“You got me begging you for mercy (Yeah, yeah, yeah), Why won’t you release me?…”, así comienza el coro de “Mercy”, el single que elevó a la cantante Duffy a la categoría de estrella mundial.
Era 2008, la canción se metió en todos los rankings de la época y no salió en semanas, posicionando a la galesa como la posible sucesora de Amy Winehouse, que vivía sus momentos de gloria en esos años.
Solo tenía 23 años y una carrera de éxitos por delante. Con su estilo que ahora podríamos llamar “coquette”, Duffy se dedicó a conquistar a todos los que escuchaban su música.
Sin embargo, un día de 2010 la cantante desapareció y nunca más se supo de ella. Pasó de ser la gran promesa al olvido, porque simplemente aunque tenía una carrera meteórica, de un día a otro se extinguió.
Lo que ocurrió es una de las historias más terribles que contaron cantantes durante los últimos años, una que se suma a la serie de dramáticos eventos que ocurrieron en su infancia y adolescencia.
La difícil adolescencia de Duffy
Aimee Anne Duffy es el nombre de la cantante que nació en Nefyn, un pequeño poblado de Gales, donde se crió con su gemela Katy y su hermana mayor, Kelly.
Aquí es donde la cantante comenzó a vivir una serie de eventos que marcarían su vida, una que nunca fue tan feliz.
Cuando tenía 6 años sus padres anunciaron que se divorciarían, una decisión que demoró 4 años en concretarse, porque las niñas lloraron tanto que la pareja permaneció unida, consignó Infobae.
Cuando definitivamente sus padres se separaron, ella y sus hermanas se mudaron a Pembrokeshire, una ciudad que está a 4 horas de distancia en auto de su ciudad natal.
Aquí comenzó otro calvario. Su madre, Joyce, se unió a Philip Smith, un comerciante agrícola que le ganó a su exesposa, Dawn Watson, la tuición de sus hijos, lo que provocó que la mujer pagara para que lo mataran.
Tenía 14 años y tuvo que arrancar a una casa segura para evitar que mataran a su padrastro. “Estaba tan aterrorizada. Me sentí muy mal”, confesó a The Sun, indicando que el lugar era claustrofóbico y aislante.
A los 15 años decidió salir de ahí y volver con su padre. Esto generó que sus hermanas y su madre no le hablaran por un año aproximadamente, mientras que ella se reveló y tuvo un periodo de borracheras y excesos, consignó Daily Star.
“De los 15 a los 18 años, hice de todo: perforar mi cuerpo, ir a fiestas en la playa durante 48 horas, robar el bote de alguien por la noche y remar de un lugar a otro cuando estábamos borrachos”, confesó la cantante.
Transformándose en promesa
Luego de los años rudos de su adolescencia, Duffy se trasladó a la Universidad de Chester, en Inglaterra. Pronto dejaría los estudios por su pasión, la música.
En 2003 dio un salto al participar en Wawffactor, un exitoso programa de talento gales. Quedó en segundo lugar y para muchos eso es sinónimo de éxito, sino pregúntenle a David Bisbal o Cami.
El caso de Duffy es similar, impresionó a Owen Powell, uno de los jueces que la apadrinó hasta que firmó un contrato en 2007 para lanzar su primer disco.
Rockferry se lanzó en 2008, donde “Mercy”, la canción que te contamos al principio, se instaló en todos los rankings del mundo y Duffy daba el paso a ser cantante de talla mundial.
Las cosas mejoraban para Duffy. Volvía a tener una relación con sus hermanas, quienes trabajaban y vivían con ella en el mismo edificio.
Logró estar en “Saturday Night Live”, pasearse por distintos festivales y ganar premios. Se llevó el Grammy a “Mejor Álbum de Pop Vocal” en 2009, tras ser nominada también en las categorías “Mejor Artista Nuevo” y “Mejor interpretación vocal pop femenina”.
Ese año arrasó en los Premios Brit llevándose a casa los premios a “Artista Femenina”, “Álbum Británico” y “Breakthrough Act”.
A eso se suma su relación con Michael Phillips, un jugador de rugby galés que dicen es el amor de su vida. De él mencionó: “es endiabladamente guapo, y descarado, y lo disfruto mucho, como un regalo”.
Violada, drogada y secuestrada: el calvario de la cantante Duffy
La vida de Duffy iba perfecta, una carrera promisoria y por sobre todo, buenos momentos que hacían mucho mejor la vida de la cantante.
