No cabe duda que uno de los momentos de mayor fama internacional que tuvo Lisa Marie Presley, fallecida este jueves a los 54 años, fue el matrimonio que concretó con Michael Jackson en 1994, el cual se extendió por apenas 20 meses.
Por mucho tiempo la prensa en Estados Unidos aseguró que, aquel enlace, se trató de una pantalla para cubrir incipientes denuncias de pedofilia hacia Jackson. No obstante, incluso cuando estaban separados, ella aseguró que fue una relación intensa.
Lo cierto es que ambos se conocieron en 1974 en Las Vegas. Coincidieron una noche en que Elvis Presley y los Jackson 5 se presentaron en aquella ciudad. Por ese entonces Michael era el ídolo de una pequeña Lisa Marie.
Se dice que la joven vio a Michael Jackson en varios conciertos hasta que, en 1994, confirmaron en un escueto comunicado que se habían casado en República Dominicana, para después afincarse en Neverland.
De acuerdo a lo que expone Vanity Fair, el matrimonio nunca fue del agrado de las familias. Por un lado, Priscilla Presley aseguraba que “parecía algo organizado”, aunque dejó en claro que apoyaría la decisión de su hija.
Por otra parte, el Clan Jackson veía con lejanía aquel enlace, algunos pensando en que Lisa Marie quería aprovecharse de la fama del, en ese entonces, ‘Rey del Pop’.
Lisa Marie Presley y Michael Jackson
Por su parte, los principales tabloides de EEUU aseguraban que era la “tapadera perfecta” en medio de los primeros escándalos de pedofilia en torno a Michael Jackson.
Las apariciones de ambos fueron pocas, una de las más rimbombantes ocurrió en la alfombra roja de los MTV Awards de 1994. Posteriormente dieron algunas entrevistas y se dejaron ver en espacios públicos.
Todo aquello se dio en medio de rumores que aseguraban que Jackson incluso quería quedarse con el catálogo de Elvis Presley, por lo que habría utilizado a su hija. Con el paso del tiempo aquello fue negado.
Respecto al divorcio, una de las versiones más aceptadas asegura que Lisa Marie presentó una demanda en esta materia, debido a que no soportaba las adicciones de Jackson, ya que “le recordaban a su propio padre”.
Aquella situación se resolvió con cierta rapidez y ambos quedaron divorciados en enero de 1996. Para la prensa, aquel fue el “matrimonio que nadie creyó”.