A pesar de la extravagante personalidad que mostraba en el escenario, Freddie Mercury era un hombre reservado con pocos amigos de verdad. De hecho, sólo dos personas lograron conocerlo realmente.
Mary Austin, su novia de juventud, era una de ellas y a quien consideraba su esposa. La otra persona fue Jim Hutton, el hombre con quien pasó sus últimos seis años.
Y aunque Mary y Jim fueron los amores más importantes de su vida, no fueron los únicos. Mercury contaba con una amplia lista de amantes entre los que figuraban hombres y mujeres, muchos de los cuales no tuvieron un gran impacto en su destino, a excepción de una: Barbara Valentin.
Valentin era una actriz de soft porno austriaca comparada con Brigitte Bardot y que incluso trabajó con el director Rainer Werner Fassbinder. Conoció a Freddie en Alemania a principios de los 80, cuando él viajó a Munich para buscar inspiración para su primer álbum en solitario.
Mercury quedó encantado con la ciudad y con Barbara, a quien conoció en una disco gay. La conexión fue inmediata y ambos se hicieron muy amigos.
“Mi madre era una ave nocturna, estaba estrechamente asociada con la escena gay y hablaba inglés con fluidez (…) Ella no sabía nada Queen, no conocía su música, por lo que Freddie era un tipo normal para ella”, señaló la hija de la actriz, Minki Reichardt, al diario alemán Bild.
Bárbara era la antítesis de Mary y se convirtió en la compañera de Freddie para sus intensas noches de excesos.
La actriz era exuberante y con una personalidad fuerte lo que atrajo al cantante. Incluso, según la biógrafa de Freddie, Lesley-Ann Jones, Valentin tuvo una influencia significativa en la vida y en el trabajo de Mercury.
“Ella y Freddie se conocieron en Munich cuando Queen estaba grabando allí en el 84, se enamoraron y establecieron un hogar juntos”, afirmó Jones. “Barbara era el amor de su vida y era como él: eran el espejo el uno del otro. Ella lo complementó de todas las formas imaginables -sexual, psicologica, de todas las formas-. Él la amaba absolutamente”, aseguró Jones al
diario británico The Telegraph.
La hija de la actriz, sin embargo, no está de acuerdo con dicha afirmación y asegura que la pareja no mantenía relaciones sexuales. “Los dos estaban muy cerca uno del otro, a menudo dormían en la misma cama, pero no tenían relaciones sexuales”, sentenció Reichardt que en ese tiempo tenía 17 años.
Según Reichardt, la música de Queen no era de su gusto en ese tiempo, pero calificó a Freddie como un hombre muy educado y generoso. “Por esos días, yo comencé a salir por las noches y, por supuesto, como hacen los adolescentes, le pedí dinero a mi madre. Luego ella le dijo a Freddie: ‘Vamos Freddie, dale algo de dinero’. Freddie buscó en sus ajustados jeans, sacó un billete y lo puso en mi mano. Eso pudo ser un billete de 10 marcos o de 100, él no sabía nada de la moneda alemana y el dinero realmente no le importaba”, señaló.
Pero mientras Mercury y Barbara se divertían, los cercanos al cantante no veían con buenos ojos la relación y culpaban a la mujer de los excesos del músico con las drogas y el alcohol.
Pero las advertencias no le importaron mucho a Freddie, quien incluso escribió una canción para la actriz y la invitó a protagonizar el videoclip. Se trata de It’s A Hard Life, uno de los clips más estrafalarios de la banda, que no dejó muy felices al resto de los integrantes.
Barbara era de mente abierta y logró comprender quién era y lo que Freddie necesitaba realmente, por lo que cuando conoció a otra persona, lo aceptó maduramente y siguieron siendo amigos y confidentes.
“Él estaba con ella, no con Mary Austin, cuando fue diagnosticado con Sida, en 1987. Él pasó todo eso con Barbara, no con Mary. Mary estaba en otra parte, creo que embarazada probablemente”, añadió la biógrafa. “Mary no fue la persona más cercana a él en sus últimos días de vida”, añadió.
Pese a esto, cuando murió Freddie en 1991, Barbara recibió una llamada para pedirle que no asistiera al funeral. “No pude siquiera estar allí para su entierro”, señaló en el libro de Jones, Mercury: An Intimate Biography of Freddie Mercury.
“Después de todo lo que habíamos vivido juntos. El dolor fue terrible. Nunca lo he superado. Nunca había tenido antes un amor como el que compartí con Freddie, y no he vuelto a tenerlo”, agregó.
“Fue el gran amor de mi vida. Sigue siéndolo. 20 mujeres tendrían que vivir cien años cada una para tener lo que tuve yo. Es mejor parar en el momento adecuado. Supongo que eso es lo que él hizo también”, finalizó.
Tras la muerte de Freddie, la mujer siguió viviendo en Alemania junto a su hija, hasta que falleció de un derrame cerebral en 2002.