Pese a que ya se consideraba un hecho la infidelidad de Carlos con Camilla Parker, la filtración de una llamada entre ambos acabó confirmando su relación a finales de los 80.

Si bien muchos conocen la historia de amor de la difunta princesa Diana, que acabó entre los flashes de la prensa y las sombras de la infidelidad de su exesposo, el ahora Rey Carlos III, existen otros que desconocen el escándalo que confirmó oficialmente su romance con Camilla y, de paso, casi le cuesta la corona: El Camillagate.

Dicho caso, conocido también como el Tampongate, explotó en 1993, un mes después de que se informara la separación de Carlos y Diana. Específicamente, se trata de la filtración de una llamada privada entre Carlos y Camilla de 1989, cuando el príncipe seguía casado con Diana.

Sin embargo, no fue la infidelidad o el romance lo que provocó el escándalo, sino que la charla erótica tenía al príncipe soñando con ser la ropa interior de Camilla e incluso, su tampón.

“No puedo soportar un domingo por la noche sin ti (…) No puedo comenzar la semana sin ti”, menciona Camilla en la grabación, en un tono de romance mientras comenta lo mucho que extraña a su amado.

“¿Y qué hay de mí? El problema es que te necesito varias veces a la semana”, le respondió Carlos.

“Yo también. Toda la semana, todo el tiempo”, replicó Camilla.

“Dios mío. Si pudiera vivir metido en tus pantalones o algo así sería mucho más fácil”, se le escucha decir al entonces príncipe, momento en donde Camilla aprovecha el momento para bromear.

“¿En qué te vas a convertir? ¿En unos calzones? Vaya, ¿así que te vas a convertir en unas bragas?”, menciona entre risas.

“O, Dios no lo quiera, en un tampón. ¡Esa sería mi suerte!”, ríe el ahora monarca, a lo que continúa bromeando con el mismo tema. En esa rama, Camilla le recomienda poder ser una caja de tampones, para que pueda usarlo más de una vez.

La pareja también hablaba de lo mucho que le gustaría estar uno al lado del otro, de qué tan desesperadamente se necesitan y que una de las empleadas del príncipe estaba enamorada de él. Según Camilla, la mujer incluso habría estado celosa de ella.

Aquella conversación continúa sobre cuándo podrían volver a verse y se ponen de acuerdo para volver a comunicarse a la mañana siguiente antes del cumpleaños del hijo de Parker Bowles.

La llamada termina con ambos diciendo que se aman y que están orgullosos el uno del otro, además de un interminable intercambio de adiós y amenazas de broma con cortar el teléfono.

Un escándalo que casi costó el trono

Sin embargo, el audio no solo fue motivo de vergüenza para Carlos, sino que escaló a ser un escándalo en el Palacio de Buckingham e hizo que todos los planes de Carlos por ser rey se vieran en el ojo del huracán.

“La reacción fue salvaje. Figuras que normalmente eran leales al futuro Rey y al país se horrorizaron, y algunos cuestionaron la idoneidad del Príncipe para gobernar”, comentó Ken Wharfe, el guardaespalda de la princesa Diana, al diario inglés Indpendient.

Los dibujantes lo satirizaron en la prensa. Una caricatura, en la que aparecía hablando sucio a sus plantas, divirtió especialmente a la princesa, que se derrumbó y se rio al verla”, agregó.

La polémica llegó justo un año después de una visita de Carlos y Diana a India, donde él se rehusó a posar junto a su esposa frente al mausoleo del Taj Mahal, un monumento de amor del emperador Shah Jahan a su esposa favorita, Mumtaz Mahal.

Diana: el goce por la desgracia ajena

Aunque se dice que la filtración de la llamada entre Carlos y Camilla la realizó un fanático de la radio de alta frecuencia usando un dispositivo de escaneo de alta tecnología, hasta el día de hoy no se conoce el nombre del responsable. Sin embargo, desde que apareció la grabación en 1993, muchos responsabilizaron a Lady Di.

No obstante Wharfe, aseguró en su libro Guarding Diana: Protecting The Princess Around The World que Diana estaba realmente impactada con la filtración.

“Ella me dijo que había quedado realmente conmocionada por algunos de los comentarios, en particular la referencia del tampón del Príncipe. ‘Simplemente está enfermo’, dijo repetidas veces”, escribió Wharfe.

Pero a pesar del shock inicial, una parte de la princesa también estaba contenta con lo ocurrido, pues pensaba que era justicia divina. “Game, set and match”, habría dicho, haciendo referencia al término usado en el tenis para finalizar un partido.