxito en Estados Unidos, sí lo habían sido en otros continentes.
En ese momento, la vida de Sixto Rodríguez cambió para siempre.
Sixto Rodríguez: ser un hijo de migrantes en Estados Unidos
La historia de Sixto Rodríguez es digna de un guion en Hollywood, pero, probablemente, a Hollywood nunca se le habría ocurrido una historia tan surreal como la de este cantante.
Su carrera como cantante comenzó en Detroit, a finales de los años sesenta, cuando su “folk rock” que para muchos sonaba como el de Bob Dylan, mientras tocaba de espaldas al público.
Llamó la atención del productor Harry Balk, quien le ofreció un contrato para grabar “Cold Fact”, un álbum que saldría en 1970, consigna The New York Times.
Rod Riguez era el nombre que usó para lanzar “Sugar Man”, un tema que casi pasó desapercibido en Estados Unidos, al igual que el disco. Sin embargo, esto no impidió que “Rod” lo intentara nuevamente.
Para 1971, “Coming From Reality”, su nuevo disco, salió a la luz con una similar recepción y la carrera musical de Sixto Rodríguez terminaba ahí.
Volvió a su vida de obrero y oficinista en Detroit, aunque continuó tocando en bares e incluso, aspiró a cargos políticos.
Sin embargo, algo que Sixto Rodríguez no sabía era que si bien en Norteamérica no logró el éxito que anhelaba, en otros continentes, muy lejos de su querido Detroit, la historia era completamente distinta.
Nadie es profeta en su tierra
Mientras Sixto Rodríguez se dedicaba a construir, demoler y renovar casas para vivir modestamente junto a su familia, las cosas eran muy diferentes en Sudáfrica.
Stephen Segerman, el dueño de una tienda de discos en Sudáfrica, escuchó las canciones de Rodríguez cuando fue reclutado por el ejército de su país.
Estas hablaban de desigualdad social, racial, económica, política y muchos otros temas que hicieron sentido con los jóvenes sudafricanos blancos que se oponían tanto al apartheid como a la moral que prevalecía en ese momento.
“La música de Rodríguez fue para nosotros lo que Hendrix y los Doors fueron para los muchachos en Vietnam”, declaró a The New York Times.
“A mitad de los setenta, si entrabas a cualquier casa liberal, blanca de clase media, que tuviera un tocadiscos y un montón de discos de pop, revisabas los discos y siempre hallabas Abbey Road de los Beatles y Bridge Over Troubled Water de Simon y Garfunkel y siempre estaba Cold Fact de Rodríguez. Para nosotros fue uno de los discos más famosos de todos los tiempos. Su mensaje era: ‘Sé antiestablishment’”.
Sin embargo, nadie conocía a Sixto Rodríguez, aunque su música se escuchaba en todo el país, se rumoreaba que estaba muerto, aunque la realidad era muy distinta.
A la búsqueda de “Sugar man”
No solo Sudáfrica vibraba con las canciones de Sixto Rodríguez, también Australia y Nueva Zelanda.
“Rodríguez es tan popular como Elvis o los Rolling Stones. Hay quien se tatúa las portadas de sus discos. Incluso corrían rumores sobre su muerte, cometiendo suicidio sobre un escenario (por ahí, por cierto, comenzó la investigación del documental que rescató su figura: no estaba muerto). Su música se convirtió en una inspiración para el movimiento antiapartheid”, señaló El País.
Sin embargo, era una época antes de las redes sociales o el internet, incluso por lo que encontrarlo era un trabajo complejo, pero no imposible.
Eso motivó a Stephen Segerman, el dueño de la tienda de discos que hizo popular su música, junto a Craig Bartholomew-Strydom, un periodista que también buscaba a Rodríguez, a mediados de la década de los 90 se decidieran a buscarlo.
Así es como llegaron a Detroit para contarle a Sixto Rodríguez que su música, una que casi fue despreciada en Estados Unidos, era un éxito en Sudáfrica, tanto que identificaba a una generación completa que encontraba refugio en sus letras.
Aunque el cantante seguía con su apacible vida en Detroit, se atrevió a confirmar que esto era cierto, y más de 20 años después de haber sacado sus discos, realizó su primera gira en Sudáfrica en 1998, con seis conciertos agotados en coliseos para 5 mil personas.
“Era raro ver a todas esas caras blancas y relucientes y que todas se supieran cada una de las letras de mis canciones”, comentó en entrevista con Sunday Telegraph.
Sin embargo, “Sugar man”, como lo llamaban por su canción, no tocó solo en Sudáfrica, también estuvo en Australia, Inglaterra, Suecia y otros países.
El documental de Sixto Rodríguez
La historia de Sixto Rodríguez resultó tan increíble que se llevó a un documental en 2012, “Searching for Sugar Man”, dirigido por el sueco Malik Bendjelloul, recoge la historia del cantante que era famoso en el mundo, pero no lo sabía.
“Esta fue la historia más grandiosa, más asombrosa y verdadera que jamás había escuchado, un cuento de hadas casi arquetípico… Es una historia perfecta. Tiene el elemento humano, el aspecto musical, una resurrección y una historia de detectives”, señaló Bendjelloul.
Enfocado en la búsqueda de Segerman y Bartholomew-Strydom, la obra cuenta cómo estos hombres encontraron a este músico perdido en el mundo, incluyendo una entrevista al mismo Rodríguez, como le gustaba que lo llamaran.
Sin embargo, su humildad seguía latente. Aunque participó de algunas giras y asistió al lanzamiento el documental en The Hamptons, cuando el documental ganó el Oscar, no quiso asistir a la ceremonia porque no quería tomar ningún crédito de la creación de otros.
Eso, porque, como el mismo dijo, su historia “Es de mendigo a mendigo y eso me alegra. Mientras otra gente vive en un mundo artificial, yo vivo en el mundo real. Y nada le gana a la realidad”.
Sixto Rodríguez falleció el 9 de agosto de 2023, dejando a sus tres hijas, Sandra, Eva y Regan y su familia.