Sin embargo, todo cambió y desapareció en 2010 de la escena pública. Ese año lanzó Endlessly, un álbum que para muchos resultó ser un fracaso, terminó con su novio y se alejó de todos.
10 años después, la cantante contó lo que ocurrió. El día de su cumpleaños la drogaron, llevaron a otro país (que no especificó) y secuestraron por 4 semanas en las que también la violaron.
Lo relató en una extensa carta que publicó en su sitio web Duffywords.com, donde señaló “No recuerdo haberme subido al avión y me desperté en el asiento trasero de un vehículo en marcha. Me encerraron en una habitación de hotel y el responsable regresó y me violó”.
Añadiendo luego: “recuerdo el dolor después de que sucediera y haber tratado de mantenerme despierta. Estuve atrapada con él otro día entero; no me miraba, me obligaba a caminar detrás suyo. Estaba consciente y encerrada en mí misma. Él podía haberse deshecho de mí en cualquier momento”.
La cantante Duffy confesó que esos días sintió una “presencia” que la ayudó a mantenerse viva cuando no se atrevía a huir porque no tenía dinero, pero porque también temía que su agresor alertara a la policía y la buscaran como persona desaparecida.
La cantante Duffy escapó y se desató otro infierno
Duffy contó que luego de que la sacaran del país y la encerrara en un hotel, volvió a su casa, donde el agresor la mantuvo las 4 semanas hasta que logró escapar, consignó El Mundo.
“Después de que todo terminara, uno de mis conocidos se pasó por casa y me vio en el balcón, con la mirada perdida y envuelta en una manta. Yo no me acordaba de haber llegado hasta allí. Esa misma persona me dijo que estaba amarilla y que parecía una muerta; estaba claramente asustado por mí, pero no quería interferir porque nunca había visto nada parecido”, relató.
Tras ese episodio macabro de su vida, se retiró de la vida musical. Luego de que muchos le recomendaran que guardara silencio para “no arruinar su carrera” o enfrentar las dudas del público, aunque su agresor seguiría libre, según dio a entender.
Era tanta la presión que hasta pensó en cambiar de identidad, señalando que se cerró y no logró tener relaciones sentimentales desde ese momento, además de abandonar el contacto con su familia y cercanos.
“Lo que pasó no fue solo un crimen contra mí, contra mi vida, y un acto de violencia que casi me mata, también le arrebató algo muy importante a otras personas. No volví a ser la misma Duffy durante mucho tiempo”, indicó la cantante.
10 años para contar su verdad y volver a cantar
Duffy se demoró 10 años en contar públicamente su historia, una que sólo denunció a la policía cuando la amenazaron con “contar” su historia y la chantajearon; y también cuando tres hombres entraron a robar a su hogar.
Sí indicó que la primera persona con quien habló es una psicóloga que la acompañó en todo el proceso de sanación y gracias a quien, literalmente, no se suicidó.
Compartió su historia 10 años después de lo que ocurrió, luego de huir por años de su agresor y cambiar de hogar, buscando seguridad. Incluso, una de sus casas en Kensington se quemó en 2012 indicó Daily Mail.
Por lo mismo, destacó “Estoy compartiendo esto porque vivimos en un mundo herido y ya no me avergüenzo de que algo me haya lastimado profundamente”, agregando: “Creo que si hablas desde el corazón que llevas dentro de ti, el corazón de los demás responderá. Por más oscura que sea mi historia, hablo desde mi corazón, por mi vida y por la vida de otros que han sufrido lo mismo”.
Ese mismo año, semanas después de su confesión, la cantante Duffy sorprendió con “Something beautifull”, una nueva canción que recupera su sonido en Rockferry.
Muchos pensaron que volvería a la música post pandemia, sin embargo, Duffy sigue retirada y no volvió a hablar públicamente de su carrera, lo que le ocurrió o si algún día se volverá a parar en un escenario.
La vez que la cantante Duffy habló
Aunque sí tuvo palabras para Netflix por su película “365 días”, señalando que “glamoriza la brutal realidad del tráfico sexual, el secuestro y la violación”.
“Me entristece que Netflix proporcione una plataforma para ese ‘cine’ que erotiza el secuestro y distorsiona la violencia sexual y el tráfico como una película ‘sexy’. No puedo imaginar cómo Netflix podría pasar por alto lo descuidado, insensible y peligroso que es esto”, consignó.