Lady Di, fallecida hace 24 años el 31 de agosto de 1997, buscó irse a vivir al estado de California, en Estados Unidos, previo al accidente de tránsito que le quitó la vida en un túnel cercano al Puente del Alma en París, Francia.
Así, al menos, lo afirmó Stewart Pearce, coach de voz y confidente de la exesposa del príncipe Carlos al menos en los dos años previos a su muerte.
En conversación con el portal británico Daily Mail, el hombre de 68 años sostuvo que “había una serie de proyectos importantes que se estaban gestando en su conciencia a través de ofertas que le habían ofrecido”. Se refería, en específico, a la construcción de una carrera cinematográfica.
“Una de las mayores oportunidades que ella quería crear era comenzar a desarrollar documentales sobre tres intereses caritativos que luego serían asimilados en las películas más importantes”, agregó.
Por esa razón, aseguró el medio, tenía pensado marcharse con sus dos hijos, los príncipes Harry y William… en el mismo estado que ahora vive el duque de Sussex con su esposa Meghan Markle y sus dos hijos, Archie y la recién nacida Lilibet Diana. Junto a ella también se iría Dodi Al-Fayed, con quien mantuvo una relación hasta su muerte.
El accidente de Lady Di: intentos por salvar su vida
El accidente de Diana, que para ese entonces ya se había divorciado del príncipe Carlos e hijo de la reina Isabel II, ocurrió cerca de la medianoche en París, cuando junto a su pareja era perseguida por paparazzis.
El resultado fue su muerte, la de él y la del conductor del vehículo.
El médico que la trató MonSef Dahman, de 56 años, contó previamente al medio que esa noche fue llamado al Hospital Pitié-Salpêtrière de la ciudad francesa para atender a una “joven mujer” que había sufrido un accidente de tránsito. Él no sabía que se trataba de una de las mujeres más populares del mundo.
No fue hasta que llegó a la sala de urgencias que el médico, en ese momento de 33 años, notó que debía salvar la vida, nada más ni menos, que a la princesa Diana de Gales. Luchó, dijo, duro para salvar su vida.
En el recinto asistencial, Lady Di fue sometida a radiografías que evidenciaban una grave “hemorragia interna” que fue eliminada con un drenaje de su tórax, que no detuvo la hemorragia. Para ese entonces, a las dos de la madrugada y en medio de una abismal pérdida de sangre, la mujer ya iba por su segundo paro cardíaco.
En una intervención, también de urgencia, notó que su músculo pericardio había resultado dañado. Para ese entonces, habían sacado de su cama al mejor cirujano cardíaco de París, el médico Alain Pavie, quien decidió realizar otra exploración quirúrgica para saber de dónde provenía la pérdida de sangre.
Era, según contó, un desgarro en la vena pulmonar superior izquierda, que fue subsanada. No obstante, ya era tarde.
El corazón de Diana ya había dejado de latir y, a pesar de los persistentes esfuerzos médicos, no lograron reanimarla. “Probamos descargas eléctricas, varias veces y, como había hecho en la sala de emergencias, masaje cardíaco”, recordó el especialista. Insistieron hasta por una hora.
“No pudimos salvarla. Y eso nos afectó mucho”, agregó luego.