El príncipe Enrique regresó al Reino Unido proveniente de Canadá para comenzar una última serie de apariciones públicas antes de emprender su nueva vida, a poco más de un mes después de anunciar su retirada de la monarquía británica.
El nieto de la reina Isabel II, sexto en el orden de sucesión al trono, llegó a Edimburgo el martes por la noche, según los medios locales.
Este miércoles lanzó allí, con su organización Travalyst, un sistema de clasificación para evaluar el impacto ambiental de los viajes aéreos y las estancias de los turistas.
“Dejó claro que podemos llamarlo Enrique”, afirmó la organizadora del acto.
“Tenemos que trabajar juntos (…) para extender las buenas prácticas que ya se utilizan en todo el mundo”, dijo el duque de Sussex, de 35 años, subrayando que Escocia es “uno de los destinos de más rápido crecimiento en el mundo” y que “está a la vanguardia de un enfoque más sostenible”.
Criticado por haber viajado en el pasado en un jet privado, se defendió en el lanzamiento el pasado otoño de Travalyst afirmando que había pasado “el 99% de (su) vida” utilizando vuelos comerciales, pero que a veces necesitaba que su familia viajara “con seguridad”.
Esta vez, los medios británicos lo mostraron bajándose del tren en la estación de Edimburgo desde Londres, llevando una gorra y un bolso al hombro, tras cruzar el Atlántico en un vuelo comercial.
El viernes, Enrique tiene previsto asistir a una grabación de Jon Bon Jovi en Londres, en los estudios Abbey Road -popularizados por los Beatles- de una canción para los Juegos Invictus, una competición deportiva entre soldados heridos de todo el mundo creada por iniciativa propia.
En un programa de la BBC del martes, el intérprete de Livin’ on a prayer bromeó que Harry es “un artista antes conocido como príncipe”, en referencia al cantante estadounidense Prince, fallecido en abril de 2016, quien en vida se presentó como tal.
A principios de este año, el príncipe y su esposa Meghan, una exactriz estadounidense de 38 años, se mudaron a una lujosa villa en las afueras de Victoria, en la costa oeste de Canadá, con su hijo Archie, nacido en mayo.
Los dos treintañeros que sacudieron la monarquía británica el mes pasado cuando anunciaron su decisión dejarán de ser miembros activos de la familia real a partir del 1 de abril.
La pareja ya no tendrá oficinas en el Palacio de Buckingham, donde reside la reina Isabel II, y solo estará representada por su organización benéfica británica.