Stan Lee, quien falleció este lunes según confirmó su hija al medio norteamericano TMZ, se hizo conocido en la cultura pop no sólo por ser co-creador de varios de los personajes más populares de Marvel Comics, sino también por tener apariciones constantes en practicamente todas las películas adaptadas de esta editorial.
Su legado no es menor: incluye la creación de Spider-Man, el personaje más popular de la “Casa de las Ideas”, además de los Avengers, Iron Man, Hulk, los X-Men, Thor, Ant-Man, Black Panther, los Cuatro Fantásticos, todos parte de una importante oleada de la que es conocida como la “edad de plata” de los cómics. Sin embargo, por ser sólo un empleado de la empresa en aquellos días, no tenía derechos sobre los personajes que creaba.
A sus 95 años de edad, y con varias complicaciones a la salud por las que ya había debido ser internado anteriormente, vaticinaban su despedida. Sin embargo, la causa de su muerte aún no ha sido confirmada.
Según detalló el mismo medio que confirmó su fallecimiento, la leyenda de las viñetas había presentado recientemente cuadros de neumonía y problemas al corazón que le obligaron en su momento a cancelar apariciones importantes en convenciones.
Asimismo, en otro flanco, enfrentaba problemas económicos luego de que millones de dólares “desaparecieran” desde sus cuentas en un presunto robo.
En el ámbito marital, Stan Lee quedó viudo en julio del 2017 cuando falleció su esposa Joan a los 69 años, quien es citada como una de los principales apoyos que recibió el autor para mantenerse en el rubro. Sin embargo, la leyenda del cómic no estaba exenta de problemas familiares, tras conflictos con sus hijos que se habían hecho públicos.
A todo esto se suma un aspecto más cuestionado que llegó a romper parte de la leyenda que se ha construido a su alrededor: una demanda por abuso sexual por parte de una masajista, la que fue presentada en abril pero cuyo final aún no se ha conocido.
Lee también acumulaba otras batallas legales, según detalla The Hollywood Reporter, como la que presentó contra POW! Entertainment, una empresa que él mismo co-fundó en 2001 para trabajar en cine, televisión y videojuegos. Además, acusó haber sido víctima de fraude y abuso por parte de un exadministrador, quien le habría sacado sangre para venderla a fanáticos como un extraño artículo “coleccionable”, además de manipularlo para donar $300.000 dólares a una falsa caridad.