Después de un año “movido”, entre los escándalos que salpican a su familia y el Brexit, la reina Isabel II llamará a los británicos, en su tradicional discurso navideño, a superar las divisiones.
Para la soberana de 93 años, 2019 comenzó con un accidente de tráfico de su esposo, el príncipe Felipe, quien lo termina en el hospital. Su hijo Andrés se ha visto involucrado en un escándalo sexual y su nieto Harry ha hecho público su estado de ánimo frente a la presión de los medios de comunicación.
“Pequeños pasos dados en la fe y en la esperanza pueden superar las viejas diferencias y profundas divisiones para traer armonía y comprensión”, según los fragmentos de su discurso revelado antes de su difusión, el 25 de diciembre.
“Por supuesto, el camino no siempre es fácil y a veces este año pudo parecer bastante movido, pero pequeños pasos pueden crear una gran diferencia”, agregó la Reina en un pasaje en el que hace referencia a la vida de Jesucristo.
El llamado de la Reina a la reconciliación llega cuando el Reino Unido se prepara para un momento histórico, con una salida de la Unión Europea programada para el 31 de enero, después de tres años y medio de caos político. Isabel II ha permanecido neutral durante el psicodrama.
En el discurso la Reina se refiere a las conmemoraciones por los 75 años del desembarco de Normandía, cuando “aquellos que fueron enemigos jurados se reunieron para conmemorar a ambos lados del Canal de la Mancha”.
“Queriendo dejar atrás las diferencias del pasado y avanzar juntos, honramos a la libertad y la democracia ganadas para nosotros a un precio tan alto”, agrega.
El desaire
Como breve adelanto del mensaje, la monarca compartió una imagen donde aparece con un árbol de Navidad en el fondo y varios retratos de su familia.
Entre ellos se puede ver a la familia de los duques de Cambridge (Kate Middleton, príncipe William y los príncipes George, Charlotte y Louis), su esposo el príncipe Felipe, su hijo el príncipe Carlos y su padre, el rey Jorge VI.
A diferencia de otras oportunidades, está vez no aparecen los duques de Sussex, Meghan y Harry, lo que desató una gran cantidad de comentarios.
De hecho, algunos especulaban que la Reina estaría enojada con Harry por decidir pasar la Navidad en Canadá, lejos de su familia.
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Por su parte, los duques de Sussex decidieron responder compartiendo su propia tarjeta navideña, donde se le puede ver a ambos con su pequeño hijo Archie.
Un año difícil
Para muchos expertos, la monarquía británica rara vez se ha visto tan sacudida desde la muerte de Diana en París hace más de 20 años.
Quizá lo más bochornoso sea la amistad del príncipe Andrés con el financiero estadounidense Jeffrey Epstein, quien se suicidó en prisión cuando estaba acusado de haber explotado sexualmente a menores de edad durante años.
Una estadounidense acusa al segundo hijo de Isabel II de mantener relaciones sexuales con ella cuando ésta se encontraba bajo la influencia de Jeffrey Epstein.
Él ha intentado defenderse negándolo categóricamente en una entrevista en la BBC. Pero la prensa británica consideró desastrosa su intervención, lo que le llevó a retirarse de la vida pública.
La familia real también tuvo que lidiar con las críticas a Meghan.
El hijo menor del príncipe Carlos terminó demandando a varios diarios sensacionalistas acusados de hostigar a la actriz estadounidense como ya lo habían hecho con su madre Diana. Después de explayarse sobre las dificultades de la vida pública en un documental, la pareja se tomó unas semanas de descanso y pasará la Navidad, la primera de su hijo Archie, en Canadá, lejos de la familia real.
Para terminar el año, el príncipe Felipe, de 98 años, fue hospitalizado el viernes por “problemas preexistentes”. El esposo de la reina, conocido por su carácter impetuoso, tuvo que renunciar en enero a conducir después de haber provocado un accidente, del que salió indemne.
Pese a las dificultades, la Reina y la realeza siguen siendo muy populares. Según un sondeo del Instituto Yougov en otoño, el 80% de los británicos tiene una opinión positiva de Isabel II y el 70% está a favor de la monarquía.
Sin embargo, los escándalos han multiplicado los llamamientos a que la familia real reduzca el número de miembros remunerados por sus funciones de representación.