Desde incluso antes de contraer matrimonio, la princesa Diana siempre supo que había otra mujer en el corazón de su esposo, el príncipe Carlos. Pese a los celos, la pareja se casó en una ceremonia vista por millones de personas y que modernizó la realeza británica.
El problema es que el príncipe nunca pudo olvidar a Camilla Parker Bowles, la mujer de la que se enamoró perdidamente a los 23 años, pero que terminó casándose con el exnovio de la hermana de Carlos, la princesa Anna.
Según la biografía autorizada del príncipe, él y Camilla retomaron su relación en 1986, cuando el príncipe William estaba por cumplir cuatro años y Harry tenía sólo dos.
Aunque Diana no lo sabía con certeza, sí sospechaba que su marido tenía un romance extramarital con Camilla, quien siempre se interpuso en su vida de una u otra forma.
La princesa incluso llegó a escuchar varias eróticas conversaciones entre los amantes, una de ellas mientras el hombre estaba encerrado en el baño de su habitación. Lady Di relató esto en una serie de videos diarios que realizó junto a su entrenador de voz Peter Settelen, y que posteriormente dieron lugar al documental Diana: In Her Own Words.
Una de esas conversaciones tuvo lugar en Cheshire, en diciembre de 1989 y terminó desatando un escándalo mundial, conocido como Camillagate.
Un mes después de que se anunciara la separación de los príncipes de Gales, en 1993, la charla de Carlos y Camilla fue filtrada a diversos medios británicos, quienes publicaron palabra por palabra los seis minutos que duró el intercambio.
“No puedo soportar un domingo por la noche sin ti (…) No puedo comenzar la semana sin ti”, es una de las pocas frases románticas que se le escuchó decir a la actual duquesa de Cornwell en las grabaciones, quien poco a poco iba aumentando la intensidad de la conversación.
“¿Y qué pasa conmigo? El problema es que te necesito toda la semana, todo el tiempo. ¡Dios mío! ¡Si pudiera vivir metido en tus pantalones sería mucho más fácil!”, replicó Carlos.
“¿En qué te vas a convertir? ¿En unas bragas? Vaya, ¿Así que te vas a convertir en unas bragas?”, respondió Camilla entre risas, a lo que Carlos agregó: “Dios no lo quiera; en un tampón. ¡Eso estaría bueno!”.
La pareja también hablaba de lo mucho que le gustaría estar uno al lado del otro y que una de las empleadas del príncipe estaba enamorada de él. Según Camilla, la mujer incluso habría estado celosa de ella.
La conversación continúa sobre cuándo podrían volver a verse y se ponen de acuerdo para volver a comunicarse a la mañana siguiente antes del cumpleaños del hijo de Parker Bowles.
La llamada termina con ambos diciendo que se aman y que están orgullosos el uno del otro, además de un interminable intercambio de adiós, al más puro estilo de “cuelga tú. No tú”.
La jugada de Diana
Aunque se dice que la filtración la realizó un fanático de la radio de alta frecuencia usando un dispositivo de escaneo de alta tecnología, hasta el día de hoy no se conoce el nombre del responsable. Sin embargo, desde que apareció la grabación en 1993, muchos responsabilizaron a Lady Di.
No obstante, el guardaespalda de la princesa, Ken Wharfe, aseguró en su libro Guarding Diana: Protecting The Princess Around The World que Diana estaba realmente impactada con la filtración.
“Ella me dijo que había quedado realmente conmocionada por algunos de los comentarios, en particular la referencia del tampón del Príncipe. ‘Simplemente está enfermo’, dijo repetidas veces”, escribió Wharfe.
Pero a pesar del shock inicial, una parte de la princesa también estaba contenta con lo ocurrido pues pensaba que era justicia divina. “Game, set and match”, habría dicho, haciendo referencia al termino usado en el tenis para finalizar un partido.
La filtración provocó un gran escándalo en el palacio de Buckingham, lo que incluso hizo temblar la posibilidad de que Carlos pudiese llegar a convertirse en rey algún día.
“La reacción fue salvaje. Figuras que normalmente eran leales al futuro Rey y al país se horrorizaron, y algunos cuestionaron la idoneidad del Príncipe para gobernar”, comentó Wharfe al diario inglés Indpendent.
“Los dibujantes lo satirizaron en la prensa. Una caricatura, en la que aparecía hablando sucio a sus plantas, divirtió especialmente a la princesa, que se derrumbó y se rió al verla”, agregó.
La polémica llegó justo un año después de una visita de Carlos y Diana a India, donde él se rehusó a posar junto a su esposa frente al mausoleo del Taj Mahal, un monumento de amor del emperador Shah Jahan a su esposa favorita, Mumtaz Mahal.
Las fotos de Diana sentada en el lugar sola y con mirada triste dieron la vuelta al mundo, y revivieron los rumores de crisis de la pareja, los que pronto se confirmarían con un mediático divorcio, donde Carlos se vengaría de su esposa.
Como madre del futuro Rey de Inglaterra, Diana quería mantener el tratamiento de “Su alteza real” (“Her Royal Highness”), incluso la reina Isabel había aceptado esa condición, pero Carlos fue inflexible en este tema y se negó. Esto significó que por protocolo Diana tendría que hacer una reverencia a sus hijos cada vez que los viera en público.