El estadounidense Stan Lee, quien revolucionó la cultura pop como creador de Marvel Comics de personajes icónicos como Spiderman, los X-Men y Hulk, que pasaron del papel a dominar las pantallas de cine, falleció el lunes a los 95 años.
“Marvel y todo Walt Disney Company saludan la vida y la carrera de Stan Lee y muestran su eterna gratitud por los logros innegables que obtuvo. Cada vez que abran un cómic, Stan estará allí”, escribió Marvel en un comunicado.
“Stan Lee fue tan extraordinario como los personajes que creó. Un verdadero superhéroe para los fanáticos de Marvel en todo el mundo; Stan tenía el poder de inspirar, entretener y conectar a las personas”, expresó Bob Iger, director ejecutivo de Disney Group, que compró Marvel por 4.000 millones de dólares en 2009, lo que permitió que los superhéroes de Lee se convirtieran en estrellas del cine en todo el mundo.
Nacido en Nueva York, Stanley Martin Lieber, falleció el lunes en un hospital de Los Ángeles, después de haber sufrido varias enfermedades en los últimos años, según varios medios estadounidenses especializados en el mundo del entretenimiento, como The Hollywood Reporter.
“Mi padre amaba a sus fanáticos”, dijo su hija J.C. al portal especializado en celebridades de Hollywood TMZ. “Fue el más grande, el hombre más decente”, añadió.
En los años 60, con Marvel, Lee revolucionó el mundo del “cómic” estadounidense y, por repercusión, la cultura popular mundial.
Sus personajes, desde Iron Man hasta Black Panther, se convirtieron en figuras de la industria cinematográfica estadounidense con la que han soñado varias generaciones de seguidores, que elevaron al dibujante a la categoría de semidios.
Personalidades de todos los ámbitos no tardaron en rendirle homenaje, evidencia de la influencia que se granjeó en la cultura popular.
“Descansa en paz, Stan Lee. Los mundos imaginarios y las maravillas que has creado para la humanidad permanecerán para siempre”, dijo el fundador de la empresa estadounidense Tesla, Elon Musk.
“Zeus, dale tu trono. Ahora hay un verdadero jefe entre los dioses”, escribió en Twitter el dibujante de comics francés Joann Sfar.
“El adolescente básico”
Nacido el 28 de diciembre de 1922 en el seno de una familia de migrantes rumanos, Stanley Martin Lieber entró en el mundo de los cómics por accidente, gracias a un tío que le consiguió un puesto en 1939, cuando aún era un adolescente, en Timely Comics, el departamento de historietas de una editorial local y origen de lo que después fue Marvel.
Martin Lieber se dedicó a rellenar los tinteros de los dibujantes y de hacer el café, hasta que en 1941 publicó su primer trabajo. Para preservar su nombre real para obras mas “nobles”, Martin Lieber firmó como Stan Lee.
Lee supo darle al género de los superhéroes un nuevo impulso, con la creación de personajes cuyos superpoderes estaban balanceados por un humanismo conmovedor, lo que provocaba una gran popularidad entre el público por la facilidad para identificarse con ellos.
“Este tipo, Peter Parker, solo quiero que sea el adolescente de base. No se parece a cualquier otro superhéroe musculoso”, explicó en el momento de la creación de Spider-Man.
Conocido por sus gafas de sol y su jersey verde, el escritor se granjeó una popularidad perfecta entre los fanáticos de los cómics y la cultura pop.
El gran público lo conoce gracias a sus cameos en algunas de las películas de Marvel, como en “Avengers: Infinity War”, película que junta a varios de los personajes a los que dio vida, en la que Lee aparece como conductor de autobús.
Lee se convirtió en el embajador de los cómics de Estados Unidos, multiplicando conferencias en universidades y apariciones en convenciones de fanáticos. Tampoco rehusaba aparecer en los eventos del género, donde era reverenciado por sus seguidores.
Los últimos años de su vida estuvieron marcados por varios conflictos judiciales. Inició un proceso contra su exsociedad, POW! Entertaiment antes de abandonar ese litigio.
Una masajista le acusó de agresión sexual, un extremo que él negaba.
En junio, su abogado también reclamó medidas cautelares contra su exasistente. Se dice que el rico nonagenario era víctima de abuso de debilidad.
Su abogado explicó que, en los últimos años de vida, Lee sufría de “pérdida de memoria, problemas de visión y audición” y que era “incapaz de soportar la influencia” ejercida sobre él por su asistente.