De nuevo el nombre de Gustavo Cerati y Soda Stereo concita atención por la nueva biografía del cantante argentino. Si bien el trabajo salió el 1 de mayo pasado, el autor Sergio Marchi, habló con Perfil sobre su último libro que demoró tres años de trabajo.
En este caso, solo Laura, una de las hermanas de Cerati, aparece a lo largo de esta biografía de 47 capítulos, donde hablaron músicos, amigos, sonidistas y managers que compartieron el trayecto con el vocalista de Soda Stereo.
Respecto a su labor periodística, el autor, que hizo también los libros dedicados a Charly García, Pappo y Luis Alberto Spinetta, reconoció que sus hallazgos se deben a un método donde “las asociaciones” le permiten conocer detalles que nadie había visto.
“Ahora, cuando empiezas a investigar bien, te das cuenta de que alguien te tira algo que te despierta otra cosa que se asocia con otra”, enfatizó.
Los secretos de Soda Stereo
Mientras que su investigación se vio entorpecida por la negativa de Zeta Bosio y de Charly Alberti y de la familia del cantante de Soda de colaborar, Marchi, es tajante en definir el gran problema que tenía la banda.
“El problema era que ni Charly Alberti ni Zeta Bosio componían. Por ahí enriquecían algo y Gustavo les daba el derecho de autor, pero no todo lo que ellos querían. Gustavo con el tiempo empezó a controlar cada vez más todo. Empezó a grabar solo con una porta estudio y llevaba los temas armados a la sala. Ese es un punto que solo ellos tres conocían y de cuánto aportó cada uno en cada tema”, reveló.
Al mismo tiempo, sin eufemismos, el autor explicó que los discos solistas de Cerati, son una prueba viviente, que el talento de crear composiciones era exclusivo de Gustavo, como fueron sus temas Tabú, Medium y Déjà vu.
“Pero me da la impresión que ni Zeta ni Charly fueron decisivos. Viendo lo que hizo Gustavo durante Soda y lo que pasó después, creo que está muy claro. El 90 por ciento de Soda era Gustavo”, confesó.
Pero, ¿cómo fue la conversación con los otros integrantes de Soda Stereo?. Sergio Marchi declaró que no hubo “mala onda” por su negativa de hablar.
“Ellos no hablaron porque entiendo que se dijeron: ‘No le contemos a nadie lo que sabemos por qué es la última carta que tenemos’, dijo.
“Los conozco de toda la vida. No hubo mala onda. Entiendo perfectamente su postura. Pero me hubiera gustado tenerlos como material de consulta sobre algunos temas porque así hubiera sido más pareja la balanza”, finalizó.