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(Artículo 04 del Código Procesal Penal)
Diana de Gales tenía apenas 20 años cuando se casó con el príncipe Carlos, en 1981. El futuro monarca tenía entonces 32 años y la relación se consolidó luego de solo seis citas.
Lo anterior dificultó la comunicación en la pareja, pero también trajo consigo otra serie de problemas que repercutieron fuertemente en el estado emocional y psicológico de la fallecida princesa.
Como es de conocimiento público, Carlos nunca dejó de estar enamorado de Camilla Parker-Bowles y tampoco dejó de verla durante el tiempo en que estuvo casado con Diana, lo que provocó más inseguridades en la madre de William y Harry y -por ende- nuevos conflictos en la familia real británica.
Pero esta no fue la única humillación que el futuro monarca le hizo vivir a Diana durante su tormentosa relación, ya que de acuerdo a un libro recientemente publicado titulado HRH: So Many Thoughts on Royal Style (HRH, abreviación de “Su Alteza Real”: varias ideas sobre el estilo real), de la periodista Elizabeht Holmes, el hijo mayor de la reina Isabel habría aprovechado el gusto por la moda de Diana para avergonzarla en público.
Según declaraciones de la autora a la revista People, “la atención que recibió Diana fue sorprendente al principio para la familia real, y luego una fuente de resentimiento (…) Para Carlos, se puede decir por sus comentarios públicos, la moda es una de las cosas que trató de usar en su contra. Él usó el interés de Diana en la moda para pintarla como superficial o frívola“.
Durante la investigación para su libro, Holmes comentó que saber que la ropa de Diana “fue usada en su contra, fue realmente triste para mí”. La reportera que trabajó por más de una década para el Wall Street Journal, conversó con varios diseñadores y expertos en moda que han trabajado con la familia real, quienes coincidieron en que los atuendos de Diana de Gales fueron icónicos dentro de la monarquía británica.
“Lo que llegué a comprender fue la forma en que ella realmente se deleitaba con la moda e introducía la emoción en la ecuación. Tenía fases muy distintas en su vestimenta y se relacionaba con la tumultuosa vida personal que estaba experimentando”, dijo.
En este contexto, recordó un episodio en que Carlos la hizo pasar una vergüenza en un evento público en 1989. El suceso también fue recogido por el libro The Diana Chronicles (Las crónicas de Diana) de Tina Brown.
En el encuentro, un emir le consultó a Diana qué tenía pensado hacer durante la gira -ella contemplaba visitar una clínica y un centro de niños en situación de discapacidad mental- pero antes de que ella pudiera responder, Carlos dice: “Ir de compras ¿no, cariño?“.
De acuerdo al secretario personal de Diana, Patrick Jephson, “las palabras cayeron en la quietud del mármol como ladrillos en un vidrio. En ese momento, [Diana] se sonrojó, murmuró algo inaudible y se quedó en silencio”.
Holmes también indicó que probablemente varias de las elecciones de sus atuendos fueron pensadas para llamar la atención de Carlos. Tal como ocurrió con el famoso “vestido de la venganza” que usó la misma noche en que se emitió el documental en el que el príncipe admitió haberle sido infiel.
Es evidente que Diana pudo haber respondido con palabras a esa revelación o incluso no decir nada y quedarse en casa pero no, decidió actuar y enviar un mensaje con una de sus mejores armas, su gusto por la moda.
“Eligió un fantástico vestido negro y simplemente cautivó. Las fotos terminaron coincidiendo con la noticia de la infidelidad de su esposo. Para insertarse en la narración, para recuperar su voz sin decir una palabra, simplemente salió del auto con un vestido fantástico. Supo cómo usar moda para llamar la atención”, cerró Holmes.
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