¿Te imaginas cómo sería ganar un premio, pero que pese a eso ni siquiera te permitan sentarte junto a los demás galardonados y que, por el contrario, debas permanecer apartado…sólo por tu color de piel?
Eso fue lo que vivió una mujer afroamericana, que logró destacarse y obtener un reconocimiento que hasta el momento sólo se le había dado a personas blancas. Todo en plena “era de los linchamientos”, cuando diversas prácticas injustas y abusivas impedían el ascenso social de la población negra de Estados Unidos.
Se trata de Hattie McDaniel, quien en 1940 se convirtió en la primera mujer negra en recibir el máximo reconocimiento de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas: un Óscar.
McDaniel se llevó la estatuilla en la categoría Mejor Actriz de Reparto por su actuación en Lo que el viento se llevó, donde interpretó a Mamita (Mammy), una esclava de carácter fuerte que crió y educó a Scarlett O’Hara, la protagonista.
Hija de esclavos que consiguieron la libertad
Nació en Wichita el 10 de junio de 1895 (aunque algunas fuentes señalan que en 1893) y creció en Denver.
En el libro Hattie McDaniel: Black Ambition, White Hollywood, se explica que su padre, Henry, fue esclavo, pero huyó y peleó en la Guerra Civil. Mientras que su madre, Susan Holbert, fue liberada de la esclavitud y posteriormente se desempeñó como trabajadora doméstica.
McDaniel debió asistir a una escuela en que era una de los dos únicos alumnos de color, de acuerdo al sitio Biography.
Mientras estudiaba comenzó a cantar y actuar profesionalmente en sátiras que se presentaban en el teatro y la iglesia de su comunidad. Posteriormente, en 1909, decidió dejar la escuela para dedicarse completamente a su carrera.
Tras diversos trabajos, en 1930 se fue a Los Angeles y un año después consiguió un papel como extra en un musical y en 1932 interpretó a Mammy Lou en The Golden West.
La humillación…que el viento no se llevó
En 1939 se estrenó Lo que el viento se llevó, película basada en el libro de Margaret Mitchell, y donde Hattie McDaniel actuó junto a Vivian Leigh (Scarlett O’Hara) y Clark Gable (Rhett Butler).
Sin embargo, pese a ser parte importante del film, le impidieron asistir a la premiere realizada en el Loew’s Grand Theatre de Atlanta, al igual que a los demás actores de color, debido a las leyes Jim Crown, que propugnaban la segregación racial.
Ante esta situación, Clark Gable, quien era amigo de McDaniel, amenazó con boicotear el estreno. Sin embargo, ella lo convenció de asistir de todas maneras, consignó ReelRundown.
Por su parte, Margaret Mitchell, según EW, le envió un telegrama en que le decía: “Desearía que hubieses podido escuchar los aplausos”.
Además de no poder ser parte de la premiere sólo por el color de su piel, Hattie McDaniel continuó siendo víctima de la segregación racial en el contexto de la entrega de los premios Óscar.
De acuerdo a The Hollywood Reporter, el lugar donde se celebraba la ceremonia, el Hotel Ambassador, contaba con normas estrictas que no autorizaban la entrada de personas de color a sus instalaciones. Por lo que el productor de Lo que el viento se llevó, David O. Selznick, tuvo que solicitar que hicieran una excepción para que ella pudiese acceder.
Asimismo, durante la ceremonia, no se le permitió sentarse junto a sus compañeros, sino que debió permanecer alejada, en una mesa en la parte trasera del salón.
Pese a esto, Hattie McDaniel avanzó hacia el escenario con la cabeza en alto, afirmó que era uno de los momentos más felices de su vida y manifestó su agradecimiento.
Finalmente, casi entre lágrimas, dijo: “Espero sinceramente servir siempre a mi raza y a la industria cinematográfica (…)Dios los bendiga”.
McDaniel tiene dos estrellas en el Paseo de la Fama de Hollywood y, de acuerdo a Atlanta Voice, fue parte de 300 películas. Sin embargo, sólo se ha acreditado su participación en 94, en 74 de las cuales hizo el papel de sirvienta.
Como si no hubiese bastado con la segregación racial…
Además de tener que lidiar con las barreras y situaciones desagradables que la segregación racial propiciaba, Hattie McDaniel tuvo que enfrentarse a las críticas de su propia gente.
El portal de cine estadounidense IMDB señala que la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP) la atacó durante su carrera, acusándola de perpetuar estereotipos negativos.
No obstante, ella siempre declaró con orgullo haber hecho lo mejor que podía y que no trabajaba para ella misma, sino que consideraba que lo hacía para las futuras generaciones de afroamericanos.
Jill Watts, autora de Hattie McDaniel: Black Ambition, White Hollywood, en conversación con BBC Mundo, afirmó que “la comunidad negra creyó que la Academia había usado a McDaniel como un símbolo para hacer creer que en EE.UU. existía una unificación nacional en plena II Guerra Mundial”.
Watts explicó que a pesar de su complicada situación, Hattie seguía trabajando, ya que consideraba que hacerlo era una forma de activismo y si bien sus amigos le aconsejaban que se retirara de Hollywood si no conseguía mejores papeles, ella insistía en que si se iba “desaparecerían del todo”.
Asimismo, una de las respuestas recurrentes de la actriz cuando era cuestionada por hacer papeles de sirvienta era: “Prefiero actuar de sirvienta y ganar 700 dólares semanales, que ser una sirvienta y ganar 7”.
El último desaire
McDaniel murió en 1952, a los 57 años de edad, producto de un cáncer de mama. Y, aunque durante su vida ganó una batalla legal para poder vivir en un barrio de blancos, tras su fallecimiento no se permitió que fuese enterrada en el cementerio principal de la ciudad, el Hollywood Memorial Park, debido a su color de piel.
Según consignó el sitio Bles, aunque la actriz había pedido expresamente ser enterrada junto a sus colegas en dicho cementerio, debido a la discriminación de que fue objeto hasta el último momento, su familia debió sepultarla en el Angelus-Rosedale Cemetery.
Finalmente, el Hollywood Memorial Park erigió un cenotafio en 1999, donde se puede leer: “Para honrar su último deseo”.